Miseria y xenofobia en Santa Fe
Por: Octavio Crivaro
En Santa Fe los candidatos comenzaron la campaña electoral corriéndose mutuamente por derecha. Tanto kirchneristas como los falsos socialistas Binner y Bonfatti decidieron sincerar sus propuestas y concepciones, confirmando que son sustancialmente reaccionarias.
Recientemente salieron a la luz las escandalosas declaraciones xenófobas de Binner. El candidato del Frente Progresista (junto a la UCR, valga la contradicción) afirmó que la pobreza de Santa Fe se debe a la afluencia de inmigrantes paraguayos y bolivianos, y de migrantes desde Chaco o desde poblaciones “indígenas” (sic). Parecieron dichos de la derecha macrista o de conservadores de 1920.
Binner, justamente, es responsable de que empresas multinacionales como General Motors y Cargill tengan todo tipo de beneficios impositivos en Santa Fe, mientras miles de trabajadores, tanto argentinos como extranjeros, no cuentan siquiera con los derechos elementales como el acceso a una vivienda, gas natural (mientras se mantiene a la privatizada y asesina Litoral Gas) o un trabajo en blanco. Más de trescientas mil familias en Santa Fe tienen problemas habitacionales, realidad consolidada bajo los Gobiernos de Binner y Bonfatti. Pero el binnerismo prefiere, en lugar de mirar la realidad a los ojos, culpabilizar a los sectores más desposeídos.
Binner dijo, además, que los miembros del pueblo Qom “vienen corridos por la soja”. Esto ya roza el cinismo: ¡justo él se rasga las vestiduras, que cada vez que puede corre a rendir pleitesía a los “capitanes sojeros” de la Mesa de Enlace que los expulsa!
Según los datos del Indec, el 75% de los asalariados en el Gran Rosario sufre la precarización laboral, trabajo en negro o la desocupación. Dentro de este porcentaje, la mayoría de los trabajadores inmigrantes son víctimas de las peores condiciones de explotación. Muchos son esclavizados por empresarios textiles o rurales. Y Binner tiene la caradurez de decir que no sabe “por qué las empresas constructoras eligen obreros de origen paraguayo”.
Del otro lado tenemos a la interna justicialista, que parece un verdadero revival menemista, un tren fantasma neoliberal. Allí el candidato es Jorge Obeid, que fue menemista, luego kirchnerista, después reutemista y amigo de los sojeros, y luego fue nuevamente kirchnerista. Ahora, para no desentonar, Obeid llamó a Reutemann a que se sume a la campaña del peronismo en la provincia, al día siguiente de que el ex Fórmula 1 se reuniese con Massa y la Mesa de Enlace. Estas declaraciones son coherentes, a decir verdad, porque su candidatura es justamente una política para reciclar dentro del PJ a los viejos menemistas, reutemistas y amigos de La Rural. El Turco votó hace poco contra el matrimonio igualitario, y en los 90 fue el padre de la privatización del Banco de Santa Fe. Que no se sorprenda nadie de que tras la segura derrota de los K en octubre, Obeid vuelva a “saltar la tranquera” y volver al redil de Lole. Está en su naturaleza hacerlo.
Las elecciones en Santa Fe ya dejan sacar una conclusión: con Binner, Obeid y Del Sel solo se dirime la interna de los candidatos de la Sociedad Rural, las aceiteras y las cámaras constructoras. Es decir, los grandes empresarios que amasan fortuna con la misma velocidad con la que el pueblo trabajador sufre la precarización laboral y de las condiciones de vida. Frente a esta campaña derechizada, el Frente de Izquierda viene levantando una verdadera agenda de demandas por las que los trabajadores, las mujeres y la juventud luchan todos los días: salario, contra la precarización laboral, vivienda para todos, lograr el derecho al aborto libre y gratuito, etc. No hay forma de luchar por estas soluciones que no implique atacar los intereses de los grandes empresarios, aceiteras y sojeros, que son defendidos con celo por los exponentes de los partidos patronales, mientras se enriquecen, saquean los recursos y contaminan.
El Frente de Izquierda no culpabiliza a los pobres, como hace Binner, sino que levanta las banderas de los trabajadores y sectores populares. Por eso nos votaron casi un millón de personas a nivel nacional y casi cincuenta mil en Santa Fe, donde fuimos cuarta fuerza. Si desde la izquierda obtuviéramos uno de los nueve diputados que se renuevan en la provincia, la lucha de los trabajadores, la juventud y las mujeres tendría un punto de apoyo más. Ese es nuestro desafío.
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