domingo, 30 de octubre de 2011

amigos son los amigos

Néstor carlos kirchner contado por sus amigos

Compañeros, siempre fuimos compañeros

Publicado el 30 de Octubre de 2011
A un año de la muerte del ex presidente, sus mejores amigos se reunieron para recordarlo. José María “Pepe” Salvini, Carlos “Kuto” Moreno, Marcelo Fuentes, Sergio Carlín, Ofelia “Pipa” Cédola y Daniel Míguez compartieron, por primera vez, las anécdotas que vivieron juntos en Río Gallegos en la ciudad de La Plata.
Quién es el más antiguo amigo de Néstor?
José Salvini: –Creo que soy yo. Nos conocimos en la juventud, en el secundario, en la etapa del club colegial, de armar elecciones, sentados en el mismo banco cursando tercer y cuarto año, ambos hinchas de Racing. En fin, es una historia que se remonta a muchos años con etapas de amistad, del Racing Club, de la política en la década del ’70 en La Plata, de vivir juntos….
–¿Y en escuela secundaria ya armaban Centro de Estudiantes?
“Kuto” Moreno: –Y deberían ser bastante liberales (risas).
Salvini: –Sí, ya hacíamos actividades de las que se podían hacer en esa época. Hemos sido los primeros organizadores de una huelga de estudiantes secundarios, en Río Gallegos, están los diarios, tengo los recortes guardados. Le hicimos una movilización a Onganía cuando se inauguraba el aeropuerto actual, una nueva pista del aeropuerto de Río Gallegos, y nos querían expulsar. En esa época había profesores que no eran profesores con títulos, eran docentes, abogados, profesionales, que nos daban distintas materias y llegó la nueva camada de profesores del gobierno militar, y la idea era sacarnos a los profesores. Así que nos organizamos, hicimos los petitorios, paramos el colegio, nos fuimos caminando hasta el Aeropuerto de Río Gallegos en pleno acto porque llegaba Onganía a inaugurar la pista, nos movilizamos, le hicimos entrega del petitorio. Al principio no nos dejaban entrar, pero aprovechamos el momento del Himno Nacional cuando todos se cuadraban para cantarlo y entramos corriendo. Néstor y yo pudimos avanzar mucho más que el resto y le entregamos el petitorio al Edecán de turno. Nadie se movió el colegio, y la historia es que entre los seis que firmamos ese documento, estábamos Néstor y yo.
–¿Por qué decías, “Kuto”, que estos deberían ser bastante liberales?
–Moreno: Y… porque estos se hicieron peronistas cuando llegaron a La Plata, se hicieron peronistas con nosotros (más risas). No,no…. es broma. Néstor ya era peronista.
–¿En la escuela secundaria?
Moreno: –Eso no sé, pero ya cuando lo conocí en La Plata era peronista.
Salvini: –Es como cuando me dicen a mí que se hizo hincha de Racing cuando llegó a la Presidencia. Y no es así: éramos hinchas de Racing de chiquitos ya. Y peronistas.
–¿Y vos, Ofelia, cuándo conociste a Néstor?
Ofelia “Pipa” Cédola: –Cuando llegué a La Plata en 1972, proveniente de Neuquén. Néstor era de los “chicos del Interior”, que después nos agrupábamos; sobre todo los que éramos patagónicos, y al poco tiempo nos integramos a la FURN (NdR: Federación Universitaria para la Revolución Nacional), con los muchachos más grandes que nos llevaron por el buen camino, como el “Kuto” Moreno, Marcelo Fuentes, Salvini, Carlos Kunkel, el Flaco Negri. Era el ’72 para nosotros, pero Néstor debe haber ingresado antes, creo que en el ’69.
Marcelo Fuentes: –Hay un año que es clave: nosotros empezamos en el ’67 con lo que dio lugar a la FURN, y en el ’69 fue el Cordobazo. Nosotros empezamos antes del Cordobazo, en los prolegómenos del Cordobaza y derivados del Cordobazo: las movilizaciones por las muertes de los estudiantes Cabral, Bello, Pampillón en distintas partes del país. Eso genera un revulsivo muy convocante, con sectores juveniles se incorporan. Nosotros teníamos ya en ese momento una estructura sólidamente peronista. Y eso era lo que nos diferenciaba y nos ponía orgullosos es que no éramos universitarios peronistas, sino que éramos peronistas que militábamos en la universidad, y esa militancia, era una militancia dura. La Universidad de La Plata siempre fue una universidad muy anti-peronista. Siempre recuerdo que la primera actividad de la militancia era resguardar, turnándonos durante horas, un cartel con la cara de Evita, porque las propias compañeras de curso -estoy hablando de primer ó segundo año- te escupían. Escupían el cartel y te escupían a vos. En la ciudad de La Plata, hubo comandos civiles; frente a la Facultad de Derecho estaba esta Sastrería que se llamaba Del Mar, y de ahí salieron, de sus sótanos, fusiles para movilizar.
