LA PRESIDENTA DESIGNO A ROSSI MINISTRO DE DEFENSA, PURICELLI PASO A SEGURIDAD Y NILDA GARRE SERA EMBAJADORA EN LA OEA
Para desembarcar en Defensa, Rossi dejará la jefatura del bloque parlamentario oficialista en Diputados tras siete años y medio, a pocos meses de que venza su segundo período como diputado. Así, quedaría relevado de participar de la compleja interna del justicialismo santafesino, y despeja el camino para que María Eugenia Bielsa encabece este año la lista de candidatos para ese distrito, según fuentes del gobierno nacional.
El rosarino, a quien la Presidenta le ofreció el cargo poco antes de que se hiciera el anuncio oficial, se manifestó “muy contento” por “la enorme muestra de confianza” que implica este ofrecimiento. “Estoy poniéndome en tema y tratando de ordenar todo lo que hay que ordenar antes del lunes”, le comentó a Página/12 a minutos de conocer su designación. La tarea es doble: por un lado, el pase de manos del bloque legislativo a Di Tullio; por el otro, prepararse para su nuevo rol.
Sin experiencia previa en el área, el objetivo que le encomendaron es reactivar la refundación de las Fuerzas Armadas que comenzara Nilda Garré en su paso por el Edificio Libertador y que aparecía estancada en los últimos tiempos. Una pista del trabajo que tiene Rossi por delante puede encontrarse en los comentarios que hizo en reiteradas ocasiones la Presidenta acerca del rol del Ejército durante las tareas posteriores al temporal que azotó la ciudad de La Plata.
El sábado pasado, en el discurso durante los festejos por los 203 años de la Revolución de Mayo y los diez de kirchnerismo, la Presidenta comentó algo al respecto. “Algo maravilloso que me llenó el corazón fue ver trabajar a miles de jóvenes de la política, de las iglesias, junto a los hombres de las Fuerzas Armadas. Estoy segura de que quienes pergeñaron ese golpe terrible del 24 de marzo de 1976 quisieron tender un río de sangre que separara al pueblo de las Fuerzas Armadas. Tenemos que cerrar ese río con memoria, con verdad, con justicia.” En esa línea podrá leerse la gestión de Rossi desde el lunes.
Recodos de la historia: Puricelli había llegado a Defensa para reemplazar a Nilda Garré, asignada al Ministerio de Seguridad, creado ad hoc tras la ocupación del Parque Indoamericano. Ahora deberá ocupar ese lugar, sucediéndola una vez más. Durante su gestión, el ex interventor de Fabricaciones Militares había sufrido varios contratiempos: el embargo en Ghana de la Fragata Libertad fue el más notorio de ellos. Sin embargo, habría sido su preocupación por la situación de algunos militares condenados por delitos de lesa humanidad lo que precipitó la decisión de apartarlo del área.
Garré, a su vez, deja el gabinete nacional por primera vez en ocho años: había sido designada como ministra de Defensa por Néstor Kirchner para refundar las Fuerzas Armadas bajo un nuevo paradigma de respeto por los derechos humanos, integración de las mujeres y apertura a la sociedad, objetivos que cumplió hasta que le tocó hacerse cargo de Seguridad. Allí, su rol se vio opacado paulatinamente por el del número dos del área, Sergio Berni, y con el tiempo las relaciones entre ambos se volvieron tensas. Por el contrario, “Berni y Puricelli vienen del mismo palo y se conocen hace mucho tiempo”, según destacan en Casa Rosada. Eso pesó en la designación del santacruceño en su nuevo rol.
En tanto, Garré será postulada para representar a la Argentina ante la Organización de Estados Americanos, con sede en Wa-shington, nombramiento que deberá ser ratificado por el Senado. En ese cargo reemplazará a Martín Gómez Bustillo, representante interino desde que en 2010 renunciara el último embajador que tuvo el país en ese organismo, Rodolfo Gil, un hombre cercano al ex ministro de Economía Roberto Lavagna. No es el primer cargo diplomático que ocupa Garré: en 2005, antes de asumir en Defensa, estuvo asignada durante pocos meses a la embajada argentina en Venezuela.
