domingo, 22 de junio de 2014

La otra cara del conflicto: los argentinos que no entraron al canje

La otra cara del conflicto: los argentinos que no entraron al canje

Pierino Garrafa y Horacio Vázquez son “holdouts” que ganaron con la decisión de la Corte de Estados Unidos.

Pierino Garrafa lleva 13 años esperando cobrar por haberle prestado al Estado argentino. Es contador, vive en Caballito y, antes del default de fines de 2001, llevaba dos décadas de ahorros depositados en títulos públicos locales. Por una sugerencia de su banco –el Provincia– suscribió los Global 2017. “Los empleados del Provincia me dijeron que tenía legislación afuera, en Nueva York, y les hice caso. Estaba invirtiendo mi plata en prestarle a mi país, no creo que eso me convierta en buitre ”, enfatiza.
Con la decisión de la Corte Suprema estadounidense de confirmar los fallos del juez Thomas Griesa, un grupo de ahorristas argentinos quedó en condiciones de pedirle al Gobierno argentino que les pague lo que les deben. “Tenía mi dinero invertido en la Argentina, creí en el país y me estafaron ”, agrega Horacio Vázquez, quien se encuentra en la misma situación legal que Garrafa.
Ambos son argentinos que tenían deuda pública de su país y quieren percibir lo suyo, sin ninguna relación con los fondos especulativos. “Un estudio de abogados locales nos contactó con abogados de Estados Unidos”, detalla Vazquez, que antes fue tesorero de la asociación “Damnificados por la pesificación y default”, en la que Garrafa era presidente.
Las historias de Garrafa y Vázquez también podrían ser la de los miles de ahorristas que tenían plazos fijos y, una mañana, amanecieron con que un 70% de sus ahorros se había evaporado. La diferencia es que ellos esperaron que algún juez les prestara atención y escuchara sus argumentos. Lejos de los buitres, con residencia en Buenos Aires, sin ninguna vida de lujo ni nada que se le parezca, son dos personas que quisieran recuperar lo que era de ellos. Saben que el accionar de los abogados de los fondos los benefició, pero habían iniciado sus causas judiciales mucho antes, hace más de 10 años. Con los fallos de Griesa, quedaron habilitados para cobrarle al Estado una vez que pague o arregle lo que debe.
Garrafa consiguió “sentencia firme” para que le abonen por sus títulos públicos en la Argentina. La Corte Suprema rechazó ese pago. Corrió mejor suerte en Nueva York, donde también obtuvo sentencia y todo indicará que el Estado argentino sí tendrá que cumplir. “Yo tampoco podía creer que la Corte Suprema de Estados Unidos decidiera no tomar el caso, luego del terrible lobby internacional para que lo hiciera”, puntualiza Vázquez. “Tengo alegría y sorpresa por encontrar que quedan lugares donde la Justicia es independiente del poder político. Me da esperanza en la existencia de verdaderas repúblicas donde un ‘don nadie’ no es menos que un Presidente”, señala.
En el derrotero de todos estos años, Garrafa y Vázquez pasaron vaivenes que les dejaron sabor amargo. “Me junté con casi todo el arco político, con Ricardo López Murphy, Mauricio Macri, Elisa Carrió. Pero el único que me prestó atención y quiso hacer algo fue Jorge Altamira (dirigente del Partido Obrero). El nos quiso hacer entrar al Congreso cuando se trataba uno de los canjes de la deuda, porque quería que se escuchara nuestra posición”, recuerda Garrafa.
“Tuve que aguantar mucho, pero ¿sabés la de jubilados que tuvieron que vender sus bonos de deuda argentina a mal precio para pagar sus medicamentos?”, se indigna Vázquez. Garrafa asegura que el exsecretario de Finanzas Guillermo Nielsen lo llamó –en tono poco amistoso– para desalentarlo de una pelea judicial y que adhiriera a un canje de deuda.
“Trabajé en Price Waterhouse, en el Banco Ciudad, en el Finansur. Toda mi vida fui empleado”, reconstruye Garrafa. “En el Banco Central fui Inspector de Bancos. En la Superintendencia de Entidades Financieras Roberto Feletti tenía mi mismo puesto. El luego fue presidente del Banco Ciudad, hoy es senador del Frente para la Victoria y estuvo en la comitiva que fue a Estados Unidos para que la Corte decidiera aceptar el caso. En mi época, yo laburaba y él estaba en la gremial Interna como representante de La Bancaria”, reconstruye Garrafa, que se define como un “laburante”. “Creía que sabía ahorrar, porque es lo que hice 20 años. Pero mirá todo el tiempo que me tomó la posibilidad de poder cobrar.
No hice nada mal ni ilegal ”, bromea entre autocrítico con sus decisiones y enfadado por un país que dejó un millón de argentinos heridos en sus bolsillos tras el default.

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