–¿Y ustedes venían todos de familia peronista?
Sergio Carlín: –En mi caso, no. Pero desde estudiante secundario, y luego estudiante universitario, era de la FURN. Nos canalizamos hacia la formación en esa época de las Consultarías jurídicas barriales, junto a Nora Barrera, al “Pampa” Alconada y otros compañeros que trabajamos en distintos grupos, y fuimos los que peleamos frente a Fredy Storani y Raúl Alconada los consejeros estudiantiles en el gobierno de Cámpora.
Fuentes: –Por eso la broma que hacía Moreno diciendo que “debían ser liberales”. El Peronismo fue siempre, en la Universidad, en los Centros de Estudiantes, todo un debate. Partiendo de la base de esa ficción de que el sistema universitario tenía democracia, cuando las mayorías populares estaban proscriptas en el país. Entonces, nosotros nos negábamos a participar de los Centros.
–¿Quién y cuándo le pone ese nombre a la agrupación?
Fuentes: –En el año ’67. En realidad, era una Federación de agrupaciones. La Agrupación Nacional de Ciencias Económicas, la de Derecho, etcétera. En la FURN convivimos tres generaciones con poca diferencia de edad, pero en esa época se marca mucho. La dirigencia más antigua, fallecidos como Carlos Miguel, Carlitos Negri y tantos otros. Nosotros con “Kuto” Moreno somos parte de la segunda generación, y Néstor formó parte de la tercera generación, la más joven.
Moreno: –La pregunta es: ¿Por qué nace ese peronismo en la Universidad en La Plata? Tiene una gran relación con la Resistencia a la proscripción, y con el plan represivo CONINTES, con Gonzalo Chávez, con el Baby Molina, y con gente que era de La Plata, vivía en La Plata y que ya militaba en el peronismo. En el ’66 la facultad estuvo cerrada hasta septiembre: fue la noche de los Bastones Largos, y en el ’67 comenzaron a formarse las agrupaciones de diferentes lugares, hasta confluir en lo que después fue la FURN. No se puede desenganchar ese episodio, porque si bien el Cordobazo tiene que ver, la FURN ya estaba en marcha. Onganía fue importante para que los que veníamos del Interior, peronistas, nos juntáramos y buscáramos referentes peronistas en la juventud peronista del Partido en La Plata. El Cordobazo vino después. Esto venía de antes. Y no tenía nada que ver por ejemplo con agrupaciones católicas, ni con el Comando de Organización de Brito Lima, sino que era una agrupación que tenía que ver con la Jotapé barrial. Lo que decía Marcelo era así: primero, que éramos muy pocos, no nos iba a votar nadie, y nosotros decíamos que la universidad no es una isla: si el pueblo estaba proscripto, ¿por qué ibas a votar en la Universidad? Nosotros en realidad lo único que queríamos era ir a las Asambleas, a las que no podíamos convocar porque no teníamos el peso numérico suficiente en los orígenes. Íbamos y lográbamos entrar a las Asambleas. Pero no era problema entrar sino salir, porque muchas veces había refriegas. Era bravo dar el discurso de Perón, el discurso de Evita, dar el discurso del peronismo duro que éramos nosotros, cantar la Marcha e irnos, en una Universidad tan gorila, tan anti peronista, con los radicales que eran mucho más fuertes, con las chicas que iban a la peluquería antes de ir a la Universidad, o que iban con tapado de piel…
Fuentes: –Había condicionantes que diría que son hasta geográficos y culturales en La Plata porque uno observa las conductas de esa generación, y es una conducta muy pareja toda. Es decir: no hay compañeros nuestros que vos digas que hayan estado en lados equivocados del mostrador posteriormente. Hay una solidez política muy importante de esa generación en La Plata, y tiene que ver con lo que destaca “Cuto” de que había un núcleo duro políticamente con el Peronismo porque fundamentalmente porque La Plata era una universidad donde la matrícula mayoritaria era del Interior, y además con una matrícula latinoamericana muy numerosa: peruanos, bolivianos Una comparación posible sería en el país, el Barrio Clínicas en Córdoba: La Plata era una Universidad extendida sobre su geografía.
Carlín: –También deberíamos aclarar que no existían las universidades en la cantidad y ubicación geográfica que existen hoy, donde cada provincia tiene sus facultades. Estaban La Plata, Córdoba, Buenos Aires… De ahí venía la famosa canasta de mimbre, la vianda que mandaba las mamás, como la del “Cuto”.