Por último, los cambios alcanzarán al armado oficialista en el Congreso. La salida de Rossi deja acéfalo al bloque oficialista en la Cámara baja, donde el Frente para la Victoria cuenta con un quórum exiguo. En su reemplazo asumirá Di Tullio, hasta ahora vicejefa de la bancada, quien de esta forma parece asegurarse un lugar en los primeros espacios de la lista de candidatos bonaerenses para los comicios de este año.
Aunque el reemplazo aparece como temporario, hasta que en diciembre se renueve la mitad de la Cámara y se conozcan los nuevos equilibrios, en el Gobierno no descartan que la diputada quede confirmada en su nuevo rol. “Va a depender en parte de lo que pase en estos meses”, aseguran cerca de la Presidenta. De todas formas, señalan en el oficialismo, Di Tullio no tendrá grandes sobresaltos antes de los comicios: la parte fuerte del año legislativo se cerró esta semana con la aprobación de la última Ley de Reforma de la Justicia y del proyecto de exteriorización de capitales. “Ya metimos todas las leyes que nos pidió Cristina –explica un experimentado legislador–. Ahora, empieza la campaña.”
Agustín Rossi y Arturo Puricelli jurarán el lunes como nuevos titulares de Defensa y Seguridad. El pliego de la saliente ministra Nilda Garré para ser embajadora en la Organización de Estados Americanos (OEA) seguramente entrará rápidamente al Senado y obtendrá condigna aprobación.
Los designados se anoticiaron ayer mismo, fueron convocados por la Presidenta a la Casa Rosada y aceptaron la designación como “un honor”.
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Las interpretaciones más extendidas en Palacio hablan de la necesidad de “oxigenar” Defensa y Seguridad. Puricelli estaba complicado por denuncias publicadas en medios opositores que la Presidenta considera “una infamia”, según aseguran en su entorno más cercano. Enrocarlo le ratifica confianza y lo traslada a un área más densa. Tal la hipótesis que prima en Balcarce 50. Cristina Kirchner lo elogió ante Rossi, añaden. Es más opinable que cesen las denuncias opositoras y las críticas a su gestión previa.
En un carril similar, Sergio Berni fue ensalzado ante Puricelli. El dato interesa porque es conspicua la interna que enfrentaba al secretario de Seguridad con Garré. Tanto que en mesas de arena VIP se especuló alguna vez con su ascenso, que no se produjo y que dará pie a surtidas especulaciones, aunque en el manual de estilo del Gobierno no está saldar internas ascendiendo a uno de los protagonistas. La continuidad de Berni y el perfil bajo de Puricelli tal vez sean indicios de su relación futura.
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Puricelli fue el primer gobernador de Santa Cruz en la recuperación democrática. Kirchner fue su adversario firme durante años, su llegada al gabinete trasuntó una reconciliación. No talla actualmente en la política provincial, su cambio de dependencia no produce carambolas en otros tableros.
El caso de Rossi es bien diferente. El Chivo lleva casi ocho incansables años como jefe del bloque de diputados del oficialismo, en los que atravesó épocas doradas y también otras muy peliagudas. Siempre aguantó los trapos, fue un vibrante orador de cierre en notables debates parlamentarios. También fue un esforzado y eficaz “juntador” de voluntades en circunstancias propicias o aciagas. Mantuvo la disciplina y mística del bloque aun durante el conflicto por las retenciones móviles (cuya votación se ganó en Diputados) y durante el período 2009-2011 en el que la oposición tenía mayoría. Su labor le granjeó el reconocimiento de la dirigencia oficialista, de sus compañeros de bancada, de casi todos sus colegas opositores y de la militancia K. Pero también le significó sinsabores, aun agresiones físicas y sobresaltos en la arena electoral santafesina. Seguramente allí pagó su fidelidad y pertenencia.
