MEDIOS Y COMUNICACION
Alfabetización digital, del acceso a
la participación
Paola Fernández sostiene que a partir
de la emergencia de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación
–TIC–, el desafío de las políticas públicas implican retos que no deben
limitarse al acceso de dispositivos y conectividad, sino que deben incluir la
formación y capacitación para la adquisición de nuevas competencias, que le
permitan al ciudadano el ejercicio pleno de sus derechos en la era digital.
No es una novedad que las innovaciones
tecnológicas han sucedido sin interrupción y a una velocidad vertiginosa. La
emergencia de la televisión interactiva y la sofisticación en las herramientas
que posibilitan la descarga y acceso a materiales audiovisuales por Internet
hacen prever una mejora sustancial en el campo de la educación, sobre todo en
lo que refiere a la disponibilidad de bienes y obras intelectuales. Ya desde la
Cumbre Mundial de la Información (Ginebra, 2003) se advierte la necesidad de
garantizar a cada persona la posibilidad de adquirir las competencias y
conocimientos necesarios para comprender la Sociedad de la Información y la
economía del conocimiento; elementos que promueven la participación –no sólo en
el campo digital– para un óptimo ejercicio de la ciudadanía. De esta línea se
desprende que la alfabetización y educación primaria universal son factores
esenciales para crear una Sociedad de la Información articulada e integrada. A
la vista de la amplia formación de especialistas en las TIC y la información
necesaria a múltiples niveles, debe prestarse particular atención a la creación
de capacidades institucionales.
No obstante, las
políticas públicas en relación con el uso de las TIC en Argentina han hecho
hincapié en garantizar el acceso a los dispositivos tecnológicos, con
excepciones aisladas como San Juan, San Luis y La Rioja, con el modelo 1:1, de
los cuales sin embargo habría que indagar caso por caso. Se destaca el plan
nacional Conectar Igualdad, que implica la entrega de computadoras a
estudiantes de escuelas primarias y secundarias públicas, sin que se perciba,
sin embargo, un correlato en el proceso de alfabetización digital.
Las competencias
técnicas son necesarias para que el ciudadano pueda incursionar autónomamente
en el uso de las TIC, entendidas como condiciones para el pleno ejercicio de
derechos. Por ello es preciso fomentar la comprensión de la funcionalidad de
las TIC, en términos de oportunidades y beneficios para, desde allí, promover
el alcance y el esfuerzo en la adquisición de más y mejores competencias
técnicas.
En este contexto, uno
de los problemas que se identifica es la simplificación de la alfabetización y
la cultura digital al aspecto tecnológico. Equipar a las escuelas de
computadoras parece ser el único objetivo de las administraciones públicas, sin
una articulación –necesaria– con las capacitaciones a docentes y estudiantes,
eslabón indispensable para el ejercicio educacional de las TIC; para fomentar
prácticas de uso y apropiaciones plenos, cuya experiencia en verdad sea
enriquecedora. Limitadas así al valor de la técnica, no se fomenta la
producción de contenidos y nuevas experiencias narrativas y audiovisuales. La
cultura digital es una nueva cultura. Porque es tecnológica, pero también
porque exige nuevas competencias de lectura y escritura para la producción y
transmisión de contenidos en un escenario atravesado por la brecha digital. En
este aspecto, se la comprende no sólo por las diferencias en el acceso a la
conectividad que se percibe en la sociedad, sino por las capacidades
tecnológicas-culturales de cada uno de los miembros. Así, la alfabetización
digital debe articular la educación referida a cualquier medio de comunicación,
que incluye tanto las palabras como los gráficos, sonidos e imágenes fijas y en
movimiento, transmitidos a partir de cualquier tipo de tecnología. Sus
principios consisten en capacitar a las personas para comprender los medios de
comunicación utilizados en su sociedad y el modo en que operan, así como la
adquisición de las habilidades en el uso de tales medios para comunicar con
otros desde múltiples narrativas, por ejemplo, las transmedia, expansión en la
narración de una historia en múltiples géneros y formatos.
Urge corregir el
reduccionismo tecnológico para que la sociedad no sea un mercado de la
información y para que la ciudadanía se comunique por múltiples medios,
impulsando la integración y participación de los sujetos. No alcanza con una
ciudadanía conectada, sino que ésta debe comprender la trascendencia de las
tecnologías en el desarrollo social y estar alfabetizada y capacitada para el
ejercicio pleno de sus derechos de acceso y participación en el entorno
digital. Esto sólo será posible con un Estado que intervenga en la construcción
de políticas públicas y acciones comunitarias que lo garanticen. De otra
manera, la concentración del sector privado, preocupante en la era digital,
consolidará su rol hegemónico a través de la legitimación con las prácticas a
nivel usuario de los miembros, constituidas a imagen y semejanza de los
intereses financieros de los principales grupos económicos, de los cuales
Google.inc y Facebook son los principales –pero no únicos– referentes.