–¿Y qué le mandaban a Néstor Kirchner de Río Gallegos?
Salvini: –Con esa distancia, comida imposible. Con esa distancia, le mandaban huevos y llegaban gallinas. Nosotros esperábamos más al correo postal del Banco Nación, el famoso giro postal, haciendo guardia a partir del primer día del mes.
Míguez: –O aprovechaban cuando iba a tocar ese grupo santacruceño, Vocal Santa Cruz, que iban a la peña del Chango Nieto y hacían un asadito donde podían comer todos.
Moreno: –Volviendo un paso atrás, al crecimiento de la FURN, el otro dato importante es que la relación más fuerte que se dio con el Sindicato de los No Docentes. De hecho, el gallego García, uno de los fundadores, compañero de La Plata, hoy jubilado como Juez, que trabajaba en la Obra Social, me da mi primer trabajo estable en el Sindicato. El Sindicato de los No Docentes y los peronistas de la Universidad se integraron rápidamente. Fue muy fuerte el Sindicato, tanto que después del ’76 es impresionante la cantidad de compañeros desaparecidos allí. Fíjate que notable, que a nosotros nos fue más fácil relacionarnos con el Sindicato de los No Docentes que con otras agrupaciones políticas estudiantiles porque durante mucho tiempo nos tuvieron como sectarios.
–¿Cual fue tu experiencia, Ofelia, siendo de la generación más joven?
Cédola: –Es distinta. Yo llegué en el ’72. Ya venía la ola de los jóvenes incorporándose a la política muy fuertemente. Yo venía del lado de una familia antiperonista pero con un abuelo muy peronista y muy comprometido con el gobierno de Perón. Coincidentemente, mi amiga con la que vivía en La Plata y mi novio eran peronistas y dije: “algo bueno deben tener estos” (risas). Empiezo con curiosidad a indagar sobre la política y el peronismo. Así que a mi camada vivió una época de mucha euforia política y muchos jóvenes, porque de pocos pasamos a millones.
Carlín: –Ese fenómeno que cuenta “Pipa” tiene mucho que ver con el fenómeno actual de la movilización juvenil. Uno de los puntos de participación tenía que ver con la reposición de los profesores que durante la época del “Luche y vuelve” y la época de la dictadura de Onganía (N de R: 1966-1970), habían desaparecido de la universidad y debíamos movilizarnos, gestionar y participar para que vuelvan a la cátedra. El ejemplo más emblemático nuestro fue Arturo Enrique Sampay, y muchos otros que fueron profesores de Néstor y de Cristina.
–¿Sampay fue profesor de ustedes?
Carlín: –Yo cursé Derecho Constitucional con Sampay y con (Italo) Luder también. Hay una anécdota: Luder daba clases los sábados, por ser Vicepresidente Primero del Senado, y cuando asumió la Presidencia Interina ante la renuncia de Cámpora, en 1973, creíamos que nos salvábamos de la clase los sábados. Esperamos a ver si alguien lo reemplazaba o teníamos libertad de volver a los pagos el fin de semana, pero apareció Luder y dijo “No me hagan elegir entre la Presidencia y la Cátedra porque me quedo con la cátedra”, así que seguimos con clases los sábados.
–Visto aquel decreto de represión que firmó hubiera convenido que se quede con la cátedra, ¿no?
Marcelo Fuentes: –Totalmente. Eso que cuenta Carlín fue posterior, ya con el peronismo en el gobierno popular. La mayor actividad hasta el ’72, que es cuando yo me recibo, era la resistencia a la dictadura. El planteo era de una Universidad nacional, dando respuesta a los contenidos en cada carrera hacia un derecho nacional, hacia una medicina nacional y popular, más una actitud, sobre todo, de cuestionamiento y resistencia.
–¿Cuándo lo conocés a Néstor?
Marcelo Fuentes: –Cuando él empieza a militar, yo estaba de Secretario –remplazando a Kunkel– de la Agrupación en la Facultad de Derecho. Carlitos Negri era el secretario general. Néstor entra a militar en la Banda Púrpura, junto con Enrique Esteban. La Banda Púrpura era el sector más revoltoso. Había una gimnasia de trompadas a veces, que funcionaba casi como un curso de ingreso (risas).
Moreno: –La etapa inmediata posterior fue el desarrollo barrial de la Jotapé. No habíamos perdido aún asesinados por la Triple A al Turco Achem ni a Carlos Miguel, dos compañeros que eran encantadores de serpientes. Si no militabas con el Turco, no militabas con nadie. En ese desarrollo barrial a mi me tocó Berisso, lo que se llamaba el Tranvía 25, y yo tenía que ir tres o cuatro veces por semana. En Beriso, se hablaba del impacto del frigorífico SWIFT y las huelgas. Todo se consolidó, para que no termináramos como un grupo de estudiantes sino un grupo de militantes, porque la Universidad te puede llevar para cualquier lado. En esa época se discutían muchas estupideces, y terminás discutiendo por la nada, o por libros que se escribieron en China. Marcelo Fuentes era nuestra cara visible en los discursos, un orador muy famoso, que tenía una gran virtud, porque a veces entrábamos y teníamos a 4000 enfrente que nos querían matar, y en los comienzos nosotros éramos 20 o 30. Pero Marcelo, otro encantador de serpientes, se subía y hablaba, y a la izquierda que era siempre tendiente a los palos, siempre le inventaba algún nuevo manuscrito de Trotsky antes de morir. Y con eso los mantenía entretenidos.
Salvini: –Sí, esa es una anécdota que le gustaba recordar y contar a Néstor. Pero lo que no contaste, “Kuto”, es que cuando terminaban de reflexionar los muchachos de enfrente y le preguntaban de dónde sacaba esas citas, Marcelo contestaba “de Dartagnan” de Nippur de Lagash, y ahí se armaba la trifulca.
–Y en esa época aparece Cristina. ¿La leyenda es cierta, Ofelia? ¿Fuiste vos la responsable?
Cédola: –La leyenda es cierta pero la verdad es que fue Cupido, no yo. En todo caso, yo lo ayudé un poquito (risas). En realidad yo militaba en la misma agrupación de Néstor, porque hay que decir que esa fue la constante de Néstor en toda su vida. Cuando fue intendente fue militante, cuando fue gobernador fue militante y cuando fue presidente siguió siendo militante. Eso es un poco el sello de esa época…
–Te estás escapando de la leyenda…
Cédola: –Porque el “Kuto” es responsable de que me hayan apodado “La Celestina”, que en un momento me enojó mucho.
Moreno: –No se porqué, si entraste en la historia… (risas)…uniste a un presidente y a una presidenta, incluso ahora una presidenta con doble mandato…si hubieras armado alguna otra pareja así después ya teníamos resuelta la Argentina de los próximos 50 años, (más risas).
–¿Y porqué te enojaba?
–Porque en esa versión ellos son los héroes militantes y yo una Celestina… Después tomé conciencia de que en realidad la única que tuvo visión política en esa época era yo… (risas). Te contaba que militaba en la misma agrupación que Néstor. Cristina estaba en otra agrupación que después se fusionaron. En una clase, nos sentamos una al lado de la otra, nos hicimos amigas porque coincidíamos que ella era de La Plata, mi familia era de La Plata, mismo grupo de amigos que mi prima, en fin, mucha conexión. No recuerdo si hubo un momento determinado de presentación, porque en esa época no se estilaba lo de presentar gente. Circulábamos en peñas, en grupos, en la militancia y se conocieron. Quedó en el recuerdo de Cristina, que es muy memoriosa, que fue un 21 de septiembre, día que falleció mi abuelo, que ella queda en la casa del que era mi novio, donde ahí supongo que él ya la tendría….
Carlín: (interrumpe) –Ahí la atracó… (risas de todos) ¡Esa era la palabra que usábamos cuando prosperaba la conquista! Yo digo que Néstor estaba encandilado por Cristina de mucho antes, habría que preguntarle a Cristina el que año cursó Penal, y ya Néstor merodeaba, recorría, la miraba, fomentaba que se organice algún asalto, alguna peña, algún picnic para encontrar su oportunidad. Venía olfateando, el hombre.
–Para la militancia política, ahí ya comenzaban los tiempos duros, ¿no? Antes de la dictadura ya que fue la represión sistemática…
Salvino: –Sí, ya en el ’74 era el comienzo, los primeros mensajes del tiempo duro. De esa época, el gran recuerdo es Néstor, un 23 de diciembre, día caluroso, mediodía, tocando la puerta, yo vivía en Diagonal 80 y 47, entrando por 47, una escalera caracol. Subió con Cristina, su novia en ese momento. Nos la presenta –porque estábamos con otro amigo– llegó con mucha fiebre. Y la verdad es que le dejamos la llave porque nosotros ya nos íbamos, pero se la dejamos como dándole un marco de seguridad. Ya habíamos charlado, él ya estaba preocupado. Sentíamos que venían tiempos muy duros. Ese fue el día que conocí a Cristina.
–¿Se hablaba abiertamente del tema de la seguridad?