Su lugar será ocupado por la hasta ahora vicepresidenta del bloque, Juliana Di Tullio, diputada bonaerense que cumple su segundo mandato. Di Tullio estuvo en la banca aledaña a Rossi en los últimos años, fue su mano derecha. Tiene 41 años, es aguerrida, laburadora, militante y estudiosa, condiciones que la emparientan con su antecesor.
La señal en Diputados, a diferencia de lo que se intuye en los ministerios, es de nítida continuidad.
La banca de Rossi será ocupada por Juan Carlos Bettanin, militante, periodista y dirigente de larga trayectoria. Bettanin fue defensor del Pueblo en Santa Fe y actualmente es interventor de LT9 Radio Santa Fe. “Bien del palo”, definen kirchneristas de su provincia.
Ya que de esa provincia hablamos, el pase de Rossi al Ejecutivo acaso lubrique la formación de la lista de diputados nacionales del Frente para la Victoria. María Eugenia Bielsa hizo una gran elección para diputada provincial en 2011. Renunció recientemente a su banca por divergencias internas. Diz que “mide” bien en las encuestas y podría ser una baraja interesante en una competencia muy ardua: los adversarios serán el ex gobernador Hermes Binner y el macrista Miguel del Sel, que casi da un batacazo quedándose con el Ejecutivo provincial dos años atrás.
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Nilda Garré fue diputada para luego seguir el mismo periplo que ahora emprende Puricelli. Cuadro político de larga trayectoria, luchadora contra la dictadura y en democracia, ministra en dos áreas tradicionalmente reservadas a varones, ha sido un emblema del kirchnerismo y “bestia negra” de muchos de sus adversarios. Su traslado a una tarea relevante le resta centralidad. Pero, al mismo tiempo, es una prueba de reconocimiento que no siempre recibieron funcionarios salientes en la etapa kirchnerista.
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Seguramente serán comidilla de los próximos días que los ungidos “no son de La Cámpora” y el no ascenso de Berni.
Los observadores atentos a la palabra de la Presidenta registran que en sus últimos discursos, empezando por el pronunciado en la Universidad de La Matanza, hizo frecuentes menciones a la seguridad como política de Estado. Tanto que, en ese trance, la asoció como parte inescindible de la “democratización de la Justicia” que es una de las obsesiones del Gobierno desde fines del año pasado.
La decisión fue sorpresiva, lo que fuerza a ser prudente en su análisis. También para aquellos que, como el cronista, piensan que el Gobierno necesita renovar sus elencos, aunque no centraba su mirada en las áreas sobre las que se innovó ayer.
Un enroque de piezas pero sin cambio de rumbo
Los cambios se anunciaron ayer por la tarde en la Casa Rosada. Es el primer cambio de gabinete del segundo mandato de Cristina Kirchner. Juliana Di Tullio reemplazará a Rossi al mando del bloque de diputados.
Por Nicolás Lantos
Por primera vez desde que asumió su segundo mandato, Cristina Fernández de Kirchner anunció cambios en su gabinete: el hasta ahora titular de la bancada del Frente para la Victoria en la Cámara de Diputados, Agustín Rossi, asumirá como titular de la cartera de Defensa, mientras que quien ocupa actualmente ese lugar, Arturo Puricelli, irá a Seguridad. El próximo lunes, en la Casa Rosada, la Presidenta les tomará juramento a ambos funcionarios en sus flamantes cargos. La ministra saliente Nilda Garré fue designada como embajadora ante la OEA y la titularidad del bloque oficialista en la Cámara baja quedará en manos de la diputada Juliana Di Tullio. En el Gobierno analizan el enroque como un acomodamiento de piezas hacia el interior del oficialismo y descartan cambios en las líneas políticas que se vienen trabajando en las áreas afectadas.
