miércoles, 21 de agosto de 2013

Para la UCA, creció el acceso de los chicos a computadoras e Internet

Informe del Barómetro Social de la Infancia de la Universidad Católica Argentina

Para la UCA, creció el acceso de los chicos a computadoras e Internet

En todos los estratos hubo una reducción del déficit, pero de manera dispar, indica el trabajo. Los hogares con adolescentes incorporaron estos servicios en mayor medida que en los que hay solo niños en edad escolar.

  
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Por:
Tiempo Argentino
El acceso de niños y adolescentes a computadoras y servicios de Internet creció en el último tiempo de modo significativo.
Desde el Bicentenario hasta 2012, por ejemplo, el déficit de computadoras en hogares con chicos de entre 5 y 17 años, se redujo un 13,6%, al pasar de 53% a 39,3 por ciento. Del mismo modo, la cobertura del servicio de Internet en esas viviendas superó el año pasado el 45 por ciento.
Sin embargo, más allá de los avances, las desigualdades sociales se pronunciaron en ese mismo período: la brecha digital entre los sectores más bajos y los más altos aumentó de 3,6 a 4,6 veces. Es decir, todos los estratos sociales registraron progresos, pero lo hicieron de manera dispar.
Este es parte del panorama del último informe del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, elaborado por la Universidad Católica Argentina, y que se presentará hoy a las 18:30 en el Auditorio Santa Cecilia del Edificio San Alberto Magno de la UCA (Av. Alicia Moreau de Justo 1500).
Según indica el capítulo dedicado al Derecho a la Información, al que accedió este diario, a fines del año pasado todavía el 67,8% de los chicos de estratos más bajos y el 66,3% de los residentes de espacios urbanos informales, no solía usar Internet, mientras que en el  estrato social medio alto se encontraba en igual situación sólo el 14,8% de los chicos.
"El Estado ha hecho un gran esfuerzo con la creación de planes locales y nacionales. Eso se nota en las estadísticas"; comenzó señalando  Ianina Tuñón, coordinadora del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia.
"Los hogares también han hecho un esfuerzo al adquirir e incorporar de un modo bastante rápido la tecnología, gracias a su mayor capacidad de consumo. Pero las desigualdades persisten y se mantienen, por ejemplo, en la enseñanza –indicó –Tuñón-. El 40% del 25% más pobre no tiene clase de informática, frente al 20% del 25% más rico. Para que esta tecnología sea utilizada por los niños en términos de formación, la escuela tiene que asumir el desafío de que la computadora sea protagonista en las aulas. Son muy pocos los niños que las usan en clase y eso está supeditado a las iniciativas del docente, no a un plan nacional.
El informe de la UCA indica que las computadoras, como el servicio de Internet, fueron incorporados a los hogares adolescentes de un modo más rápido que entre los niños en edad escolar. Esto se explica sobre todo por el Programa Nacional Conectar Igualdad, pero también por la autonomía progresiva de los adolescentes.
“Aún con el plan, no todos los chicos acceden a una computadora. En principio porque Conectar Igualdad se desarrolla en el marco de la escolarización, y uno de los principales retos del país es la permanencia en la escuela secundaria", agregó Tuñón.
Otra observación de la responsable del informe hace a la mayor dificultad de las familias en situación de pobreza para proveerse servicios técnicos y resolver dificultades de distinta índole, sobre todo las relacionadas con los bloqueos de las netbooks entregadas por el Estado.
"Además, está el tema del acceso al servicio de Internet. Este supone una capacidad de consumo más estable. No todos pueden asumir el compromiso de pago mensual. Es muy importante que se amplíen las redes públicas", sugiere Tuñón.  «


de libros y lectura
Más allá del acceso y uso de tecnologías, el Observatorio exploró también el acceso a la lectura de textos impresos y la presencia de libros en los hogares de niños y adolescentes.
La investigación advierte que hubo una leve merma en el déficit de libros durante los primeros tres años del período del Bicentenario, al pasar del 59,1 al 54,2%, es decir, una caída de un 4,9 por ciento.
Estos progresos en el acceso se concentraron en el grupo de escolares, niños y niñas que asisten a la escuela primaria, para quienes esa baja en el déficit alcanzó los 6,7. Para los adolescentes, en cambio, esa cifra se redujo al 2,1.
El progreso en la disponibilidad, sin embargo, no guardó relación con un cambio en el comportamiento del lector: a comienzos de la década, el  49,9% de los chicos no solía leer textos impresos, y ahora, suele no hacerlo el 51,2 por ciento. Esa cifra es menor en la población infantil femenina.
Sobre estas dos variables, acceso y comportamiento lectores, las desigualdades sociales operan de modo diverso.
Mientras que las brechas de desigualdad social en la disponibilidad de libros son regresivas para los chicos en el estrato social más bajo respecto de sus pares del estrato social medio alto en 3,5 veces durante 2012, en el comportamiento lector fue de 1,6 veces.


las otras cifras
 Cuentos: al 31,5% de los niños/as de entre 0 y cuatro años no les suelen contar cuentos ni narrar historias orales, y el 37% de ellos no tenía libros  infantiles en su hogar.
 Libros: la disponibilidad es mayor en las casas donde hay niñas que en donde hay niños. Esto coincide con el comportamiento lector, dado que en las nenas el déficit de este comportamiento es menor que en los varones.
 Cine y teatro: el 65% de los  chicos/as no suele acceder a espacios de recreación (espacios de juego, teatros, cines, espectáculos, conciertos, entre otros); el 59,9% no suele practicar actividad física o deportiva.
 Extracurricular: el 82,6% no realiza actividades artísticas extraescolares. Asimismo, en el grupo de los escolares, el 86,9% no suele concurrir a colonias de vacaciones en verano.
 Maltrato: cerca del 30% de la niñez y adolescencia urbana pertenece a hogares en los que se suele utilizar como modo de enseñar o disciplinar  la violencia física; y el 7,4% vive en hogares donde se hace uso de la agresión verbal.
 

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