sábado, 26 de febrero de 2011

Santa Fe el caleidoscopio
nacional

Nunca como en el 2007 los ojos de la
política se depositaron precipitadamente en el 2011. Distintos acontecimientos
llevaron a que recién asumida Cristina Fernández de Kirchner, las expectativas
se centraran en  la definición del 2011.
Desde el oficialismo, Néstor Kirchner  ocupaba sus horas en estructurar el devenir de los próximos veinte años
del kirchnerismo en Argentina.  Desde los
sectores opositores comenzaban a esbozarse estrategias para contrarrestar tal
reto político. Kirchner era el eje por el cual la política se sinceraba y/o se
dividía, no quedaba inocua. Su muerte convirtió a la política en una fachada,
dado que como ya hemos dicho en otras ocasiones, los actores políticos no están
asumiendo la realidad. Y la realidad es que viene cayéndose un orden y no
aparece un nuevo orden. El desorden es la inflación. El desorden es el
narcotráfico. El desorden es la inmoralidad de adulterar remedios oncológicos.
El desorden es el crimen de Mariano Ferreyra. El desorden son las muertes
diarias por desnutrición. El desorden es que a siete meses de las elecciones
presidenciales no aparezca con claridad la definición de los cuatro o cinco
candidatos a disputar la presidencia de la nación. Lo anecdótico es que aquello
tan deseado, hablado, estudiado y soñado prematuramente en el 2007 cual era el
advenimiento del 2011,
a
pocos meses de concretarse,  aparece el desorden de la confusión. Todo
indicaría que  Cristina Fernández iría
por su reelección –son muchos años viviendo en el poder como para irse a su
casa, quien más puede entenderla tal vez sea Mirtha Legrand-. Desde las
oposiciones  en el caso del radicalismo,
la inacción de muchos años lleva a que sus candidatos estén más preocupados en
probarse trajes que en asumir la hora que les espera. En el peronismo federal,
Duhalde para contrarrestar el mote de “padrino”, se aviene a un sistema de
elección interna por regiones que suena engorrosa y a su vez aletarga su
posicionamiento.  Lo cierto es que
ninguno de los posibles candidatos a gobernar los próximos cuatro años en
Argentina, está parándose sobre la realidad que hoy indica un final abierto para
el destino de nuestra nación. La Presidente debiera producir
cambios en su gobierno para indicar a la sociedad que está sabiendo de qué se
trata. Si no lo hace, de ser reelecta ¿por qué haría mañana  las correcciones que hoy no realiza? Al
ciudadano le resulta muy difícil vislumbrar quien entiende lo que nos está
pasando como sociedad y pueda tener las herramientas adecuadas para encaminar la
solución de los grandes problemas que amortigua el viento pujante de la
macroeconomía.

El interrogante clave es: ¿hasta qué
punto se puede consolidar un sistema democrático por fuera de un sistema de
partidos? Existe un pecado original para llegar hasta este hoy de desguase
partidario e ideológico. Comienza con el cierre de los partidos políticos. 65
años atrás  Perón obtenía su primer
triunfo electoral, fundaba un partido  y
multiplicaba el accionar de las escuelas políticas. El radicalismo lo precedió
en esta práctica al igual que el socialismo. Las distintas dictaduras  convirtieron en sangre lo que antes eran
palabras con pasión y convicción. Pero no fue lo único que sucedió. Llegaron los
que hicieron de  la política su coto de
negocios. La corrupción fue avanzando y al igual que el fuego devorando el
presente y el futuro de nuestro país. Y además aparecieron quienes creyendo
tener la propiedad de un pedazo de su partido, “se lo llevaron a su casa”. Tal
vez donde más se observe esto es en el radicalismo con Carrió, Stolbizer, López
Murphy, Cobos. Dado que en los últimos 20 años en el peronismo nadie logró
quedarse con ningún pedazo. Al llevarse cada uno  un pedazo del todo  que es la política, la política desaparece.
El último punto clave es la justicia y su dependencia con la política. No es
casual que por segundo año consecutivo el presidente de la Corte Suprema de
Justicia, Dr. Ricardo Lorenzetti,  haya
pedido que no se politice la justicia ni se judicialice la política.

Política en Santa
Fe

Finalmente el
cuadro de definiciones políticas que analizábamos desde esta columna quedó
plasmado el pasado 21 de febrero. Por el Frente Progresista Cívico y Social,
entre el  Dr. Bonfatti y el Ing.
Giustiniani está la definición. En el peronismo tal lo escrito , el diputado
Agustín Rossi presentó el armado político más completo y prolijo; el Dr. Rafael
Bielsa debió lograr que Cachi Martínez depusiese su aspiración a gobernador y
así aunar fuerzas; el Dr. Juan C. Mercier y Ángel Baltuzzi con identidad
reutemista. El intendente Perotti, representando con sus candidatos solamente al
centro norte provincial de la mano del Ing. Jorge Obeid. Miguel del Sel
aprovechando la situación de orfandad política recogiendo a los “no contenidos”
de distintos sectores.  Santa Fe es la
muestra del caleidoscopio de la política argentina

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