Los cambios informados ayer a la tarde por el secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro, son los primeros en el gabinete que juró junto a CFK el 10 de diciembre de 2011. A diferencia de otros movimientos en el equipo de Gobierno –como los que sucedieron tras la toma del Parque Indoamericano, en 2010, o durante el conflicto con las patronales agrarias, en 2008–, en esta ocasión las modificaciones “tienen más que ver con resolver cuestiones de índole interna que con una respuesta a demandas o problemas exteriores”, analizaban ayer por la noche en Casa Rosada.Para desembarcar en Defensa, Rossi dejará la jefatura del bloque parlamentario oficialista en Diputados tras siete años y medio, a pocos meses de que venza su segundo período como diputado. Así, quedaría relevado de participar de la compleja interna del justicialismo santafesino, y despeja el camino para que María Eugenia Bielsa encabece este año la lista de candidatos para ese distrito, según fuentes del gobierno nacional.
El rosarino, a quien la Presidenta le ofreció el cargo poco antes de que se hiciera el anuncio oficial, se manifestó “muy contento” por “la enorme muestra de confianza” que implica este ofrecimiento. “Estoy poniéndome en tema y tratando de ordenar todo lo que hay que ordenar antes del lunes”, le comentó a Página/12 a minutos de conocer su designación. La tarea es doble: por un lado, el pase de manos del bloque legislativo a Di Tullio; por el otro, prepararse para su nuevo rol.
Sin experiencia previa en el área, el objetivo que le encomendaron es reactivar la refundación de las Fuerzas Armadas que comenzara Nilda Garré en su paso por el Edificio Libertador y que aparecía estancada en los últimos tiempos. Una pista del trabajo que tiene Rossi por delante puede encontrarse en los comentarios que hizo en reiteradas ocasiones la Presidenta acerca del rol del Ejército durante las tareas posteriores al temporal que azotó la ciudad de La Plata.
El sábado pasado, en el discurso durante los festejos por los 203 años de la Revolución de Mayo y los diez de kirchnerismo, la Presidenta comentó algo al respecto. “Algo maravilloso que me llenó el corazón fue ver trabajar a miles de jóvenes de la política, de las iglesias, junto a los hombres de las Fuerzas Armadas. Estoy segura de que quienes pergeñaron ese golpe terrible del 24 de marzo de 1976 quisieron tender un río de sangre que separara al pueblo de las Fuerzas Armadas. Tenemos que cerrar ese río con memoria, con verdad, con justicia.” En esa línea podrá leerse la gestión de Rossi desde el lunes.
Recodos de la historia: Puricelli había llegado a Defensa para reemplazar a Nilda Garré, asignada al Ministerio de Seguridad, creado ad hoc tras la ocupación del Parque Indoamericano. Ahora deberá ocupar ese lugar, sucediéndola una vez más. Durante su gestión, el ex interventor de Fabricaciones Militares había sufrido varios contratiempos: el embargo en Ghana de la Fragata Libertad fue el más notorio de ellos. Sin embargo, habría sido su preocupación por la situación de algunos militares condenados por delitos de lesa humanidad lo que precipitó la decisión de apartarlo del área.
Garré, a su vez, deja el gabinete nacional por primera vez en ocho años: había sido designada como ministra de Defensa por Néstor Kirchner para refundar las Fuerzas Armadas bajo un nuevo paradigma de respeto por los derechos humanos, integración de las mujeres y apertura a la sociedad, objetivos que cumplió hasta que le tocó hacerse cargo de Seguridad. Allí, su rol se vio opacado paulatinamente por el del número dos del área, Sergio Berni, y con el tiempo las relaciones entre ambos se volvieron tensas. Por el contrario, “Berni y Puricelli vienen del mismo palo y se conocen hace mucho tiempo”, según destacan en Casa Rosada. Eso pesó en la designación del santacruceño en su nuevo rol.
