Todos somos macacos
Emir Sader
ALAI AMLATINA, 29/04/2014.- Después de la enésima vez que han tirado
plátanos en contra de jugadores de futbol negros en Europa, Daniel Alvez
ha resuelto comer el plátano y Neymar declaró: “Todos somos macacos”
(Todos somos monos). Es el comienzo de la reacción, que los propios
europeos parecen incapaces de hacer, en contra de la discriminación en los
estadios de futbol, simple continuación de lo que pasa en la vida
cotidiana en países que se consideran blancos y civilizados”.
Europa “civilizada” se ha enriquecido en base a la esclavitud y a su
corolario: la discriminación y la reducción de los negros a “bárbaros”.
Ellos llegaron a América con la cruz y la espada, a “civilizarnos”, esto
es, a destruir a las poblaciones nativas y someterlas a la dominación
colonial. Han sacado a millones de africanos de su mundo para traerlos
como animales a trabajar como esclavos para explorar las riquezas de
América y mandarlas a la Europa “civilizada”.
Todo el movimiento histórico de la “libertad, igualdad, fraternidad”, se
ha desarrollado en función de la liberación de los siervos de las glebas
de Europa, desconociendo la esclavitud que esa misma Europa practicaba.
Nadie – salvo el solitario Hegel – tomó conocimiento de la Revolución
Haitiana en contra de la dominación de la Francia “emancipada” por su
revolución, pero opresora de la primera Revolución Negra de independencia
en las Américas.
Siglos después, cuando Europa “civilizada” liquida su Estado de bienestar
social y tira al abandono a millones de personas – ante todo a los
inmigrantes, que fueron a trabajar en condiciones degradantes, cuando sus
economías los necesitaban – el racismo demuestra toda su fuerza. Son los
partidos de extrema derecha los que las fortalecen, al tiempo que el
racismo aparece también en los campos de futbol, sin que genere gran
indignación en la Europa “civilizada”.
Al mismo tiempo, se desarrollan campañas discriminatorias en contra de
Brasil, proyectando un país de “culebras, tigres, monos” que van asediar
el Campeonato Mundial de Futbol, además de ellos, un absurdo y estúpido
informe del Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania, caracteriza a
Brasil como un “país de alto riesgo”, como sugiriendo que la gente no
venga a Brasil. Si fuera así, ¿Por qué Alemania está instalando nuevas
fábricas de BMW, de Mercedes, de la misma Volkswagen y de otras?
Esa campaña, llevada a cabo por las fuerzas conservadoras de los medios
internacionales, se da porque Brasil incomoda al ideario de esas fuerzas.
El Brasil de hoy no es mas el país de la dictadura militar, no es más el
país del neoliberalismo. Mientras Europa, inmersa todavía en ese modelo,
produce un desastre social de proporciones continentales, Brasil – y otros
países de Latinoamérica – crecemos y disminuimos la desigualdad y la
miseria, que crecen en Europa. Nosotros les incomodamos porque estamos en
contra del Consenso de Washington, que ellos intentaron imponernos,
causándonos grandes daños, que nosotros supimos superar, volviéndonos la
región del mundo que se contrapone a los extravíos que Europa asume.
Vamos a recibirlos en Brasil con la más grande cordialidad en el
Campeonato Mundial de Futbol. Comiendo y ofreciendo bananas, asumiendo
que: “Todos somos macacos”.
- Emir Sader, sociólogo y cientista político brasileño, es coordinador del
Laboratório de Políticas Públicas da Universidade Estadual do Rio de
Janeiro (Uerj).
Emir Sader
ALAI AMLATINA, 29/04/2014.- Después de la enésima vez que han tirado
plátanos en contra de jugadores de futbol negros en Europa, Daniel Alvez
ha resuelto comer el plátano y Neymar declaró: “Todos somos macacos”
(Todos somos monos). Es el comienzo de la reacción, que los propios
europeos parecen incapaces de hacer, en contra de la discriminación en los
estadios de futbol, simple continuación de lo que pasa en la vida
cotidiana en países que se consideran blancos y civilizados”.
Europa “civilizada” se ha enriquecido en base a la esclavitud y a su
corolario: la discriminación y la reducción de los negros a “bárbaros”.
Ellos llegaron a América con la cruz y la espada, a “civilizarnos”, esto
es, a destruir a las poblaciones nativas y someterlas a la dominación
colonial. Han sacado a millones de africanos de su mundo para traerlos
como animales a trabajar como esclavos para explorar las riquezas de
América y mandarlas a la Europa “civilizada”.
Todo el movimiento histórico de la “libertad, igualdad, fraternidad”, se
ha desarrollado en función de la liberación de los siervos de las glebas
de Europa, desconociendo la esclavitud que esa misma Europa practicaba.
Nadie – salvo el solitario Hegel – tomó conocimiento de la Revolución
Haitiana en contra de la dominación de la Francia “emancipada” por su
revolución, pero opresora de la primera Revolución Negra de independencia
en las Américas.
Siglos después, cuando Europa “civilizada” liquida su Estado de bienestar
social y tira al abandono a millones de personas – ante todo a los
inmigrantes, que fueron a trabajar en condiciones degradantes, cuando sus
economías los necesitaban – el racismo demuestra toda su fuerza. Son los
partidos de extrema derecha los que las fortalecen, al tiempo que el
racismo aparece también en los campos de futbol, sin que genere gran
indignación en la Europa “civilizada”.
Al mismo tiempo, se desarrollan campañas discriminatorias en contra de
Brasil, proyectando un país de “culebras, tigres, monos” que van asediar
el Campeonato Mundial de Futbol, además de ellos, un absurdo y estúpido
informe del Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania, caracteriza a
Brasil como un “país de alto riesgo”, como sugiriendo que la gente no
venga a Brasil. Si fuera así, ¿Por qué Alemania está instalando nuevas
fábricas de BMW, de Mercedes, de la misma Volkswagen y de otras?
Esa campaña, llevada a cabo por las fuerzas conservadoras de los medios
internacionales, se da porque Brasil incomoda al ideario de esas fuerzas.
El Brasil de hoy no es mas el país de la dictadura militar, no es más el
país del neoliberalismo. Mientras Europa, inmersa todavía en ese modelo,
produce un desastre social de proporciones continentales, Brasil – y otros
países de Latinoamérica – crecemos y disminuimos la desigualdad y la
miseria, que crecen en Europa. Nosotros les incomodamos porque estamos en
contra del Consenso de Washington, que ellos intentaron imponernos,
causándonos grandes daños, que nosotros supimos superar, volviéndonos la
región del mundo que se contrapone a los extravíos que Europa asume.
Vamos a recibirlos en Brasil con la más grande cordialidad en el
Campeonato Mundial de Futbol. Comiendo y ofreciendo bananas, asumiendo
que: “Todos somos macacos”.
- Emir Sader, sociólogo y cientista político brasileño, es coordinador del
Laboratório de Políticas Públicas da Universidade Estadual do Rio de
Janeiro (Uerj).
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