Diez anécdotas de Alfonsín, el padre de la democracia moderna en Argentina
Por: Rodrigo Duarte rduarte@infobae.com
La reciente biografía escrita por Oscar Muiño ofrece un fascinante y pormenorizado racconto de la vida familiar y política del ex presidente y líder radical. En esta nota, algunas de las historias más sorprendentes
En una ceremonia en plena dictadura militar, el general Leopoldo Galtieri, nuevo jefe del Ejército, se despachó con una frase que quedaría en la historia (de la infamia): "Las urnas están bien guardadas". La réplica del líder radical no tardaría en llegar: "Que les vayan pasando el plumero porque nosotros las vamos a llenar de votos".
Alfonsín rechazó a De la Rúa como su compañero de fórmula presidencial
Luego de ser ungido como el candidato radical para las elecciones generales de 1983, dirigentes de su partido buscan convencerlo de que Fernando de la Rúa sea su compañero de fórmula, una manera de apelar a los sectores más conservadores. "Quédense tranquilo que gano solo", fue la respuesta de Alfonsín, quien optaría como vice al ex intendente de Córdoba, Víctor Martínez.
Brandoni estaba tan confiado de su triunfo que apostó un auto
El reconocido actor y ex diputado, de conocida filiación radical, le jugó a un militante comunista un Renault 18 que Alfonsín vencería al candidato peronista, Ítalo Luder. "Después del triunfo, me encuentro con la mujer del apostador en la calle Florida: 'No le vas a cobrar el auto a mi marido'", diría Brandoni al recordar el episodio.
Alfonsín prohíbe pintadas ofensivas hacia Luder
En plena campaña electoral, militantes radicales buscan resaltar el vigor de Alfonsín en contraste con la pasivilidad de Ítalo Luder, su adversario en las elecciones. Las leyendas "Alfonsín macho" y "Alfonsín o Lulú" inundaron los paredones de Capital Federal y Provincia hasta que el ex mandatario se entera y ordena que cubran inmediatamente las pintadas. ¿La razón? "No se puede zamarrear a un rival así".
Alfonsín quería despenalizar el aborto
Entre los proyectos truncos de su presidencia, se encuentra el de la despenalización del aborto, que Alfonsín había concebido antes de llegar a la Casa Rosada. Sin embargo, para evitar un encontronazo con la Iglesia, el mandatario decidió abandonar su idea, que no volvería a ser retomada por ningún presidente argentino hasta la fecha.
Alfonsín pretendía hacer echar a Bilardo antes del Mundial del 86
"Cuándo lo vas a echar a Bilardo?", le preguntó Alfonsín a Rodolfo O Reilly, secretario de Deportes de su gobierno, quien logró convencer al presidente que el entrenador técnico de la selección argentina de fútbol era inamovible estando tan cerca del inicio del campeonato mundial. Alfonsín, fanático de Independiente, pensaba que Bilardo no era una figura con la ética deportiva necesaria para ocupar el puesto.
Quiso formar un club de países deudores llamado G3
Alfonsín, que había recibido de los militares un gobierno insolvente y fuertemente endeudado, buscó armar un frente regional para intentar convencer a los acreedores que era necesario recomponer la economía interna primero antes de cumplir los compromisos. Así surgió el proyecto del G3, un club de deudores que incluía además a Brasil y México. Pero tras la derrota de las legislativas del 87, el proyecto del debilitado gobierno perdió impulso y la idea fue enterrada.
Alfonsín se toma revancha del espionaje de la SIDE criticando a Menem
Una vez fuera del poder, Alfonsín crea la fundación FUALI, el think tank político de línea radical encargado de la edición de la revista Síntesis. Cuando se entera que la línea de teléfono del centro de estudios está intervenida por la SIDE, decide tomar revancha de una particular manera: cada vez que conversa telefónicamente con líderes mundiales, critica en duros términos la gestión del entonces presidente Carlos Menem. "Puteaba para que se enterara el gobierno. Después se reía con nostros, porque sabía que los funcionarios de Menem se desesperaban", recuerda un colaborador.
Alfonsín es salvado de una paliza en pleno asambleísimo en el 2002
Luego de la caída de De la Rúa, y en medio de la debacle económico y social, el prestigio de los políticos estaba en un piso histórico, sintetizado en el lema popular "Que se vayan todos". La hostilidad llegó hasta el propio Alfonsín, quien cada vez que veía una asamblea popular increpaba a los ciudadanos para discutir sobre política. Esta actitud casi le cuesta una paliza en plena Avenida Santa Fe, cuando al tranzarse en una discusión recibe una patada en los tobillos y comienza a forcejear con algunos asambleístas. El ex presidente es salvado por unos jóvenes que pasan por el lugar, quienes lo llevar en auto a su casa.
Nunca abandonó el deseo de volver a ser presidente
Tras haber dejado el poder antes de tiempo, Alfonsín se mantendría como líder de su partido y referente de la política argentina en todo el mundo, pero su verdadera ambición era volver a la Casa Rosada. Pese a nunca aludir a estas intenciones en público, el mítico operador radical Enrique "Coti" Nosiglia lo confirma. "Él sentía que le debía eso a la Argentina. Y que la Argentina se lo debía a él".
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