En tanto, Garré será postulada para representar a la Argentina ante la Organización de Estados Americanos, con sede en Wa-shington, nombramiento que deberá ser ratificado por el Senado. En ese cargo reemplazará a Martín Gómez Bustillo, representante interino desde que en 2010 renunciara el último embajador que tuvo el país en ese organismo, Rodolfo Gil, un hombre cercano al ex ministro de Economía Roberto Lavagna. No es el primer cargo diplomático que ocupa Garré: en 2005, antes de asumir en Defensa, estuvo asignada durante pocos meses a la embajada argentina en Venezuela.
Por último, los cambios alcanzarán al armado oficialista en el Congreso. La salida de Rossi deja acéfalo al bloque oficialista en la Cámara baja, donde el Frente para la Victoria cuenta con un quórum exiguo. En su reemplazo asumirá Di Tullio, hasta ahora vicejefa de la bancada, quien de esta forma parece asegurarse un lugar en los primeros espacios de la lista de candidatos bonaerenses para los comicios de este año.
Aunque el reemplazo aparece como temporario, hasta que en diciembre se renueve la mitad de la Cámara y se conozcan los nuevos equilibrios, en el Gobierno no descartan que la diputada quede confirmada en su nuevo rol. “Va a depender en parte de lo que pase en estos meses”, aseguran cerca de la Presidenta. De todas formas, señalan en el oficialismo, Di Tullio no tendrá grandes sobresaltos antes de los comicios: la parte fuerte del año legislativo se cerró esta semana con la aprobación de la última Ley de Reforma de la Justicia y del proyecto de exteriorización de capitales. “Ya metimos todas las leyes que nos pidió Cristina –explica un experimentado legislador–. Ahora, empieza la campaña.”
La sorpresa y las derivaciones
Por Mario Wainfeld
Cristina Fernández de Kirchner es poco proclive a cambiar a las principales figuras de su gabinete. Mantuvo en buena medida el que había dejado Néstor Kirchner. Conserva dos ministros que están desde que asumió en el año 2003 (Julio De Vido y Carlos Tomada) y una que sólo se tomó una breve licencia (Alicia Kirchner). Los tres tienen el record de duración en sus carteras, en gobiernos democráticos. No es de extrañar, entonces, que los relevos y designaciones anunciados ayer de modo telegráfico por el secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro, sean los primeros del segundo mandato de la presidenta Cristina, en ese nivel.
Los protocolos K imponen, en esos contados casos, reserva acerca de las razones esenciales de las medidas, nombramiento conjunto con la remoción y jura veloz. Todos se honraron y cumplirán esta vez, reserva incluida.Agustín Rossi y Arturo Puricelli jurarán el lunes como nuevos titulares de Defensa y Seguridad. El pliego de la saliente ministra Nilda Garré para ser embajadora en la Organización de Estados Americanos (OEA) seguramente entrará rápidamente al Senado y obtendrá condigna aprobación.
Los designados se anoticiaron ayer mismo, fueron convocados por la Presidenta a la Casa Rosada y aceptaron la designación como “un honor”.
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Las interpretaciones más extendidas en Palacio hablan de la necesidad de “oxigenar” Defensa y Seguridad. Puricelli estaba complicado por denuncias publicadas en medios opositores que la Presidenta considera “una infamia”, según aseguran en su entorno más cercano. Enrocarlo le ratifica confianza y lo traslada a un área más densa. Tal la hipótesis que prima en Balcarce 50. Cristina Kirchner lo elogió ante Rossi, añaden. Es más opinable que cesen las denuncias opositoras y las críticas a su gestión previa.
En un carril similar, Sergio Berni fue ensalzado ante Puricelli. El dato interesa porque es conspicua la interna que enfrentaba al secretario de Seguridad con Garré. Tanto que en mesas de arena VIP se especuló alguna vez con su ascenso, que no se produjo y que dará pie a surtidas especulaciones, aunque en el manual de estilo del Gobierno no está saldar internas ascendiendo a uno de los protagonistas. La continuidad de Berni y el perfil bajo de Puricelli tal vez sean indicios de su relación futura.
