Cristina Kirchner, el Fantoche, la "madre de los argentinos" y otras frases polémicas por cadena nacional

Al justificar la reducción de los subsidios al gas y al agua, la Presidenta dejó ayer expresiones llamativas, cargadas de recuerdos y anécdotas; de Italia a un alfajor

El discurso de la presidenta Cristina Kirchner de ayer, cuando justificó la reducción de subsidios en el gas y el agua, dejó frases más que llamativas. La jefa de Estado abundó en anécdotas y recuerdos. Desde su madre, Ofelia Wilhelm, que pudo comprar dos aires acondicionados gracias a su jubilación, hasta cómo vivió su atención en el hospital Humberto Primo en Roma, en su último viaje, cuando sufrió un esguince.

 

Cristina Kirchner, ayer, cuando recordó que le regalaron un alfajor Fantoche "mini". Foto: Archivo 

Aires acondicionados. "Mi madre ahora tiene dos aires acondicionados, y no se lo regalé yo porque soy la Presidenta, ni se lo regaló nadie porque es la hija de la Presidenta. Lo pudo comprar porque mejoró la jubilación, que cobra de ella, la jubilación que cobra mi hermana de la provincia de Buenos Aires, y la pensión del orden nacional por parte de mi padre".

La madre del país. "Vamos a hacer un seguimiento de cómo se comportan todos [con respecto a la reducción de subsidios], no porque tengamos ánimos de castigar, ni de perseguir, ni de controlar, ni de vigilar a nadie, simplemente porque queremos cuidar a este hijo. Yo me siento la madre del país, la madre de todos los argentinos; me siento muy responsable de lo que le pasa a los 40 millones de argentinos".

El mini Fantoche. "Hoy le entregué certificado de ese fondo [por el Fonapyme], a los que producen el alfajor Fantoche, inventores mundiales del alfajor triple. Pero no me trajeron triple. Me trajeron el Fantoche mini, porque me dijo el dueño que no me quiere ver gorda. Entonces me dijo que me trajo el mini porque el triple.Yo no sé si fue un piropo o una indirecta".

El esguince y el frío. "Cuando uno va acá a cualquier hospital, a cualquier sanatorio a hacerse una tomografía o una resonancia magnética, cuando entra a la sala hay muchísimo frío. Inclusive nos cubren con una manta porque nos dicen, con justa razón, que tienen que mantener una determinada temperatura fría para que las máquinas no se deterioren. Bueno, en Roma, que el 45 por ciento de su gas proviene de Rusia, hacía más calor adentro, donde me tomaron la resonancia magnética, que en los pasillos, que eran muy anchos. Cuando salí a los pasillos del hospital, me tuve que poner mi abrigo porque me moría de frío en los pasillos y tenía más calor adentro, con la resonancia magnética, que en el pasillo. El uso racional de la energía también nos importa".