lunes, 19 de mayo de 2014

Selfies de la política santafesina

Selfies de la política santafesina

A la cabeza de las selfies se posiciona —vaya sorpresa — María Eugenia Bielsa, quien hasta aquí se había mostrado esquiva a las apariciones mediáticas o electoralistas.

Por Mauricio Maronna / La Capital
La inmensa mayoría de los políticos —santafesinos o no— con votos propios, y los que quieren estar en las listas por los sufragios ajenos, han comenzado una intensa pretemporada tratando de que el 2015 no los encuentre afuera del microclima preelectoral. En política, se sabe, afuera siempre hace frío.
Salvo el socialismo, por razones a explicar en el decurso de esta columna, el resto de los partidos, de los frentes consolidados y de las alianzas potenciales han establecido tácticas cortas en las que todos se saludan con todos, siempre munidos de oportunas cámaras destinadas a plantar supuestos hechos políticos. Como contexto coral del show fotográfico, casi todos admiten que casi todo es posible. Un juego de palabras que demuestra, además, la labilidad —cuando no la inexistencia práctica— de la mayoría de los partidos políticos.
A la cabeza de las selfies se posiciona —vaya sorpresa — María Eugenia Bielsa, quien hasta aquí se había mostrado esquiva a las apariciones mediáticas o electoralistas. Para el abanico de supuestos precandidatos peronistas a presidente de la Nación, la instantánea con la ex vicegobernadora es uno de los módicos resultados a favor que se pueden llevar de la provincia de Santa Fe.
Bielsa, quien no sería candidata a intendenta de Rosario pero tal vez sí a gobernadora, les ha regalado primeros planos fotográficos a Sergio Urribarri, con quien se mostró en Rosario, y a Julián Domínguez, a quien acompañó junto a Omar Perotti en su virtual lanzamiento presidencial en Mar del Plata. Salvo con Agustín Rossi, es probable que la arquitecta también acepte dar el presente en eventuales visitas de Daniel Scioli y Florencio Randazzo.
Los presidenciables peronistas que desembarcan en Santa Fe se encuentran con un verdadero rompecabezas. La diáspora que relegó al PJ al tercer lugar en las dos últimas elecciones, y que muestra su fresco en los doce bloques de la Cámara de Diputados, genera hilaridad en quienes llegan a buscar adhesiones para los proyectos nacionales.
"Esto es un despelote, no sé cómo vamos a lograr unificar a todos si todos quieren ser diputados provinciales", le comentó un interlocutor santafesino a un miembro de la comitiva de Urribarri, quien llegó a Rosario tratando de hacer pie en la rugosa interna que se viene en el kirchnerismo. La idea sobre un acuerdo político que germinó entre diputados y senadores peronistas que se juntaron alrededor de una mesa —después de dos años de ignorarse y cruzarse dardos por lo bajo— respondió a una pulimentada dosis de pragmatismo.
"Las divisiones nuestras les suben el precio al socialismo. Pese a que las gestiones no son buenas está instalado que en 2015 vuelven a ganar la provincia y Rosario. Tenemos que explorar la unidad hasta por un ejercicio de sobrevivencia en la Legislatura", es el decálogo que baja de propia boca de alguien que termina mandato en 2015 y quiere volver al redil hasta 2019.
Hasta ahora las reuniones son sólo approaches en busca de una pipa de la paz que deberá ser tan grande como la bota santafesina. A esa canción de armonía que venían ensayando unos y otros le salió al cruce Rossi, quien recordó que el PJ santafesino es un apéndice del nacional y que allí talla el Frente para la Victoria.
El único bloque que no concurrió a las reuniones fue el que se referencia en Bielsa. Aducen allí que al tiempo que se convoca a "la unidad", desde el rossismo lanzan candidaturas propias, y hacen referencia a Luis Rubeo por la instalación de algunos carteles. En verdad, resulta candoroso creer que la política electoral demorará la aparición de nombres propios. Además, jamás podría haber unidad plena en una sola lista. A lo máximo que puede aspirar el PJ es a una gran interna con varias nóminas, algo que tornaría competitivo al peronismo local.
