Cristina: “O apoyamos a un candidato nuestro o que gane Macri”
Necesitada de no mostrarse en un fin de ciclo, Cristina Kirchner recibe a diputados y dirigentes fieles en la Quinta de Olivos y a todos les repite una frase: “O ponemos un candidato propio o que gane Mauricio Macri”, dice enfática, según revelaron a LPO dos de los privilegiados que pudieron conversar con ella de política.
Todo indica que Cristina quiere esconder cualquier señal de pérdida de poder anticipada, en un contexto político que tiene a dos presidenciales peronistas como Daniel Scioli y Sergio Massa, con quienes dice no sentirse identificada.
Antes que cualquiera de ellos, Cristina prefiere que siga subiendo Macri, con una leve mejoría en las encuestas en los últimos meses. Es comprensible, siempre que hubo un nuevo líder peronista en la Presidencia, el antecesor se vio obligado a jubilarse, como corresponde a un movimiento que hizo del poder su razón de ser.
Por eso, Cristina se deshace en elogios a Macri, copiando el plan de Carlos Menem cuando imaginó que la sucesión de Fernando de la Rúa le iba a permitir regresar luego de un período. Y de hecho casi le sale, sólo que no imaginó que el radical perdería el gobierno en apenas un año y medio y su rival interno, Eduardo Duhalde se apoderaría de la Presidencia.
La idea de ser reemplazada por Macri, para volver al poder en el 2019, se basa también en el modelo chileno. Cerca de Cristina ven en el ingeniero a un Sebastián Piñera y por supuesto, reservan para la Presidenta el rol de una espléndida Bachelet que regresa al poder con enormes índices de popularidad, acrecentados por la floja gestión de su sucesor.
“Es sincero. Dice lo que piensa y es bien predecible. A los otros los manejan los diarios”, afirmó Cristina ante un diputado oficialista que la visitó en la Casa Rosada, según pudo confirmar LPO. Clásico de final de mandato, con su prédica intenta evitar pronunciamientos a favor de Scioli o fugas al massismo.
Las dudas
Claro que a la hora de analizar las opciones que plantea Cristina, advierten sus visitantes, el candidato propio no parece estar definido. Los intérpretes del kirchnerismo creen que quienes primero se mencionaron serán más rápido en ser descartados. El entrerriano Sergio Urribarri entraría en esa lista.
En una zona gris ven a Florencio Randazzo. “Cristina no habla de él. Lo cuida pero no le da lugares preponderantes como sí tiene Julián Domínguez. Capaz de representarla en el Vaticano y en una cumbre de la OEA”, dicen los diputados.
Domínguez camina el país por su cuenta y la semana próxima lanzará el Grupo San Martín, un grupo de especialistas que quieren mostrar como un potencial gobierno. Pero su performance en las encuestas es una incógnita.
Pero cuando Cristina habla en privado, evita nombres y habla de “algo propio”. Hilando fino, un término así sólo le puede caber a los representantes de La Cámpora, quienes en los pasillos promueven poblar las listas de diputados y para aguantar un "retiro" de cuatro años del corazón del poder, mientras se preparan para volver "con gloria" en 2019.
Los kirchneristas del Gobierno que no acuden a sus mitines se espantan ante estas afirmaciones. “Es una locura irse a los cuarteles de invierno”, les responden.
Pero el pronóstico camporista tiene sentido si se piensa en su futuro: a último momento Cristina podría conseguir bancas para los líderes de La Cámpora, que los proteja de un ataque judicial. Para lograrlo, tal vez deje de hablar mal de Scioli y de decir que si no pone el candidato ella, lo mejor es que sea presidente Macri.
Nada demasiado distinto a lo que siempre terminaron haciendo los Kirchner luego de pasarse años lijando al gobernador. Después de todo fue Scioli quien le grantizó a Kirchner competitividad en el 2003 como vicepresidente, luego en el 2007 le aseguró a Cristina la Presidencia con su candidatura a gobernador y en el 2011 lo mismo con su reelección. Siempre lo atacaron y siempre, al final del camino, terminaron acordando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario