domingo, 9 de enero de 2011

El perfil

Nichi Vendola, el nuevo fenómeno político de Italia

Católico, comunista y gay, hoy es una pesadilla recurrente para el Partido Democrático. A los 52 años, fue elegido en marzo por segunda vez como presidente de la región de Puglia y es el actual líder del partido Sinistra Ecologia Libertá. Todo indica que hoy arrasaría si hubiera primarias para elegir a un candidatopremier de la oposición de la centroizquierda
Elisabetta Pique
LA NACION

Domingo 9 de enero de 2011 | Publicado en edición impresa 
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Nichi Vendola, el nuevo fenómeno político de Italia
Foto Reuters   /   Tony Gentile

Roma
Lo primero que salta a la vista es el arito que lleva en su oreja izquierda. Lo segundo, su pasión a la hora de hablar, su habilidad para seducir. Hasta tal punto que algunos comienzan a considerarlo una suerte de nuevo Berlusconi, pero de izquierda.
Católico, comunista y gay, Nichi Vendola es el nuevo fenómeno político de Italia. Un país cada vez más dividido, que ve cómo lentamente está llegando a su ocaso la era de Silvio Berlusconi.
Con 52 años -es decir, considerado joven en el gerontocrático mundo político italiano-, Vendola fue elegido por segunda vez, en marzo pasado, como presidente de la región de Puglia (Apulia, en el sur del país). Además, es el actual líder del partido Sinistra Ecologia Libertá (SEL), que no está representado en el Parlamento, pero que, según diversos sondeos, si hoy hubiera elecciones cosecharía alrededor de un 6 % de los votos, que no es poco en el fragmentado universo político local.
Unica figura carismática de la oposición -que no logra levantar cabeza desde la derrota sufrida en abril de 2008-, se sabe que Vendola arrasaría si hubiera primarias para elegir a un candidato-premier de la oposición de la centroizquierda para las próximas elecciones (anticipadas, o no). Por eso, se ha transformado en una verdadera pesadilla para el Partido Democrático (PD), el principal de la oposición, que sigue a la deriva, sin encontrar un líder que logre inspirar al electorado.
"La izquierda ha perdido el rumbo" En enero pasado, Vendola le asestó un durísimo golpe a uno de los máximos líderes del PD, Massimo D'Alema, al aplastar en primarias a Francesco Boccia, el candidato que hubiera querido el ex premier para las elecciones regionales.
"Todos los partidos de centroizquierda son inadecuados", afirmó recientemente Vendola en un encuentro que tuvo con la prensa extranjera, en el que aseguró que su objetivo es "sacudir" a la política italiana que sufre de un "déficit de alternativa frente al berlusconismo". El sueño de Vendola, según él mismo explicó, es "reconstruir" una izquierda nueva, distinta. Una izquierda "curiosa del mundo que cambia, a la altura de los desafíos del tiempo presente, capaz de estar en la realidad, de conocer los territorios y los lugares de trabajo".
"Por miedo a perder, la izquierda ha perdido el rumbo", denuncia Vendola, que piensa que la mejor demostración de esto es lo que ha ocurrido en los últimos meses. "Es una anomalía el hecho de que, si la derecha entra en crisis (por la ruptura que hubo entre el premier Berlusconi y su ex aliado Gianfranco Fini), también entra en crisis la oposición", dispara. "Porque la actual izquierda se concibe a sí misma como el problema, no como la solución", remata.
Nacido en Bari, el 26 de agosto de 1958, como hijo de una familia humilde, católica y comunista, penúltimo de dos hermanos y una hermana, Vendola cuenta que en su casa de Terlizzi (provincia de Bari) había dos retratos, uno al lado del otro: Yuri Gagarin y Juan XXIII. "A mis padres les surgió espontáneamente transformar el nombre del patrono de Bari, Nicola, en el del entonces jefe de la Unión Soviética, Nikita Kruschev. Ya en el jardín de infantes todos me llamaban Nichi", cuenta.
Desde chico Vendola, hombre culto, autor de varias obras de tema político, comenzó a devorar libros que tomaba prestados de la biblioteca. También adoraba la música, pero en su casa no había tocadiscos. Desde joven, comenzó a trabajar y a estudiar al mismo tiempo. En verano, de mozo; en invierno, de vendedor de libros. Durante los años de universidad -se licenció en Filosofía y Letras con una tesis sobre Pier Paolo Pasolini-, trabajaba de corrector de bocetos para una editorial, que no le pagaba con plata, sino con libros. "Cuando al final del secundario logré comprarme la obras completas de Cesare Pavese y de Bertold Brecht me sentí realmente rico", evoca.