Salvini: –Sí. El lo manifestó. Cuando cayó por ahí, nos tomó de sorpresa, hacia dos o tres meses que no lo veíamos. Desconocía incluso cuál era su último domicilio. Ya existían esas precauciones.
Carlín: –Y se prolongó hasta el ’75 esa situación. Había aparecido “Lupín” en reiteradas oportunidades a jugar al ajedrez. Ese era el pretexto, sin decir que estaba tomando alguna precaución o medida de seguridad, o variando de domicilio. A veces, en la calle se escuchaba el chirrido de una frenada de un auto y yo veía en el algún sobresalto, pero casi imperceptible, el hacia como que estaba concentrado en el ajedrez.
–¿Néstor era buen ajedrecista?
Carlín: –Como casi todos los que jugábamos cada tanto. Ganábamos, perdíamos, pero después demostró que políticamente, era un gran ajedrecista…
Salvini: (interrumpe) –Sí, comíamos salteado, como los caballos del ajedrez…
Carlín: (…) –O mejor, caminábamos derecho y comíamos de costado, como los peones… (risas) Ahora, en serio, Néstor, en lo político veía muchas más jugadas para adelante que todos nosotros.
–No nos vayamos del deporte… ¿Vos lo viste jugar al fútbol, no, Daniel?
Míguez: –Sí, claro. Cuando ya era presidente, en Olivos Líbero del equipo, camiseta de Racing, pantalones largos metidos dentro de las medias, y ordenando a todos. Era el líder, el DT, el árbitro. Él elegía los del equipo rival también. Cuando venía alguien de frente, a sus compañeros le gritaba: “Bajalo, bajalo”, y cuando conseguía dar un buen pase, se jactaba: “…A lo Capriaaaa…”.
–¿Era un cinco clásico? Gritaba en la cancha?
Míguez: –Era un líbero. Y si, gritaba todo el tiempo. Hablaba todo el tiempo. Daba órdenes. Y los que más, o los pocos que se animaban a enfrentarlo, eran Máximo, su hijo cuando jugaba y Daniel Muñoz, que era su secretario privado al que Néstor lo cargaba mucho, lo cargaba todo el tiempo. Daniel Muñoz era arquero. Yo trabajaba en esa época para Clarín y había ganado el equipo de Kirchner 9-2, o 9-3, y me pidió si podía publicar la noticia en alguna parte de los chismes del diario para poder cargarlo al día siguiente.
–Hay otra historia famosa, muy anterior, ligada a un tackle que hizo Kirchner, aunque el no jugaba al rugby…
Salvini: –No, ese tackle famoso fue jugando al básquet, un partido apretado en Puerto San Julián. Néstor en ese momento estaba en el Banco de Suplentes. Faltando segundos, estábamos ganando por un simple, y en el momento de contraataque que si nos hacían el doble perdíamos, no se le ocurrió mejor cosa que cuando el jugador rival pasó cerca del Banco, Néstor saltó a la cancha y le hizo un tackle y bueno… Nos costó unas cuantas horas salir de ese lugar.
Fuentes: –No le gustaba perder, desde chiquito….
–¿Recuerdan cuando dejaron de ver a Néstor y cuándo lo reencuentran, dictadura mediante?
Carlín: –Yo dejo de verlo a fines del ’75. No vuelvo a La Plata en el ’76 y en el ’88, estando en el Consejo Provincial del Menor en Entre Ríos, viene una abogada de la defensoría de la provincia con el tema de una chica que se había escapado con un novio y lo habían localizado en el sur, más exactamente en Los Antiguos. Entonces llamé al Intendente de Río Gallegos para averiguar la situación, porque la madre pedía que la fueran a buscar a Los Antiguos.
–¿Llamaste sabiendo que era él el Intendente?
Carlín: –Por supuesto que lo sabía. El que no sabía si yo existía era él. Ya llevaba un año de Intendente, y me decía: hablá, hablá más para saber si sos vos. Y al ratito, hablando por teléfono, se emociona mucho, porque era muy emotivo. Ahí retomamos contacto, luego en Buenos Aires, y en la Convención Constituyente que se hace en Paraná y en Santa Fe, volvimos a frecuentarnos, con él y con Cristina.
Cédola: –Yo también, me distancio a fines del 75, y después un día, ya como gobernador de Santa Cruz viaja a Neuquén, no me acuerdo que inconveniente hubo que no pudimos reunirnos y en una entrevista que le hacen por televisión, al aire, nos manda saludos a Marcelo, a mí, Cacho, Omar, otros compañeros que vivíamos en Neuquén.
Fuentes: –Tal cual, empieza, como dice “Pipa” con los saludos en la televisión, después hay un encuentro en Zapala, y después convoca a los compañeros, empieza conformar sus cuadros en todo el país.