El que no sólo no pudo llevarse su selfie con Carlos Reutemann sino que, además, debió suspender su presencia en la provincia fue Sergio Massa. La hoja de ruta que le habían preparado algunos senadores santafesinos contemplaba visitas a la Bolsa de Comercio y la Federación Agraria, siempre con la compañía del Lole, quien desde 2009 no participa de acto público alguno en Rosario. Pero Reutemann se accidentó al hacer una maniobra atribulada con su bicicleta y se bajó de la recorrida.
Inútiles fueron los intentos del ex intendente de Tigre por visitar a Reutemann en su casa de barrio Guadalupe. "No me parecía oportuno hacer una reunión política en mi casa, pero yo le pedí a Massa que no suspenda la visita a Rosario, que vaya sin mí", le dijo el senador nacional a LaCapital. Cuando se lo consultó sobre algún presunto malestar de vieja data con Oscar Cachi Martínez, hoy encumbrado referente massista en Santa Fe, Lole tiró la pelota a las nubes. O no.
"Yo no digo nada. Ni a favor ni en contra. No me van a sacar un título respecto de Martínez", dicen que manifestó el ex gobernador al tiempo que indicó que su dolencia en la pelvis lo mantendrá al menos 40 días en reposo.
Sin Reutemann en la pista, Massa prefirió desembarcar en Rosario en otro momento. El que ahora ha comentado sus deseos de visitar la provincia es Scioli, quien envió a su equipo de campaña a hacer reconocimiento del terreno. Como una manera de preservar a su grupo político y evitar fugas, Rossi no descarta su condición de presidenciable. Todos los que militan en La Corriente saben que mientras esté latente la posibilidad de una candidatura de su jefe político no podrán dar atisbos de querer embanderarse con Scioli, Randazzo o Urribarri. Frente a ese panorama, desde el sciolismo también coquetean con la posibilidad de contar con Bielsa y Perotti.
Aunque lejos de los ruidos externos, el socialismo también comienza la larga tarea de definir candidatos. Aunque intenten quitarle sonoridad a los movimientos, los posicionamientos están a la orden del día. Los socialistas juegan en los comicios de 2015 sus dos vacas sagradas: la Municipalidad de Rosario y la Gobernación de Santa Fe. La tercera carta de relevancia política y estratégica es la Intendencia de la capital provincial, pero allí volverá a tallar el radicalismo, de la mano de José Corral. Tras la asunción de Mario Barletta al frente del comité provincial, la nueva cúpula ucerreísta deberá atar compromisos irrenunciables de apoyo al candidato propio en la interna, que seguramente será Barletta.
Saben los radicales que quien resulte ungido postulante socialista (Miguel Lifschitz es hoy la principal referencia) buscará repetir lo que hizo Antonio Bonfatti: ofrecerle la candidatura a vicegobernador a alguien de boina blanca. De una vez por todas, la UCR deberá priorizar los marcos de unidad interna para sacar ventaja comparativa de la mayor cantidad de intendentes y presidentes de comuna. Léase, de la mayor inserción territorial.
Al tiempo que preparan los laboratorios para las alquimias, en el Frente Progresista miran de reojo los movimientos del peronismo y del PRO. Miguel Del Sel confirmó que antes del inicio de la campaña renunciará a su banca de diputado nacional para competir sin red por la Casa Gris. Una decisión elogiable, de la que los macristas esperan sacar réditos en votos.
Observando la letra chica aún por escribirse, y restregándose las manos por la división opositora, radicales y socialistas leen encuestas y confían en retener los lugares de gestión pese a que la realidad de inseguridad y violencia los ha tenido a salto de mata.
Sin levantar olas, hasta se atreven a sostener que alcanzarán una victoria legislativa para el período 2015-2019. Es la foto que les falta para completar el álbum santafesino. La que les resultó, hasta acá, imposible de conseguir.

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