En 1972 se inscribió en la Federación de Jóvenes Comunistas y pasó a ser parte del legendario Partido Comunista Italiano -PCI, el más importante de Occidente en su momento-. Cuando éste se disolvió tras la caída del Muro de Berlín, fue uno de los fundadores del Partito della Rifondazione Comunista, con el cual llegó a diputado en 1992, luego en 1994, en 1996 y en 2001.
En enero de 2005 ganó las primarias que determinaron su posterior victoria como presidente de la región Puglia. Desde entonces, lleva en el pulgar de su mano derecha un anillo que le regaló un pescador de Mola di Bari. Se trata de la alianza de la madre de este fan, que para Nichi Vendola representa "una especie de matrimonio con el pueblo".
Hoy, su visión de la actualidad es impiadosa. Piensa que Italia es un país en decadencia, donde existe una "dramática demanda de cambio". La vida se ha precarizado, suele repetir, encantando al público de izquierda. "Italia es un país a la deriva si no tutela la cultura", sentencia, al criticar duramente la "carnicería social" puesta a punto por el ministro de Economía, Giulio Tremonti.
Define las últimas peleas políticas italianas, y el voto de confianza que Berlusconi superó por tres votos el 14 de diciembre pasado en medio de acusaciones de compra-venta de diputados, como "una telenovela oprimente". O "un espectáculo indecente que confirma la degradación de la vida política de la península".
A pesar de que el Cavaliere superó al filo de la navaja esa prueba de fuego, Vendola está convencido de que "el ciclo de Berlusconi ha terminado", aunque advierte que, en verdad, el problema no es Berlusconi, sino el berlusconismo. Es decir, "esa cultura general que ha entrado en las venas" de los italianos después de un reinado del Cavaliere de más de 16 años. "Berlusconi gana porque ha hecho un capolavoro: gracias a su imperio televisivo, ha confeccionado la idea de libertad, una libertad de control remoto, una libertad de supermercado, porque un país de ignorantes es menos libre", ataca. Pero está convencido de que existe una Italia mejor, que quiere otra cosa.
Vendola también tiene una visión crítica de Europa, que para él también va por mal camino, ya que está "devastando el perfil social que la caracterizaba".
Sin embargo, más allá de sus posturas claramente de izquierda, Vendola es medido. Elige con cuidado las palabras -con respecto a la cuestión palestino e israelí, se muestra muy equilibrado y políticamente correcto- y está convencido de que la vulgaridad debe quedar fuera del léxico político. Sabe que muchos lo consideran el virtual candidato a premier de la oposición en eventuales futuras elecciones y se comporta como tal.
Por eso, cuando le preguntan cómo puede ser al mismo tiempo católico y gay, Vendola -que confiesa que siempre lleva un rosario en el bolsillo-, contesta que para él se trata de algo natural: el catolicismo fue siempre su contexto cultural. Y dice que es necesario relanzar el desafío del diálogo con la Iglesia y evitar el anticlericalismo. Cuando, hace poco, en medio de un enésimo escándalo por fiestas con menores, Berlusconi dijo que prefería mirar chicas lindas que ser homosexual -otra salida que creó más revuelo en el exterior que en Italia, donde muchos se sintieron identificados con el macho Berlusconi-, muchos interpretaron que se trató de una alusión tácita a Nichi Vendola.
El líder de SEL, que fue fundador de Arcigay Nacional (la principal organización defensora de los derechos de las personas homosexuales) y promotor de Lila (Liga Italia para la lucha contra el Sida), piensa que Italia es un país "violentamente machista", donde hay una constante humillación de la mujer y donde es necesaria una ley contra la homofobia.
Admite que le molesta que esa característica tan inusual suya de ser católico, comunista y gay termine siendo un dato folclórico, por esa "simplificación maniquea de la realidad" tan recurrente. Cuando le preguntan si para él los italianos -conservadores y machistas como pocos- están preparados para votar por un primer ministro homosexual, Vendola no tiene dudas. "Claro que sí y no sería el primero", contesta, negándose a identificar a ese premier homosexual, pero no declarado, que hubo en la historia. Según los rumores, habría sido alguien de la vieja y poderosa Democracia Cristiana.
© LA NACION
QUIÉN ES Nombre y apellido: Nichi Vendola
Edad: 52 AÑOS
Entre Nicola y Nikita
Nacido en Bari, hijo de una familia humilde, católica y comunista, anteúltimo de cuatro hermanos, su nombre proviene de la fusión de otros dos: el del patrono de Bari, Nicola y el de Nikita Kruschev.
Juventud comunista
Es licenciado en Filosofía y Letras. En 1972 se inscribió en la Federación de Jóvenes Comunistas y cuando se disolvió fue uno de los fundadores del Partito della Rifondazione Comunista.

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