–¿Como es eso de Zapala?
Cédola: –Yo lo había visto a Néstor en otra visita a Neuquén. Néstor me preguntó por los compañeros, le cuento de Marcelo, y me dice: decile que voy a Zapala tal día, que me vaya a ver allá. Y ese fue el reencuentro. Y con Néstor vino el “Pepe”…
Salvini: –Y ahí nos volvemos a ver a aquel hombre que hacía grandes discursos en el comedor universitario, con falsas citas de Trotsky y extrañas teorías que no sé de dónde las sacaba… (risas).
Moreno: –A Marcelo lo terminamos de sujetar en Buenos Aires. Yo estaba en Tres Arroyos, donde vivo. Néstor Me llama. Me dice: “venite para Buenos Aires, va a estar Marcelo también, no lo dejes volver y charlamos.” Me vine para Buenos Aires, y Marcelo dejó a su mamá en un hotel…
Fuentes: –Sí, pobre… Yo había llevado a mi madre de vacaciones a un hotel, que debe haber ahí una placa destacando que fue la pasajera que estuvo más tiempo, porque la dejamos en o en el medio de la nada. Llegué con lo puesto y sin plata.
–¿Y por qué la instrucción de “no lo dejes ir”?
Moreno: –Néstor me dijo: “No lo dejes ir, si este se me escapa ahora, no milita más.” La instrucción me cayó a mí porque Marcelo y yo nos vimos siempre, vivimos juntos en La Plata, participamos del armado nacional cuando otros compañeros iban quedándose en Buenos Aires. En el ’74 desembarcó la triple A en La Plata, con la muerte de Pierini, el padre de Linda, casada con Carlitos Negri. De ahí, todos los meses una situación igual. Fueron años difíciles. Lo que más rescato de esa época, a pesar de los distintos caminos que tomaron los compañeros, tuvimos un marco de seguir viéndonos, encontrándonos, contarnos la vida que llevamos. Por ejemplo, a Néstor no le gustaba viajar en avión, entonces, si iba a Buenos Aires trataba de hacerlo en auto y paraba en Tres Arroyos, en mi casa.
–Había un proyecto colectivo en ustedes. ¿Además cada uno se veía haciendo algo en el futuro en términos personales?
Moreno: –No, no existía eso. Por lo menos en aquellos tiempos. Nosotros teníamos referentes políticos, como Carlitos Miguel o “el Turco”, compañeros a cargo de la Universidad, que los mató la Triple A. Néstor era tercera o cuarta generación. Y pensá que en la universidad una diferencia de cuatro o cinco años es mucha diferencia
–¿Y en Néstor? ¿Ya había una suerte de objetivo personal?
Moreno: –No que yo lo haya escuchado en aquel tiempo. Después, sí.
Fuentes: –Hay que entender primero la sensación de desasosiego, el dolor de esa época de rupturas, de diáspora. Lo único que nos quedaba era el afecto, el reconocerse en los otros. Ahora, a tu pregunta: ¿Alguien se imaginaba más allá? Nada. Pero el sí imaginaba. Qué cuente Pepe cuando Néstor decía que iba a ser presidente?
Cédola: –Néstor era un apasionado de la economía, era el que mas entendía sobre eso y sin embargo quería recibirse de abogado porque ya decía que quería ser gobernador de Santa Cruz.
–¿A que edad decía eso?
–Y…tendría 23 o 24 años cuando decía esto.
–¿Y cuando pasa eso de ser un simple sueño a un proyecto presidencial concreto?
Fuentes: –Primero y fundamental, la convocatoria. La convocatoria de él en el marco de las convicciones. La pregunta siempre de él era: “¿En qué estás? ¿Por qué no hacés algo? ¡Preguntan por vos!”… Y la respuesta era sencilla. No se hace algo porque no hay en qué creer, no hay qué acompañar. Y esta es la virtud fundamental que Néstor tuvo como líder. Y los saltos de generación: los más chicos, cómo él, tenían una perspectiva mucho más optimista del futuro que los que éramos más viejos y nos sentíamos devastados. La convocatoria se afirma luego, cuando él lanza el trabajo del Grupo Calafate, convocó a sus cuadros, a sus compañeros y nos dice: “Vamos a recuperar el espacio que dejaron Chacho Alvarez y Bordón, vamos a reconstruir al peronismo, vamos a ser la segunda fuerza. Y calculaba que llega a la presidencia en 2007, salvo que –dijo– algo obligara a adelantar los tiempos…
Salvini: –Acá hay un camino transitado desde el ’83 en adelante, con la democracia incipiente y lo que uno iba valorando en ese armado y formación que teníamos como militantes. La irrupción de él y de Cristina en el orden nacional a través de la senaduría de ella y él en la gobernación, un gobernador que desde el sur tenía un planteo nacional. Eso nos va formando a todos, a los que éramos funcionarios y cuadros en Santa Cruz, nos va preparando a conocer la década del 90, lo que significaba ser gobernador en esos duros pactos fiscales de entonces, en esa realidad del país con ese marco económico neoliberal. Está después la postura que se lleva a la Constituyente del ’94, donde se plantea un marco político interesante para discutir el país. Están las posturas que Néstor iba llevando en el Congreso partidario, sus discursos. Todo eso significó en un momento determinado –y le agradezco esa oportunidad que me dio de haber caminado el país junto a él– un camino y en eso seguimos hoy, caminando con Cristina y conduciendo estos destinos. Las cosas se intensificaron en el año 2000, ahí me dice: “Te vas a venir conmigo a caminar todo el país, tenemos que armar un espacio nacional.” Busquemos a tal compañero, reclutemos a tal otro, y así empezamos a generar vasos comunicantes.
