sábado, 24 de mayo de 2014

La pelea en el kirchnerismo por la gobernación, detrás del ataque de Kunkel a Insaurralde

La pelea en el kirchnerismo por la gobernación, detrás del ataque de Kunkel a Insaurralde
LPOEl ex intendente de Lomas juega a fondo con Scioli, pero el ala dura del oficialismo quiere poner de candidato a Julián Domínguez.
El kirchnerismo duro quiere evitar a toda costa que Martín Insaurralde se convierta en el gobernador de la provincia de Buenos Aires. La idea de que Daniel Scioli termine quedándose con la banda presidencial e imponiendo al diputado como su sucesor en territorio bonaerense sería el peor de los mundos posibles para el cristinismo puro.
Hoy el ex intendente de Lomas de Zamora es el candidato a gobernador que más mide y en el kirchnerismo lo saben, pero son conscientes de que está jugando a fondo con el ex vicepresidente.
Insaurralde no es el candidato elegido por Cristina ni por su círculo más íntimo que comanda La Cámpora. En realidad, el elegido por la “diputadora” k que expresa Carlos Kunkel es el Presidente de la Cámara Baja, Julián Domínguez.
Lo cierto es que esta disputa por la gobernación salió a la luz con crudeza la semana pasada, cuando el legislador ultrakirchnerista cargó con todo contra el ex intendente de Lomas. "No se gobierna con frases pintorescas dichas en algún programa de farándula, ni andando por ahí con bataclanas", lanzó Kunkel.
La esposa del diptuado ultra k reforzó las críticas de su marido. "No me gusta el comportamiento de Insaurralde", disparó. Y le reprochó "ir a programas faranduleros para lograr subir puntos para su campaña”.
La réplica de Insaurralde no se hizo esperar: “poco hombre, machista, y gorila”, le respondió. Enseguida, consiguió el apoyo del intendente de Olavarría, el massista José Eseverri, quien le recordó vía Twitter que "así trataban los gorilas a Evita".
Sin embargo, el Frente Renovador no fue el único espacio en salir a bancar al diputado. El jefe de Gabinete bonaerense Alberto Pérez se metió en la pelea y de esta manera dejó bien en claro que Insaurralde es el candidato de Scioli y no del kirchnerismo duro. 
"Prefiero pensar que no quiso decir eso, que se equivocó porque coincido con la respuesta de Insaurralde. No se debe hablar así de ninguna mujer. Mucho menos alguien que forma parte de un movimiento político que tuvo siempre a las mujeres en el centro", lo cruzó Pérez a Kunkel.
La guerra no terminó ahí. Julián Domínguez compartió un acto del PJ con el gobernador bonaerense y lo criticó mientras el mandatario se encontraba a tan sólo unos pasos de distancia.  “Los proyectos personales no pueden estar por sobre la conducción de la presidenta”, le dijo.
Scioli redobló la apuesta y mandó una señal al kirchnerismo todavía más fuerte. Envió a Lomas a su esposa, Karina Rabolini, a compartir con Insaurralde un acto de la Fundación Banco Provincia, que ella preside.
Según pudo saber LPO, en el sciolismo sueñan con una fórmula Insaurralde-Bossio. El titular de la Anses es uno de los anotados en la carrera por la gobernación y el ex vicepresidente se muestra con él cuando ex intendente se sobrepasa con sus coqueteos con el massismo.
La lista de diputados, el principal objetivo
Lo que sospechan en un sector del peronismo es que esta jugada de lanzar a Domínguez como candidato a gobernador, sumado a su postulación a presidente con el lanzamiento de la semana pasada del Grupo San Martín, en realidad ocultan una estrategia para que el titular de la Cámara de Diputados vuelva a encabezar la lista de legisladores del kirchnerismo en la provincia.
La intención de Cristina y La Cámpora es presionar a Scioli con el lanzamiento de Domínguez a la presidencia o a la gobernación como un mecanismo de negociación, en la que el kirchnerismo  duro terminaría “cediendo” el lugar a cambio de controlar los nombres para Diputados.
Esto le permitiría a Cristina armar la boleta en soledad y a su antojo, sin negociar con nadie, replicando lo que hizo Eduardo Duhalde en el 2003 cuando impuso una ley para separar las elecciones presidenciales de las legislativas y luego metió en las listas de diputados nacionales a casi todo su gabinete.
Es que, tal como adelantó LPO, toda la cúpula de La Cámpora quiere meterse en las próximas listas de diputados y así garantizar los fueros para los máximos dirigentes de “la orga”.
Así, se cubrirían de cualquier sobresalto en Comodoro Py Andrés “Cuervo” Larroque, Eduardo “Wado” De Pedro, Mariano Recalde y Mayra Mendoza, en primer lugar.
Juan Cabandié es un caso aparte porque acaba de ser electo diputado nacional y tiene mandato hasta el 2017, de manera que es el único camporista hoy con pasaporte asegurado para el postkirchnerismo, pero en todo caso si hay reelecciones para el resto de la cúpula, el que tiene el horizonte más cercano.
Ante la consulta de LPO sobre una eventual candidatura a la Cámara Baja o a gobernador, desde el entorno de Domínguez aclararon que su aspiración es solamente a la presidencia, pero que la hará explícita sólo cuando Cristina le de el ok a todo el espacio.
En el sciolismo piensan que Domínguez no va a enfrentarlos en ninguna de las dos instancias, porque tanto Scioli como Insaurralde son los dos oficialistas que más miden en la Provincia, mientras que el presidente de la Cámara Baja sigue sin despegar en las encuestas. Saben que terminarán arreglando con el cristinismo puro en algún punto intermedio.
Por estos días la principal preocupación de los camporistas es ubicar la mayor cantidad de dirigentes en las listas de diputados y por eso ya piensan en implementar en las primarias un sistema D'hont, más bondadoso con los perdedores. 
De ahí que la agrupación se haya desententido de la candidatura del gobernador entrerriano Sergio Urribarri, que habían impulsado en un principio. Los ganadores de la pelea por los cargos ejecutivos del 2015 ya no importan: lo que vale es meter legisladores.
Por otro lado, Cristina cree que si no hay un candidato a presidente propio, es preferible que gane Macri. La mandataria imagina un regreso con gloria en el 2019, en una suerte de réplica de lo que hizo su parpar chilena Michele Bachelet tras la deslucida gestión de Sebastian Piñera.
Si el peor de los mundos era un Scioli presidente con un Insaurralde gobernador, el ideal de Cristina es una candidatura a presidente de Scioli que le permita meter unos 20 diputados y que el ex motonauta termine perdiendo con Macri en la competencia por la Casa Rosada. En los dos casos tendría el poder suficiente para condicionarlos desde el Congreso antes de abandonar el sillón de Rivadavia.

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