jueves, 24 de julio de 2014

La chikungunya no mata pero te dobla

ALERTAN SOBRE UNA ENFERMEDAD ORIGINADA EN AFRICA QUE PUEDE LLEGAR ESTE VERANO A LA ARGENTINA

La chikungunya no mata pero te dobla

En siete meses afectó en el continente americano a más de 300 mil personas. Se caracteriza por la aparición súbita de fiebre alta y fuertes dolores articulares. Es transmitida por el mismo mosquito portador del dengue.
 Por Pedro Lipcovich
Es “probable” que la fiebre chikungunya, la enfermedad que lleva a retorcerse de dolor, llegue este verano a la Argentina: así lo advirtió el Ministerio de Salud de la Nación, que distribuyó información a todas las provincias. La enfermedad, originada en Africa, viene expandiéndose por las Américas, donde, en siete meses, la cantidad de afectados creció de cero a más de 300 mil. La chikungunya se transmite por intermedio del mismo mosquito portador del dengue. Su mortalidad es muy baja, pero provoca fuertes dolores de articulaciones, que en algunos casos pueden durar meses. No hay vacunas ni medicamentos específicos; los dolores se tratan con calmantes. Los pacientes generalmente no requieren internación, pero es importante identificarlos y evitar que sean picados por mosquitos, para cortar la transmisión del virus. Además de este control de los casos, la prevención se centra en atender, más que nunca, al descacharrado: la eliminación de recipientes donde, al juntarse agua, se cría el mosquito.
La fiebre chikungunya se describió por primera vez en Tanzania en 1952. El término, procedente del idioma de los makondes –habitantes del sudeste tanzanio–, significa “lo que hace doblarse”, ya que los pacientes, debido a los dolores articulares, se encorvan. En 1999 y 2000 hubo numerosos casos en Congo y Gabón, y desde 2004 se comunicaron brotes importantes en las islas del Océano Indico. En 2006 y 2007 hubo un gran brote en la India. Desde 2005 se suman más de 1,9 millón de casos entre India, Indonesia, las Maldivas, Myanmar y Tailandia. La enfermedad alcanzó también a Australia, y en 2007 se produjo un brote en Italia. En diciembre de 2013 llegó por primera vez a América, con dos casos confirmados en la isla caribeña francesa de St. Marteen. Desde entonces, la cantidad de casos sospechosos en este continente superó los 302.000, con 4756 casos confirmados. El 17 de julio pasado, el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) anunció el primer caso “autóctono” –es decir, transmitido por un mosquito local– en Florida. Ya se han comunicado casos “importados” –en viajeros que visitaron zonas endémicas– en Brasil, Paraguay y Chile.
“Es probable que el próximo verano tengamos casos en la Argentina –advirtió Juan Herrmann, director de Epidemiología del Ministerio de Salud de la Nación–: el virus viene propagándose hacia el sur; hay un gran movimiento de personas que circulan hacia y desde zonas endémicas, y en el país existe el vector, el mosquito Aedes Aegypti, el mismo que para el dengue.” Otro vector posible es el Aedes Albopictus, pero éste “está menos extendido en la Argentina”, observó el funcionario.
Según la OMS, “la chikungunya se caracteriza por la aparición súbita de fiebre alta, generalmente acompañada de dolores articulares. También son frecuentes los dolores musculares, de cabeza, náuseas, cansancio y erupciones cutáneas. Los dolores articulares suelen ser muy debilitantes, pero generalmente desaparecen en pocos días. La mayoría de los pacientes se recupera completamente, pero en algunos casos los dolores articulares pueden durar varios meses o incluso años. La enfermedad suele aparecer entre cuatro y ocho días después de la picadura de un mosquito infectado, aunque el intervalo puede oscilar entre dos y doce días”.
Herrmann señaló que “la posibilidad de que se desarrolle un brote de chikungunya, más allá de casos aislados, depende de tres factores: el primero es que haya o no un adecuado control sobre la presencia del mosquito. No se trata prioritariamente de fumigar, sino de ‘descacharrar’: eliminar los recipientes con agua que funcionan como criaderos”.
“El segundo factor –continuó el funcionario– es que los servicios de salud de las distintas provincias tengan una adecuada ‘sospecha clínica’: ante toda consulta por fiebres inespecíficas, hay que sospechar e investigar la posibilidad de chikungunya. Y el tercer factor está dado por la susceptibilidad de la población a este virus.” La exposición al agente de la chikungunya otorga inmunidad de por vida, pero, al ser una enfermedad emergente, se admite que la población no cuenta todavía con anticuerpos. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) precisó que “la chikungunya rara vez puede causar la muerte, pero el dolor en las articulaciones puede durar meses e incluso años para algunas personas”, como ciertos casos de pacientes con enfermedades previas en las articulaciones.
Herrmann comentó que “hay un grupo de enfermedades que se presentan de una manera similar: los ‘síndromes febriles inespecíficos’, con fiebre súbita sin síntomas respiratorios: en este grupo están el dengue, la leptospirosis, el hantavirus, la fiebre hemorrágica argentina; en casos donde se agreguen dolores incapacitantes, habrá que sospechar la posibilidad de chikungunya”.
No hay vacuna contra la chikungunya, y se la trata “con analgésicos y antifebriles como el paracetamol. Es preferible no usar aspirina. El paciente puede transmitir la enfermedad durante el período febril, por lo cual es importante que utilice repelentes o tules para evitar picaduras de mosquitos. La chikungunya no se transmite en forma directa a otras personas”, precisó Herrmann.

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