–Es la construcción de un liderazgo bastante natural…
–Carlín: Exactamente. Esa “intención de voto” inicial, que no movía el amperímetro –como se dice en la política– en ninguna encuesta, eran sus viejos compañeros, sus viejos amigos esparcidos, porque como ya dijimos no es la vida universitaria de hoy donde cada provincia ó región tiene su universidad y se puede estudiar. Antes eran muy poquitos lugares. Y La Plata estaba entonces repleta de amigos luego desparramados en Salta, en Entre Ríos, en el sur…
Salvini: –A Néstor lo marca mucho el fracaso de la experiencia de (José Octavio) Bordón y Chacho Álvarez que deja un marco de ausencia en el país, muy grande, desde lo político. Creo que ese es un punto de quiebre importante para la construcción de lo que vendrá después.
–Fuentes: Y nosotros desde las provincias no seguíamos ese proyecto a través de las acciones de Néstor como intendente o gobernador, sino a través de la repercusión nacional que le deba Cristina como diputada, como senadora. Ahora, lo decisivo para que la convocatoria fuera efectiva, lo determinante fue determinante fue el mano a mano con él. Más allá de su construcción local, estaba la capacidad que tenía para convencer en el trato directo.
Moreno: –Cuando viviste lo que viviste, de algún modo ya estas convencido… A nosotros por ejemplo en Tres Arroyos nos impactaba verlos en televisión, Néstor como gobernador del sur y a Cristina que era un perro verde en ese peronismo de esos años noventa. Íbamos leyendo que muchas veces quedaba sola. Es más: creo que Cristina era más conocida que Néstor en la Capital Federal. Pero yo debo confesar que en 2000 y 2001 yo conocí en Néstor a otra persona, distinta de lo que había conocido en La Plata. No me refiero al amigo con el que vos jorobás, porque era y siguió siendo un tipo muy simpático, un tipo de barrio, sencillo. Esto que ustedes veían en Néstor Presidente, no era político, era natural.
–¿En que sentido decís que conociste a “otro Néstor”?
Moreno: –Y… descubro a un tipo que miraba lejos… yo creo que no se puede entender a Néstor si no se analiza la crisis de 2001. Sin esa crisis, Kirchner hubiera sido uno más, posiblemente, porque venía de una provincia chica. Pero el estallido de 2001 -y lo he hablado con él- lo trasforma, adquiere otra dimensión. Creo que Néstor leyó más y mejor que nadie. Y cuando digo Néstor digo Cristina, porque se han pasado la vida conversando, leyendo, discutiendo entre ellos, y son una síntesis. Cada uno con sus características, con Néstor era más de igual a igual, éramos más amigos de Néstor y a Cristina la tuve siempre, quizá por el recuerdo de aquellos años universitarios, como más chica, más vulnerable... Entonces, insisto, Kirchner es el político más importante que leyó cómo llegamos a 2001. Cristina lo venía anticipando constantemente con sus planteos en el Congreso, que la llevaron a una especie de exilio dentro de ese parlamento. Y sobre un país un país totalmente destruido, la síntesis la hace Néstor. Y además tiene el coraje de encararlo. No olvidemos que Duhalde primero acuerda con Reutemann para que sea el candidato presidencial, pero Reutemann tenía más miedo que un torero; después intentó con el gallego De la Sota y esa candidatura no prendió. Néstor leyó adónde iba la Argentina y dónde había que plantarse. No es casualidad entonces que en el primer año de su gobierno plantee la renegociación de la deuda…A todo eso me refiero cuando digo que miraba lejos.
