Por Mauricio Maronna / La Capital
ANALISIS POLITICO
En busca del número mágico
La cifra mágica del 40 por ciento comienza a desvelar al kirchnerismo, sabedor de que se trata de la única opción para seguir en el poder. Para evitar el ballottage, escenario en que cualquier opción lo da perdidoso, un clásico de la política Argentina pos Pacto de Olivos comienza a bosquejar su importancia sideral: la provincia de Buenos Aires.
La buena imagen y potencial intención de voto del gobernador Daniel Scioli preocupa a Néstor Kirchner hasta al punto de hacerlo cometer errores de principiante, como cuando lo vilipendió en un acto público. Pareció allí que el irascible santacruceño le regalaba a Scioli la puerta de salida, harto de no poder desentrañar el estilo moderado y componedor del ex motonauta.
La desenfrenada búsqueda de nuevos espacios para retener el poder opera siempre en los Kirchner como una prueba de ensayo y error pero, a la vez, desnuda flaquezas en el espacio K. A tal punto que le ceden espacio, territorio y poder a Hugo Moyano, una piedra en el zapato para los barones del conurbano que blasfeman en la intimidad al pacman camionero pero se rinden ante la evidencia.
El sobreviviente. Scioli poco a poco se va convirtiendo en pieza clave para la necesidad extrema del gobierno pero también en objeto del deseo de determinadas constelaciones mediáticas que lucen desesperadas por la debilidad arquitectónica de la oposición. El mandatario bonaerense no se aleja un ápice de su libreto, que, al fin, tan buenas performances le permitió para sobrevivir a Carlos Menem, Eduardo Duhalde y al propio Kirchner. Pocos recuerdan aquella frase del hoy ex kirchnerista Miguel Bonasso cuando Scioli era vicepresidente de la Nación: “No sé si se va a ir, pero va a quedar aislado en un placard”.
Scioli se las ingenió para hacer política desde el placard, y hoy desde la provincia de Buenos Aires amenaza con abrir el closet de cara a las elecciones presidenciales. Sabe mejor que nadie que el desdoblamiento de los comicios sería un cuchillazo en la yugular para la pretensión kirchnerista de seguir en Balcarce 50.
La semana que termina tuvo a Rosario como capital nacional de la oposición. Elisa Carrió, Mauricio Macri, Francisco De Narváez, Alberto Rodríguez Saá y Felipe Solá fueron algunos de los nombres que desembarcaron en la bota, dejando la misma sensación de impotencia a la hora de la pelea individual por el poder. Unos y otros se consuelan diciendo que “en diciembre cambiarán las cosas” y que “de ninguna manera los Kirchner llegarán al 40 por ciento en primera vuelta”.
Sortija opositora. Viéndolos actuar resultan temerarias esas lucubraciones respecto al futuro inmediato. Los opositores parecen embriagados por subirse a una calesita interminable y ganar desde allí la sortija. Si no hay un replanteo de estrategias que, inevitablemente, termine por barajar y dar de nuevo respecto a la cantidad de candidaturas ofrecidas a la sociedad, Néstor o Cristina estarán más cerca del 40 por ciento que alguno de ellos del 30.
Lilita terminó de lanzar al mar cualquier vínculo con el socialismo a la hora de plantear un escenario nacional, y la participación de la Coalición Cívica en el Frente Progresista santafesino está atada con hilos de algodón en medio de la tormenta.
Carencia federal. El acto del Peronismo Federal en Sportivo América con la excusa de homenajear al asesinado jefe de la CGT, José Ignacio Rucci, mostró las carencias cuantitativas del sector a la hora de las potencialidades para pelear en condiciones de igualdad por el poder. La apretada verbal de Felipe Solá a Carlos Reutemann para que se anime a competir por la Presidencia de la Nación grafica y desnuda lo antedicho.
Un dato no debería pasar desapercibido. Por primera vez, desde el obeidismo se blanqueó un voto a los Kirchner en segunda vuelta si en ese estadío no figura un peronista anti K. Lo dijo el diputado provincial Marcelo Gastaldi en un programa periodístico, dando a entender públicamente lo que seis meses atrás nadie se hubiera atrevido. Ahora, desde el reutemismo miran con lupa los silenciosos pasos de Jorge Obeid, quien dice que espera una decisión final de Reutemann para decidir si será candidato a gobernador. Rápidos, desde el Peronismo Federal salen al cruce: “Lo que aguarda son los números de Kirchner”.
Al tiempo que la interna socialista no se cuece al primer hervor, los radicales produjeron ayer en San Lorenzo un acto multitudinario y con la exuberancia dialéctica recuperada made in UCR. Hubo 35 discursos coincidentes en la necesidad de presentar un candidato a gobernador radical, que no es otro que el intendente de la ciudad de Santa Fe, Mario Barletta.
El volver a vivir radical. Como nunca desde que el sueño de la Alianza se transformó en pesadilla los militantes de boina blanca ven cercano su regreso al poder y aseguran estar en plenitud de condiciones para imponer el próximo candidato a gobernador santafesino. La convocatoria de ayer dejó en claro que hay dos candidatos presidenciales en escena, Julio Cobos y Ricardo Alfonsín. El hijo del ex presidente estará la primera semana de octubre en la provincia, visita que llega con expectativa ya que el diputado nacional aún no dio aval público a la postulación de Barletta.
Los aprontes, los gestos y los posicionamientos comienzan a desandar el camino hacia el 2011, año en que sólo se hablará de política y candidaturas.
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