domingo, 6 de julio de 2014

Crónica de una noche de juego y lujos en el célebre casino de Montecarlo

Cifras

Crónica de una noche de juego y lujos en el célebre casino de Montecarlo

En el prestigioso establecimiento, hoy copado por las máquinas tragamonedas, se pueden llegar a jugar hasta 500 millones de euros por noche en la ruleta; ingresan allí 1000 personas por día durante todo el año
Por   | LA NACION
MÓNACO.- Hacer el mismo programa que Michael Douglas, Demi Moore o Prince puede costar sólo 10 euros en esta ciudad. Eso es lo que vale la entrada al famoso casino de Montecarlo, condición única para entrar al reino del juego, tal como lo hicieron hace una semana estas tres estrellas del espectáculo.
Eso sí, si uno quiere un poco de adrenalina y la posibilidad de ganar (o perder) dinero, se debe contar con unos cuantos euros más. Para tener una idea, sólo una propina común a un croupier que "tiró" bolas ganadoras puede significar 350 euros, sólo en la sala común. Por lo menos eso es lo que mencionó a regañadientes uno de ellos. Ni qué hablar de la sala VIP, donde un jugador puede apostar en una sola noche unos 500 millones de euros sin que se le mueva un pelo.
El complejo del casino es un sistema de juegos de azar que incluye también el Gran Teatro de Montecarlo, una ópera y una casa de ballet, y la sede de los Ballets de Montecarlo.Como ocurre con los principales hoteles y clubes de la ciudad, es propiedad de la Société des Bains de Mer (SBM), una empresa pública, en la que el gobierno tiene una participación mayoritaria.
Apenas se ingresa en el edificio construido por el arquitecto francés Charles Garnier, el mismo que construyó la famosa Ópera de París, lo primero que se ve es un gran círculo repleto de máquinas tragamonedas, algo de moda en todo el mundo. Las tres ruletas y el Black Jack han quedado relegados a un segundo cuarto, al que se accede por una imponente puerta de roble labrado con imponentes cortinados.
La ficha mínima es de cinco euros y la máxima, de 250; si se quiere apostar a docena o color, el valor asciende a 50 y 2500. El estadounidense Jerry Jones ya tiró algo de su dinero en la ruleta, pero ahora está concentrado en una de las máquinas tragamonedas. "Perdí algo en el otro juego, pero ahora espero recuperar un poco de mi dinero acá", comenta el hombre, vaso de whisky en mano. Como tantos otros jugadores empedernidos, parece desconocer que, como en todos los casinos del mundo, las máquinas tragamonedas están preparadas para que "la casa" no pierda nunca.
Instalado en 1863, el casino de Montecarlo fue el primero en toda Europa. Y fue precisamente creado para que el Estado pudiera recaudar fondos, ya que en Mónaco no se cobran impuestos. De todos modos, si bien fue una importante fuente de recaudación en otros tiempos, hoy este establecimiento sólo proporciona el 10% de todos los ingresos de este pequeño principado de 2 kilómetros cuadrados de extensión.
El casino, que ha sido parte de numerosas películas, no es celebre en vano. La ruta del Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1 pasa en frente de él y en algunas ocasiones los organizadores del Rally de Montecarlo hacen la ceremonia de salida también frente al edificio. Además, el método de Montecarlo, una amplia clase de algoritmos de azar, toma su nombre de este casino.

COMER, BEBER O JUGAR

El lugar cuenta también con un restaurante, donde se puede comer, entre otras exquisiteces, un plato de pato con verduras por un precio de 400 euros, y beber una botella de buen vino, por el valor de 800 euros. Algunos prefieren comer afuera y alimentar con ese dinero la voraz boca del juego. Uno de ellos es el coreano Young-Soo, que pide más y más fichas, mientras mueve la cabeza y pasa nerviosamente las fichas entre sus dedos. "Ésta no es mi noche", comenta. En la ruleta sale "colorado el 7" por segunda vez y él no le ha apostado.
Al igual que Michael Douglas, Demi Moore y Prince, son muchos los que deciden visitar este atractivo turístico y casi símbolo de la ciudad. Uno de los administradores de las mesas precisa que ingresan por día 1000 personas. Como se sabe, no todas juegan. Y no todas ganan... Pero siempre queda la posibilidad de ir a ahogar las penas a la barra del bar que está a metros de las tragamonedas. Se puede beber, por ejemplo, una copa de cognac Luis XIII, añejado durante 100 años. Eso sí, para eso se deberán desembolsar unos 250 euros..

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