martes, 21 de mayo de 2013

evita una grande del pueblo

Memoria de mujeres peronistas. Voces de la militancia.

Cuarenta mujeres cuentan a coro quién fue realmente Eva Perón

Nora Pulido, Raquel Gianella y Mariano Álvarez realizaron un seminario que culminó en un libro: un texto teórico
y 40 mujeres de diferentes épocas trazan el retrato personal y político de una figura argentina emblemática.

  
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Blanca Zapata tiene 78 años. Ella recuerda el día que votó por primera vez, en 1951: "Evita internada… lloré cuando emití el voto y cuando la vi a Evita en la cama, tan demacrada, recién operada dos días antes… tan joven… Fue terrible, una pérdida tan grande, porque si ella hubiera vivido unos años más, yo creo que Perón… era un bastón grande de Perón, o sea Perón sin Evita, no sé si hubiera sido el Perón que conocimos nosotros ¿no?" Nina Brugo militó durante la Resistencia. Ella dice: "Éramos más bien un grupo (territorial) cristiano, de buscar al Hombre Nuevo, la lucha… Yo creo que cuando (Eva) dice 'no soy feminista' tenemos que reconocer que tuvo accionar feminista, es como con la clase obrera que acciona como clase pero no tiene explícita la conciencia de clase". Judith Said militó en los setenta en Montoneros. Estuvo en la plaza el 1º de mayo de 1974, cuando tenía 23 años y Perón echó a la organización de allí. "Fue una gran decepción. Hoy me recuerdo volviendo al departamento que compartíamos con una compañera porque yo ya tenía mi hijo y ella a su hijo, y a su marido preso, y tengo esa imagen de volver al departamento muy triste, me acuerdo que nos sentamos, tomamos unos mates y nos preguntamos ¿qué hacemos? ¿cómo seguimos?" 
Es posible leer la historia como un cuento congelado en el tiempo, vivido y escrito por otros. O acercarse a ella a través de relatos diversos, contradictorios, polémicos, apasionados. Pero sobre todo, vivos. Relatos en primera persona que adquieren un relieve particular si esas voces han estado afuera de los manuales y los retratos canónicos. De indagar esa brecha se ocupa Memoria de mujeres peronistas. Voces de la militancia. Allí se complejiza el lugar de las mujeres en distintas épocas del peronismo, desde las censistas e integrantes del Partido Peronista Femenino hasta las militantes de los setenta (integrantes de espacios sociales y de organizaciones armadas revolucionarias, por ejemplo) pasando por la época de la Resistencia a través de redes que se tejían en todo el país con la participación de barrios y sindicatos.
Memoria de mujeres peronistas… combina una introducción teórica con pasajes de testimonios de unas cuarenta entrevistadas. Además, se incluyen siete testimonios orales en su totalidad. Este libro es el resultado de un seminario a cargo de  Nora Pulido, Raquel Gianella y Mariano Álvarez, que trabajaron junto con alumnos del último año de la carrera de Sociología de la UBA. El Instituto Nacional de Investigaciones Eva Perón –editor de este trabajo– brindó apoyo para la concreción del texto y alentó la creación del Archivo Oral de la Memoria de la Participación Política de las Mujeres en Argentina para preservar los materiales utilizados durante la investigación. Además, el libro cuenta con el auspicio de la Secretaría de Cultura de la Nación y el Fondo de Población de Naciones Unidas. 
Si bien es una publicación teórica, la inclusión de entrevistas -que se abordan como relatos orales, con una transcripción más cercana a la antropología que al periodismo- hace de éste un material para todo público. Gianella explica que para obtener esos testimonios, primero se estableció un marco temporal que involucrase cuatro períodos entre los cuarenta y los setenta. Luego, los entrevistadores pautaron una serie de preguntas comunes. Por ejemplo, cuál era el vínculo de estas mujeres con la figura de Eva (muchas la conocieron personalmente y vivieron en su misma época, pero la mayoría no) y cuáles fueron las singularidades de la militancia femenina en distintos momentos.
"Eva Perón tiene una densidad diferente para las mujeres que la conocieron y estuvieron cerca de ella y para las que no. Las primeras tienen una admiración basada en lo vivencial: la querían por lo que Evita hacía y también, por lo que ella misma les pedía. Esto iba configurando un perfil de Eva pero también de las mujeres, que comenzaban a militar rompiendo los parámetros machistas que históricamente las habían reducido al espacio privado", explica Gianella. Y ejemplifica: "En algunas entrevistas vinculadas al primer peronismo, ellas cuentan que le pedían permiso al marido para ser delegadas en una fábrica. Y después agregan: ‘era formal porque nosotras lo íbamos a hacer lo mismo'".
Además, continúa la investigadora, las mujeres del primer peronismo también se sentían reivindicadas como trabajadoras y como militantes a través de los logros del gobierno. "Si bien Evita tenía un discurso que se refería a la figura de Perón como líder de una revolución social y política, ella cobra vuelo propio. Y lo hace a través del protagonismo que les da a las mujeres. Así, las militantes se convirtieron en enlace entre las necesidades del pueblo y Eva a través de las unidades básicas, las Escuelas de Enfermería o la Fundación Eva Perón, por ejemplo."
"En las otras entrevistas, Evita es… no diría un mito porque así se daría idea de algo lejano, pero sí una bandera por la que inclusive se daba la vida”, dice Gianella, que también siente un involucramiento personal con el período por haber militado en la Juventud Peronista. "El rol de las mujeres en la Resistencia aún no tiene la visibilidad que merece ya que ese período aparece hegemonizado por la lucha del movimiento obrero. Por supuesto que el movimiento merece su lugar pero allí también estuvieron las mujeres."
En relación con los '70, "la gran mayoría de nosotras nos considerábamos iguales a los varones". Gianella explica que el tema de los roles no era discutido en clave de género. "Era un momento donde muchas organizaciones pasaban a la clandestinidad, donde la discusión pasaba por esas cuestiones y por garantizar el retorno de Perón". Observa que, sin embargo, la maternidad cambiaba la cuestión. "No teníamos la misma posibilidad que los varones, salvo algunas excepciones, de alcanzar los mismos niveles de conducción. Era, considero, una forma de discriminación silenciada. Al mismo tiempo que militábamos, nos seguíamos ocupando de lo cotidiano. Pero de manera paralela, fuimos tejiendo espacios de solidaridad entre nosotras como mujeres militantes."  «
 

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