* Licenciada en
Comunicación Social y Maestranda de la Maestría en Industrias Culturales:
Política y Gestión. Universidad Nacional de QuilmesFernandezp28@gmail.com
@paolaefernandez
MEDIOS Y COMUNICACION
¿El final del papel?
Nicolás Adet retoma el debate sobre los
cambios del periodismo y su proceso de adaptación a los nuevos tiempos, también
en las condiciones laborales y en la producción de noticias.
Por Nicolás Adet *
El periodismo a nivel mundial podría
estar atravesando uno de sus momentos más duros en cuanto a lo que implica
adaptarse a los nuevos tiempos.
El gran cambio que
implica la trascendencia de Internet en la vida de cada miembro de la sociedad
en general no tiene precedente en la historia. Nunca el ser humano podría haber
imaginado que un soporte que permitiera navegar por una red de datos pudiera
aportar tanto conocimiento e información, superando en amplia mayoría a los
medios tradicionales de comunicación. Internet es un medio de comunicación en
sí mismo, y es un medio que permite el contacto con la noticia en tiempo real;
las redes sociales son el instrumento principal que permite al lector
internarse en un hecho de la realidad.
Desde su creación, su
evolución y su asentamiento total en la sociedad moderna, Internet ha logrado
desplazar en gran parte a los medios gráficos, los cuales a su vez apostaron a
un doble formato que implica la publicación en papel y la publicación digital
para no quedar atrás del avance. Según una investigación realizada en noviembre
del año pasado por la Asociación para los Medios de Comunicación en España, el
32 por ciento de los internautas accede el mismo día al mismo medio tanto en su
formato digital como en su formato impreso. El 42 por ciento asegura no haber
reducido el consumo en formato de papel, mientras que el uso de una computadora
portátil para acceder a la lectura digital llega a un 66,9 comparado con un
16,6 por ciento de lectura en celulares y un 4,5 en tablets.
Latinoamérica corre
con la ventaja de no haber asimilado en su totalidad la evolución tecnológica
que se concentra en forma más agresiva en países de Europa y en Estados Unidos.
Adaptarse para sobrevivir, por lo tanto, en la región no es una obligación por
el momento como sí lo es en los lugares mencionados. El reconocido medio
Newsweek había tomado una decisión bastante audaz a fines del 2012, cuando dejó
de lado su edición de papel para enfocarse únicamente en su edición online. Una
revista de más de 80 años de trayectoria puso fin a su presencia física en las
manos de sus lectores para apostar fuertemente a la era digital; sin embargo,
caídas como las de The Economist en la incursión de su aplicación digital para
suscriptores ponen en duda si verdaderamente fue una decisión acertada.
Pese a que la caída
en ventas de diarios y revistas en papel es una tendencia a nivel mundial, son
pocos los medios que se animan a abandonar un solo formato para concentrarse en
el que les podría convenir más según cálculos actuales. El riesgo es grande en
una etapa intermedia donde perduran ambos sistemas, pero el reino del mundo
digital no implica la extinción del papel, así como no lo implicó la aparición
de la radio o la televisión. Pero una extraña percepción pareciera comprender
que tampoco encontraron la forma de complementarse en su totalidad hasta el
momento. La edición de papel siempre apostará más a una profundización de la
noticia, a un análisis más extenso y al disfrute de los conocidos editoriales
porque tiene más tiempo de reflexión que la carrera por la inmediatez de la
noticia que obliga el mundo digital. Por otro lado, la publicación digital
–como ya mencionamos– tiene la ventaja del tiempo real, incluso también se
extiende la frontera profesional hacia el periodismo amateur en donde cualquier
persona presente en el hecho puede retratar a través de sus celulares la
noticia y difundirla con tan sólo un botón al gran espacio de la red.
No implica gasto de
impresión ni de camarógrafos, fotógrafos o periodistas al fin y al cabo. El fin
del papel podría estar bastante lejos todavía, pero su reducción ya se
encuentra presente. El despido de trabajadores de redacciones para reducir
gastos, la eliminación del periodismo de investigación por noticias que
“enganchen” y la contratación de menor personal para componer un medio son una
realidad latente. El tiempo dirá si ambos sistemas pueden convivir o si la era
digital será verdugo del peso que mantiene el papel.
* Periodista de la
Agencia Paco Urondo.
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