Los kirchneristas que se hicieron los rulos
Por Lucrecia Bullrich
De la Redacción de lanacion.com
Viernes 04 de marzo de 2011 | 05:33 (actualizado a las 09:50)
Está claro. La frase va camino a convertirse en un clásico. Es corta, pegadiza, entre antigua, barrial, aplicable a las situaciones más variadas, bien gráfica. Descalifica con contundencia y casi no deja espacio para la respuesta. Ofende, pero no tanto."No se hagan los rulos", dijo Cristina Kirchner en ese tono mezcla de ironía, soberbia y reprimenda escolar que maneja tan bien. Lanzó el mensaje con un único destinatario en mente: los diarios que habían dado cuenta del plan re re eleccionista que se discutió en las usinas del kirchnerismo más acérrimo.
Pero la aguja hipodérmica ya no pica. El emisor ya no puede prever el impacto de sus mensajes en la audiencia y, menos aún, evitar que sus palabras escapen del plan maestro y terminen volviéndose en contra. Algo así le pasó a Cristina Kirchner el martes. Les pidió a los diarios que no se hicieran los rulos, pero quienes más "se hicieron los rulos" en los últimos días fueron hombres y mujeres de su tropa.
Después de una semana marcada por los "deslices" de la agencia Télam (un cable en el que se filtraron insultos a la oposición y otro según el que Trípoli estaba "en paz"), los últimos siete días dieron nuevas muestras de ese cristinismo tan pero tan militante que termina volviéndose fuego amigo.

¿Quién sino Diana Conti hizo más por amplificar los titulares que hicieron reír a Cristina Kirchner? ¿Quién habló de " eternidad ", y no para aludir al mentado "modelo", sino para pedir una presidenta inmortal? El humor negro del que la jefa del Estado se quejó en plena asamblea legislativa fue, paradójicamente, obra del kirchnerismo.
Conti recibió el reto y la disculpa a la vez. La Presidenta primero le enrostró (sutil, desde ya) su pasado frepasista y aliancista ("Hay compañeras que ahora me quieren un poquito más que antes", le dijo). Enseguida le regaló una sonrisa cómplice. Esa noche, la diputada pasó por 678 para pasar la amarga página de una vez. "Bajé la guardia. Estuve tonta", dijo. "No debí hacerme los rulos", pudo haber agregado.
Pasado el incidente, aunque no así sus derivaciones, vale detenerse en algunas cuestiones que parecen laterales, pero hacen a su esencia y sirven para ubicarlo en perspectiva.
Conti habla por su cuenta, claro. Le gusta "elucubrar miles de cosas", como ella misma admitió en la entrevista con el dócil panel de Canal 7. Pero eso no puede hacer perder de vista que la diputada es también una de las principales voceras informales del kirchnerismo más puro. Como lo es Carlos Kunkel y como en su momento lo fue Luis D'Elía. No es la primera vez que la Casa Rosada apela a dirigentes que no están en primer plano para que digan en público lo que varios piensan en privado.
Cómo sea, y más allá de la medida en que el plan de la reelección ilimitada esté o no en mente de Cristina Kirchner, lo cierto es que el Gobierno instaló el debate, aunque más no sea por una semana. Tiempo más que suficiente para evaluar reacciones.
Hay otro dato que no conviene pasar de alto. A la hora de dejar en evidencia la falta de sustento de las especulaciones en torno a su "eternización", la Presidenta no habló de alternancia ni de equilibrio democrático. Sólo hizo una cuenta. Desde ya que la reforma de la Constitución depende en primerísima instancia de un número de legisladores. Pero lejos está de terminar allí el debate. Y menos aún si lo que se pone en juego es el vínculo entre tiempo y poder.
Además, esto tampoco conviene olvidarlo, si hubo un mentor de la reelección ilimitada (además de Carlos Menem), ese fue Néstor Kirchner, padre de la reforma que la instaló en Santa Cruz, una de las únicas tres provincias en las que hoy sobrevive.
Video: «Estuve tonta», dijo Conti
En menos de 24 horas, el ensayista debió desmontar la artillería que él mismo había reunido contra el escritor. "Esta mañana he recibido un llamado de la señora Presidenta en el sentido de afirmar la sustancia, la forma y la pertinencia del debate democrático en todos los planos de su significación", escribió. Otro kirchnerista que intentó dar por cerrado un debate innecesario.
Dos ejemplos de cristinismo exacerbado. Dos cimbronazos que pudieron haberse evitado. Dos muestras de que el enemigo más temible de la Presidenta revista hoy en sus propias filas. Dos demostraciones inequívocas de que la campaña está definitivamente en marcha y de que en la pelea por retener el poder está casi todo permitido. Aun cuando reste más que sumar.
En Twitter: @lbullrich
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