ELECCIONES 2011
Scioli sigue siendo la obsesión del kirchnerismo
Con Néstor Kirchner o sin Néstor Kirchner, su gente sigue obsesionada con Daniel Scioli y lo que representa para un heterogéneo movimiento político que afirma ser progresista. El autor se refirió al tema en su editorial por radio El Mundo.
por CLAUDIO M. CHIARUTTINI
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). En medio de cortes de luz, falta de naftas, cajeros automáticos vacíos, boleterías cerradas por falta de monedas, amenazas de sanciones a las distribuidoras de electricidad, asaltos a bancos, calor agobiante y notas intrascendentes sobre la temporada en la costa, comenzó el año electoral con fiebre de internismo en todas las fuerzas políticas.
En la Unión Cívica Radical, Ricardo Alfonsín y Ernesto Sanz lanzaron una arriesgada movida para obligar a renunciar o a su candidatura o a su cargo al vicepresidente Julio Cleto Cobos, pese a que el partido está quebrado y no tiene fondos para hacer una interna cerrada fuera del cronograma oficial. Es decir, necesitarían pedir dinero de la Casa Rosada para votar, contra la voluntad y los planes de la propia Casa Rosada.
Tan patética es la situación de la interna radical que Ricardo Gil Lavedra aseguró que “quien tiene tres candidatos, parece que no tuviera ninguno”.
Por eso, Margarita Stolbitzer emplazó a la UCR para que decida su interna (hasta abril) o podría buscar una alianza con Fernando Solanas y el socialismo por separado, lo que destrozaría cualquier intento de vaciar de votos por izquierda al kirchnerismo.
En este marco, la estrategia de Elisa Carrió es defensiva: evita que la Coalición Cívica sufra el desgaste que enfrentarán la UCR, el socialismo, Margarita Stolbitzer y Fernando “Pino” Solanas, al tiempo que establece candidatos propios y plantea negociaciones recién para la segunda vuelta.
En la centro derecha, Mauricio Macri y Francisco de Narváez, como dos chiquilines con un juguete, se siguen robando operadores políticos peronistas, para consolidar estructuras en el Gran Buenos Aires y el interior, buscando una alianza con el PJ Federal y esmerilando sus posibilidades electorales.
La interna del PRO en Ciudad de Buenos Aires está muy caliente: desde los ataques al presidente de la bancada de legisladores oficialista, Cristian Ritondo, a la puja por el cambio de fecha de elecciones; pasando por el insólito ofrecimiento a Miguel del Sel en Santa Fe o las maniobras de prensa para evitar el intento de reelección de Mauricio Macri.
Es tan escaso el espacio de poder que controla el PRO o que pueden disputar Mauricio Macri, Francisco de Narváez y el Peronismo Federal que existe una pelea por conservar el lugar ganado y obligar a otro a que arriesgue en las urnas un posible crecimiento institucional, lo que convierte a los tres grupos en pobres en aspiraciones y miserables en estrategias.
En el oficialismo, también estalló la interna. Levantar teorías conspirativas contra Eduardo Duhalde y Mauricio Macri por las diferentes crisis que se desataron en diciembre sirvió a la Casa Rosada para ocultar su impotencia para solucionar los problemas y reposicionaron al ex Gobernador de Buenos Aires como el enemigo elegido para la interna peronista.
La estrategia electoral de la Casa Rosada obliga unir a Eduardo Duhalde y Mauricio Macri, y así polarizar el voto de la clase media y de los peronistas y oculta que el verdadero temor del Gobierno es que Daniel Scioli lance su candidatura presidencial sin la autorización de Cristina Fernández.
El entorno de Daniel Scioli está alerta desde el sospechoso golpe comando a la comisaría de Glew donde fueron liberados 11 miembros de una peligrosa banda de “piratas del asfalto”. Saben que en tiempos electorales, “tiran un cadáver” es usado para hacer naufragar estrategias electorales. Por eso el robo de cajas de seguridad del Bapro puso en vilo a La Plata.
Pero no fue el único sofocón. Apenas comenzó el año, Emilio Pérsico reclamó que el candidato a ViceGobernador que acompañe a Daniel Scioli a la reelección debe ser piquetero. Casi al mismo tiempo, Hugo Moyano hizo el mismo pedido para un gremialista y autorizó el primer bloqueo del Sindicato de Choferes de Camiones a un intendente kirchnerista, y hoy ultra sciolista, Mario Insaurralde, de Lomas de Zamora, usando una excusa menor.
Daniel Scioli frenó los dos embates: el mensaje a Emilio Pérsico y al Sindicato de Choferes de Camiones fue que no se tolerarán más piquetes en la Provincia y se reunió con Hugo Moyano y le permitió realizar la próximo reunión del PJ Bonaerense el 17 de febrero en el camping del gremio ubicado en Sierra de los Padres, sabedor que la noticia causaría una profunda repulsa entre los Barones del Conurbano.
No obstante, la cumbre entre Daniel Scioli y Hugo Moyano tiene dos lecturas políticas adicionales de alto impacto. La primera, la Casa Rosada ya no intermedia entre el Gobernador Bonaerense y el camionero como ocurría con Néstor Kirchner vivo. La segunda, es que el nuevo rol con que bendijo Hugo Moyano a Daniel Scioli lo coloca en la posición del santacruceño, es decir, lo transformó en un presidenciable y en un potencial reemplazante de Cristina Fernández.
