En 15 días, el Sampan cumplirá tres años amarrado al puerto
El gran buque que cambió el paisaje local sigue embargado, por lo que pesa sobre el barco una interdicción de navegación. La caída del precio de los fletes internacionales es otra de las trabas.
POSTAL. EL BUQUE LLEVA 35 MESES EN EL PUERTO LOCAL. TODO HARÍA INDICAR QUE SE QUEDARÁ UN BUEN TIEMPO MÁS.
Hipólito Ruiz
Diario UNO Santa Fe
Diario UNO Santa Fe
El próximo 11 de abril se cumplirán tres años del arribo al puerto local del buque Sampan. La llegada del barco generó un gran revuelo en la ciudad porque hacía mucho tiempo que los santafesinos no veían una nave de semejantes dimensiones en la estación fluvial local. Muchos funcionarios sostienen, desde hace casi tres años, que la presencia del buque contribuye a Santa Fe a brindar hacia el mundo una imagen de ciudad puerto y a demostrar que los buques oceánicos pueden superar la barrera invisible que los armadores trazaron en el puerto de San Lorenzo.
Lo cierto es que tres años sin moverse, es mucho. Fuentes consultadas por Diario UNO aseguran que desde hace tiempo hay interesados en comprar el buque, pero todos estarían lejos de lo que pide la empresa Maruba, de capitales argentinos, que es propietaria del barco.
Tal como lo reveló Diario UNO en diciembre de 2012, el motivo de la larga estadía del Sampan en Santa Fe es que sobre el buque pesa un embargo que se trabó a menos de 60 días de llegar la nave de bandera liberiana a la ciudad. Esa medida fue dispuesta por el juzgado nacional de primera instancia en lo Civil y Comercial Federal Nº 9 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a cargo del doctor Alejandro Saint Genez, quien además dictó la interdicción de navegación sobre el Sampan.
Según confirmaron a Diario UNO fuentes judiciales, la situación del buque sigue siendo la misma. Es decir, no se dictó el levantamiento de la interdicción de navegación y el barco, al tener bandera extranjera, no puede zarpar del puerto santafesino hasta que haya una resolución judicial que lo permita. Por ese motivo, hoy es muy difícil imaginarse al puerto local sin el gran buque.
Por otra parte, mover un barco del tamaño del Sampan, de casi 200 metros de largo y 27 de alto, no es tarea sencilla. Más allá de las cuestiones operativas, los trámites administrativos tienen sus tiempos porque se deben cumplimentar diferentes aspectos técnicos y jurídicos.
La bandera liberiana, que le otorga ciertas ventajas impositivas en el comercio internacional, en este caso genera la necesidad de cumplir con ciertos trámites que se les exige a los buques extranjeros. Por ejemplo, por cuestiones de seguridad el buque debe ser revisado por representantes de un registro extranjero, entidad encargada de otorgar los certificados necesarios para poder navegar.
Por otro lado, el Sampan hoy no cuenta con una tripulación que pueda conducirlo a aguas internacionales y los trámites para obtener la autorización del ingreso de los marineros lleva su tiempo. Además, antes de zarpar debería hacerse una revisión para cerciorarse del correcto funcionamiento de la nave. Eso también lleva su tiempo.
Pero también, hay quienes aseguran que la mayor traba es económica. El Sampan, un buque de 1985, que ya tiene restringido el ingreso en varios puertos del mundo por su antigüedad y que tiene un costo operativo importante no es rentable y eso lo deja fuera de competencia con otros barcos más modernos.
La ecuación se terminó de cerrar con la baja rentabilidad de los fletes. El Índice Seco del Báltico es la medida por la que se manejan los fletes oceánicos. Cuando el Sampan llegó a Santa Fe, el índice estaba en 3.780 puntos básicos. Al poco tiempo ese índice pasó a estar en 780 puntos básicos.
Esa caída abrupta hizo que el transporte de granos en un barco tan antiguo, que gasta más combustible y necesita más tripulación que uno moderno, deje de ser una buena opción en el mercado. Hoy, con un barco de menor antigüedad, que consume menos y que tiene menos tripulantes se puede transportar lo mismo que en el Sampan.
Los costos de tripulación y combustible que significarían tener navegando al Sampan son muy superiores a tenerlo amarrado en el puerto de Santa Fe.
Todos esos elementos conforman un panorama muy complicado para la salida del barco en forma inmediata. Para que el Sampan zarpe hay toda una logística que se debe poner en marcha y que lleva su tiempo. Hasta el momento, lo cierto es que nadie sacó su pañuelo del bolsillo para empezar a despedirlo.
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