viernes, 18 de marzo de 2011

cuando los analistas pasan papelones

El costo de la alianza con Camioneros

Por Rosendo Fraga
Para lanacion.com

Viernes 18 de marzo de 2011 | 09:43 (actualizado a las 09:43)
En los casi ocho años del kirchnerismo en el poder, Moyano fue su aliado clave en el campo sindical.
Llegó a la secretaría general de la CGT con el apoyo de Kirchner y se mantuvo en el cargo gracias a él, quien evitó su desplazamiento cuando otros sectores del sindicalismo peronista lo intentaron.
Fue a través el dirigente sindical que el oficialismo evitó que los aumentos salariales terminaran en un espiral inflacionario. También gracias a quien mantuvo el control de la calle, un punto sensible para un Gobierno que evita el uso de la fuerza pública para el mantenimiento del orden. Es un socio del poder, dado que todas las subsecretarias del área de transporte están a cargo de dirigentes sindicales provenientes de los gremios del sector, alineados con Moyano.
Pero además fue un aliado político clave. Llegó a la presidencia del decisivo peronismo bonaerense con el apoyo de Kirchner, semanas antes que esta falleciera. Hoy es el vicepresidente del PJ nacional, secundando a Scioli, quien ejerce formalmente la presidencia.
El 23 de marzo se realizan las elecciones en el sindicato de comercio - el que tiene más afiliados del país-, donde un dirigente del peronismo tradicional (Armando Cavalieri), se enfrenta a una lista opositora cuyos apoderados son un hombre de Moyano (Héctor Recalde) y otro de Cristina (Carlos Kunkel). Ello simboliza la alianza entre el titular de la CGT y el kirchnerismo.
Pero Moyano no fue un aliado fácil y las tensiones entre el dirigente camionero y la Casa Rosada fueron frecuentes- aunque no manifiestas- desde la muerte de Néstor Kirchner.
Cuando algunos esperaban una acción de la Justicia argentina contra Moyano en las semanas previas a las elecciones, que permitiera al oficialismo captar votos de clase media con su eventual detención, fue un oficio de la justicia suiza, que investiga a una empresa que supuestamente esta bajo su control (Covelia) por lavado de dinero, lo que precipitó la crisis. El fiscal general suizo pidió que se le envíen las causas judiciales en las que está implicado el dirigente camionero.
Moyano reaccionó con su metodología, convocando a un paro para la madrugada del próximo lunes. La huelga busca que la Justicia argentina no de curso al exhorto de la suiza. Pero no es una acción dirigida solamente contra la justicia, sino una advertencia hacia el poder político, dado que la interacción entre el Ejecutivo y los jueces es intensa en las causas de contenido político. Que sea el juez Norberto Oyarbide quien tenga a su cargo resolver el pedido de la justicia suiza, no reduce las suspicacias políticas, sino que las aumenta.
En su reacción inmediata, Moyano buscó un terreno común con el kirchnerismo, al ubicar a los medios de comunicación como su enemigo. No es nuevo, dado que el dirigente camionero jugó un rol relevante en el conflicto entre el kirchnerismo con los medios de comunicación privados y, sólo semanas atrás, sus militantes bloquearon la distribución de los principales diarios del país.
Pero lo hizo amenazando con medidas coercitivas contra los medios que publiquen información que lo perjudique, lo que implica un costo político importante para el oficialismo nacional.
Cristina enfrenta quizás su disyuntiva más difícil desde que murió Kirchner. Romper la alianza con el dirigente sindical más importante, que fue clave para la gobernabilidad del kirchnerismo, arriesgando problemas en la calle cuando todavía faltan siete meses para la elección, o mantener el pacto, pero al costo de perder consenso en la opinión pública.
En lo inmediato, el sindicato de camioneros -que controla diversas actividades, desde el transporte de granos hasta los camiones de caudales, pasando por la logística que abastece a comercios e industrias-, convocó a un paro para la madrugada del lunes. En las próximas horas, se reunirá la Central del Gremios del Transporte controlada también por el dirigente camionero, quien intentará que la veintena de gremios del transporte aéreo, marítimo y terrestre -incluyendo los ferrocarriles- se sumen a la medida de fuerza. También buscará que la CGT haga lo mismo. Es así como tratará de demostrar que dar curso al exhorto de la justicia suiza implica parar el país.
Sectores del oficialismo pueden haber contemplado romper con Moyano, pero la situación que ahora se plantea se precipitó y no parece haber sido por su decisión.
La política está para eludir dilemas, pero en este caso, parece difícil un camino intermedio.
El autor es director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría

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