Para la Casa Rosada, la movida del camionero fue un triple error: presionar a Daniel Scioli lo victimiza y le genera más apoyo de los Barones del Conurbano y proporcional rechazo hacia la figura del camionero; legitimó la candidatura presidencial del Gobernador de Buenos Aires y causó gran enojo en el entorno de Cristina Fernández, lo que tendría consecuencias.
Hugo Moyano confía en el poder de movilización de su gremio; pero su situación judicial es compleja y muchos sindicatos están negociando pautas salariales mayores que los camioneros y clausulas de incremento mejores. Incluso, varios sindicatos usan el mismo estilo de captación por la fuerza de afiliados, lo que implica que tiene potenciales enemigos igual de poderosos en el sindicalismo que pueden enfrentarlo por pedido de la Casa Rosada. No es casual que el Gobierno levantara la intervención de la obra social de los bancarios, fue un claro guiño hacia los Gordos. Toda una definición.
Además, la forma que el Gobierno vació el Club Albariños debería ser una lección para Hugo Moyano: lo que la Casa Rosada no logró por negociación o entregando dinero lo alcanzó persiguiendo judicialmente a los líderes de la ocupación, sin preocuparle las posibles acusaciones de judicializar la protesta social, como le hicieron a Eduardo Duhalde.
En tanto, la interna del oficialismo arde más allá de Buenos Aires. En Santa Fe, Rafael Bielsa y Agustín Rossi enfrentarán al Peronismo Federal con Jorge Obeid; y, en Entre Ríos, Sergio Uribarri competirá con Jorge Bussi y el reaparecido Héctor Maya, que tiene el apoyo del PRO.
Cristina Fernández intenta, tal como hizo Néstor Kirchner, alentar toda interna política posible dentro del oficialismo con el fin de actuar como juez y parte, definiendo acuerdos y alianzas, para imponer figuras propias y que los liderazgos territoriales les deban favores a la Quinta de Olivos.
Los gobernadores comenzaron 2011 con una fiebre reeleccionista y déficit proyectado de $ 6.300 millones; pero en 2010, al refinanciar deudas con la Nación, en vez de reclamar el reparto de 11.000 millones de pesos en ATN, se ahorraron $ 3.000 millones, una poderosa razón de la Casa Rosada para creer que los tiene controlados.
Pero cada vez que el Gobierno cree que domina el escenario político, la realidad les recuerda que son un proceso político en decadencia. Por ejemplo, Management & Fit confirmó la caída de 10 puntos en la imagen positiva e intención de voto de Cristina Fernández. Además, junto con el final del Efecto Luto, la decisión de Santa Fe y Córdoba y el pedido de Elisa Carrió para que se vote en todo el país con boleta única le quita al aparato clientelista del Gobierno una herramienta clave para manipular, sobre todo, la voluntad de los votantes pobres.
Los casos de corrupción se acercan al nuevo entorno de la Presidente. Por más que el Gobierno intente pegar al menemismo y a figuras del Peronismo Federal con la captura de 944 kilos de drogas en España, Medical Jet se hizo grande en la Administración kirchnerista y empresarios K.
Además, el robo de municiones en la Base de Palomar y la misteriosa ruptura de uno de los aviones presidenciales en la misma estación aérea hace dudar sobre la cúpula militar que dejó Nilda Garré al dejar el ministerio de Defensa y despierta un pregunta: ¿así elegirá la nueva conducción de las Fuerzas de Seguridad en el nuevo ministerio que conduce?
Que el Gobierno amenace rescindir el contrato de concesión de empresas privatizadas justo cuando el Fondo Ashmore vende sus tenencias en la Argentina y el Gobierno quiere que un empresario amigo las compre no es una casualidad: por lo general, los tesoros se distribuyen cuando sus dueños creen que no podrán ganar más o pueden ser descubiertos.
Desde el regreso de la democracia, las denuncias de corrupción crecen al ritmo de que un proceso político se debilita. Por eso, 2011 se caracterizará por la lluvia de casos y presentaciones judiciales que se realizarán y, en el fondo, no harán más que reducir más la imagen positiva e intención de voto de Cristina Fernández si busca la reelección.
En cualquier caso, quien atenta más contra las posibilidades electorales de la Presidente de la Nación es la propia Casa Rosada.¿Trabaja intensamente en la Quinta de Olivos, como dice su entorno; o hay ministros que se preocupan por la falta de instrucciones, como no ocurría con Néstor Kirchner vivo?
Como ser humano, Cristina Fernández merece todas las consideraciones, pero a dos meses de la muerte de su esposo y compañero, la dinámica política recupera intensidad dado que todos se acostumbraron a la ausencia del poder omnímodo y personalísimo de Néstor Kirchner. La cumbre entre Daniel Scioli y Hugo Moyano, lo confirman.
Los tiempos se aceleran al ritmo del cronograma electoral y la presión a Cristina Fernández crece, no por acción de la oposición, sino por la dinámica de funcionamiento del PJ que diseño Néstor Kirchner. Que los tiempos políticos se aceleren, no es causa, es efecto, consecuencia directa de una forma disfuncional de hacer política.
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