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Puricelli fue el primer gobernador de Santa Cruz en la recuperación democrática. Kirchner fue su adversario firme durante años, su llegada al gabinete trasuntó una reconciliación. No talla actualmente en la política provincial, su cambio de dependencia no produce carambolas en otros tableros.
El caso de Rossi es bien diferente. El Chivo lleva casi ocho incansables años como jefe del bloque de diputados del oficialismo, en los que atravesó épocas doradas y también otras muy peliagudas. Siempre aguantó los trapos, fue un vibrante orador de cierre en notables debates parlamentarios. También fue un esforzado y eficaz “juntador” de voluntades en circunstancias propicias o aciagas. Mantuvo la disciplina y mística del bloque aun durante el conflicto por las retenciones móviles (cuya votación se ganó en Diputados) y durante el período 2009-2011 en el que la oposición tenía mayoría. Su labor le granjeó el reconocimiento de la dirigencia oficialista, de sus compañeros de bancada, de casi todos sus colegas opositores y de la militancia K. Pero también le significó sinsabores, aun agresiones físicas y sobresaltos en la arena electoral santafesina. Seguramente allí pagó su fidelidad y pertenencia.
Su lugar será ocupado por la hasta ahora vicepresidenta del bloque, Juliana Di Tullio, diputada bonaerense que cumple su segundo mandato. Di Tullio estuvo en la banca aledaña a Rossi en los últimos años, fue su mano derecha. Tiene 41 años, es aguerrida, laburadora, militante y estudiosa, condiciones que la emparientan con su antecesor.
La señal en Diputados, a diferencia de lo que se intuye en los ministerios, es de nítida continuidad.
La banca de Rossi será ocupada por Juan Carlos Bettanin, militante, periodista y dirigente de larga trayectoria. Bettanin fue defensor del Pueblo en Santa Fe y actualmente es interventor de LT9 Radio Santa Fe. “Bien del palo”, definen kirchneristas de su provincia.
Ya que de esa provincia hablamos, el pase de Rossi al Ejecutivo acaso lubrique la formación de la lista de diputados nacionales del Frente para la Victoria. María Eugenia Bielsa hizo una gran elección para diputada provincial en 2011. Renunció recientemente a su banca por divergencias internas. Diz que “mide” bien en las encuestas y podría ser una baraja interesante en una competencia muy ardua: los adversarios serán el ex gobernador Hermes Binner y el macrista Miguel del Sel, que casi da un batacazo quedándose con el Ejecutivo provincial dos años atrás.
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Nilda Garré fue diputada para luego seguir el mismo periplo que ahora emprende Puricelli. Cuadro político de larga trayectoria, luchadora contra la dictadura y en democracia, ministra en dos áreas tradicionalmente reservadas a varones, ha sido un emblema del kirchnerismo y “bestia negra” de muchos de sus adversarios. Su traslado a una tarea relevante le resta centralidad. Pero, al mismo tiempo, es una prueba de reconocimiento que no siempre recibieron funcionarios salientes en la etapa kirchnerista.
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Seguramente serán comidilla de los próximos días que los ungidos “no son de La Cámpora” y el no ascenso de Berni.
Los observadores atentos a la palabra de la Presidenta registran que en sus últimos discursos, empezando por el pronunciado en la Universidad de La Matanza, hizo frecuentes menciones a la seguridad como política de Estado. Tanto que, en ese trance, la asoció como parte inescindible de la “democratización de la Justicia” que es una de las obsesiones del Gobierno desde fines del año pasado.
La decisión fue sorpresiva, lo que fuerza a ser prudente en su análisis. También para aquellos que, como el cronista, piensan que el Gobierno necesita renovar sus elencos, aunque no centraba su mirada en las áreas sobre las que se innovó ayer.
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