24 / 02 / 11 | sociedad | el pais
De ahí para abajo, cualquier cosa puede pasar, y la gama de berretismo que tiñe a las redacciones de los diarios y revistas opositores al gobierno, ha alcanzado niveles superlativos.
Y va en aumento.
Por eso, cuando de repente aparece un pibe que dice tener algún tipo de "llegada" al kirchnerismo, los editores se sacan los ojos para ver quién se lo queda. Al jóven periodista le ofrecen sumas inverosímiles para trabajar en tal o cual medio, y el flaco empieza a escribir lo que supuestamente "le dicen" sus "fuentes".
Lo que no saben los editores que contrataron al pibe, es que en realidad, la nueva adquisición está en las mismas condiciones que ellos, respecto del acceso a las fuentes genuinas de la información. Ergo, cuando escribe también inventa y/o manda fruta. O afana.
La diferencia entre estos albaceas del periodismo y los viejos carcamanes, es que los más jóvenes tienen cuentas de Twitter y Facebook, y que también leen los blogs. Algo pescan, sobre todo en Twitter. Después van y chapean con eso en la redacción, y claro, les va bien. Parece increible, pero es así.
Mañana sale como nota de tapa en la revista Noticias, un "informe" sobre La Cámpora. Me consta que quienes escribieron esa nota, no hablaron con ningún referente de peso de la Agrupación, ni siquiera con l@s compañer@s que podríamos denominar "segundas líneas". Nada, ni un dato. Pero va a ser nota de tapa, y va a haber gente que la va a leer y va a decir "pero mirá vos, que irresponsable esta mujer, nombrar como funcionarios a estos pendejos maleducados". Y probablemente haya algún idiota que repare en los detalles intrascendentes en los que la nota hará hincapié.
Dentro de diez días, nadie se va a acrodar de lo que decía la nota, y así va pasando la vida, hasta que dentro de un mes saquen otra, que diga más o menos lo mismo.
Bienvenidos al fin del periodismo. Mientras tanto, nosotros ganamos elecciones.
Uno de los peores problemas que tienen los editores que trabajan para los medios de la oposición política al gobierno, es que carecen de columnistas y redactores con acceso a las fuentes.
Basta con leer algunos de los párrafos de las columnas de Nelson Castro, Eduardo Van Der Kooy o Joaquín Morales Solá, para advertir que no tienen ningún tipo de diálogo con la primera línea de funcionarios del kirchnerismo, sino que apenas hablan con algún cuatro de copas que, para creerse un poco más importante, les atiende el teléfono para batirles tres o cuatro pavadas. El resto, lo inventan.De ahí para abajo, cualquier cosa puede pasar, y la gama de berretismo que tiñe a las redacciones de los diarios y revistas opositores al gobierno, ha alcanzado niveles superlativos.
Y va en aumento.
Por eso, cuando de repente aparece un pibe que dice tener algún tipo de "llegada" al kirchnerismo, los editores se sacan los ojos para ver quién se lo queda. Al jóven periodista le ofrecen sumas inverosímiles para trabajar en tal o cual medio, y el flaco empieza a escribir lo que supuestamente "le dicen" sus "fuentes".
Lo que no saben los editores que contrataron al pibe, es que en realidad, la nueva adquisición está en las mismas condiciones que ellos, respecto del acceso a las fuentes genuinas de la información. Ergo, cuando escribe también inventa y/o manda fruta. O afana.
La diferencia entre estos albaceas del periodismo y los viejos carcamanes, es que los más jóvenes tienen cuentas de Twitter y Facebook, y que también leen los blogs. Algo pescan, sobre todo en Twitter. Después van y chapean con eso en la redacción, y claro, les va bien. Parece increible, pero es así.
Mañana sale como nota de tapa en la revista Noticias, un "informe" sobre La Cámpora. Me consta que quienes escribieron esa nota, no hablaron con ningún referente de peso de la Agrupación, ni siquiera con l@s compañer@s que podríamos denominar "segundas líneas". Nada, ni un dato. Pero va a ser nota de tapa, y va a haber gente que la va a leer y va a decir "pero mirá vos, que irresponsable esta mujer, nombrar como funcionarios a estos pendejos maleducados". Y probablemente haya algún idiota que repare en los detalles intrascendentes en los que la nota hará hincapié.
Dentro de diez días, nadie se va a acrodar de lo que decía la nota, y así va pasando la vida, hasta que dentro de un mes saquen otra, que diga más o menos lo mismo.
Bienvenidos al fin del periodismo. Mientras tanto, nosotros ganamos elecciones.
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