Fuentes: –Coincido en que el que mejor ve la fragmentación es él. Yo haré un salto más corto. Primera vuelta electoral, abril de 2003, derrota con el 22 %, de los votos y la posibilidad de ir enhebrando un tejido político más fuerte aún. En los días previos se había agitado, quizá intencionalmente, el fantasma de que López Murphy iba a ocupar el segundo lugar y a disputar la Presidencia con Menem desplazando de esa disputa a Néstor. Y uno leía los diarios y se preocupaba, daba la impresión que se venía un aluvión, pero Néstor tranquilizaba. “Estemos tranquilos, es un globo, eso es un globo” le decía a Parrilli en Neuquén y a cada uno de los referentes en cada pueblo, en cada provincia. A eso lo llamaba “pasar revista”, revista de coroneles y capitanes en cada distrito que vamos a buscar el triunfo en segunda vuelta.
Moreno: –Siempre quería a todos reunidos a las ocho de la mañana. Con “Pepe” llegábamos siempre tarde, a las diez, pero bueno, después nos quedábamos hasta las 12 de la noche. Y cuando se baja Menem, lo tremendo es que vos tenés que anticipar la asunción del gobierno. No tenés el mes y medio o dos para preparar….
–¿Algún recuerdo de ese momento, Ofelia?
Cédola: –Sí. Recuerdo que cuando nos encontramos en el departamento de ellos en Buenos Aires, y subíamos en el ascensor, Néstor me cargó. “A ver si en Neuquén viste ganar a alguien alguna vez…”, e inmediatamente me dijo: “Ahora vas a ver lo que es hacer política en serio”. Y me lo tomé literalmente porque durante todos estos años, si algo tuve muy presente, fue la centralidad que le devolvió a la política. Creo que su legado fue haber puesto a la política en un lugar que hoy es el que incorporan los jóvenes y el país en general para oponerse a los poderes fácticos. Esa frase me acompaño todo el tiempo, mientras los seguía muy de cerca, a él y a Cristina, y realmente, cuando lo veo en la ONU diciendo somos los hijos e hijas de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, ó cuando se planta frente al ALCA, ó cuando insiste en negociar la deuda externa con la mayor quita de la historia, y en un momento en el Salón Blanco dice: “… me dijeron que no lo diga, pero Fulano dijo que era una barbaridad, Mengano dijo tal cosa…”. Aquella frase seguía resonando, al verlo desde la política, midiendo la relación de fuerzas, sabiendo cómo plantarse soberanamente frente al mundo.
Míguez: –Me acuerdo esos días previos a que se baje Menem, que nos tenía medio en vilo, jugaba con la expectativa y no terminaba de anunciar si se bajaba o no. Néstor me dice: “Tenemos que salir a hablar nosotros para que no siga estando la pelota en poder de Menem.” Dijo algo así como que se presente o no se presente, estamos dispuestos a asumir. Y ese mismo día, Menem anunció que se retiraba de la segunda vuelta.
Fuentes: –El milagro ya esta hecho. El milagro era la primera vuelta. Hay que pensar que teníamos votos en Jujuy, Formosa, los votos de Duhalde en provincia de Buenos Aires y los votos patagónicos. Y no había nada más. La posibilidad que tenía él de legitimarse con un voto masivo en segunda vuelta, se le niega. Ese es el doble mérito de él. Y Menem se bajó para eso, para deslegitimar, para debilitar.
Carlín: –Con casi nada en el resto del país, había islas, había poblaciones, lugares del país, sectores, donde Néstor Kirchner había ganado, y sentíamos un enorme orgullo y satisfacción, por ejemplo en Entre Ríos, de marcar en el mapa los lugares dónde habíamos ganado, con los compañeros, referentes en cada lugar que habían producido esa relación con Néstor. Y se fue construyendo algo grande, importante.
–Hace un rato lo definiste como un pibe de barrio…
Moreno: –Es que yo lo veía así. Era un tipo que el 70 % del día estaba concentrado y bajo tensión, y un 30% de hacer chistes y las cosas que todos los conocemos. Una válvula de escape. Eso siguió igual que de joven. Muy jodón, muy de meter el chiste siempre, de hacer ademanes, de mucha gestualidad con las manos…
–¿Y de ustedes a él había bromas?
Salvini: –Tengo una anécdota. Néstor toda la vida ha leído permanentemente los diarios. Lo primero que hacía era leer los diarios y tomar mates. No de ahora., de siempre, desde el secundario. Toda la vida compraba diarios. Y cuando subíamos al avión de campaña, subía con todos los diarios y no dejaba que los tocáramos hasta que él nos los leyera. Lo cargábamos diciendo que debíamos llevar nuestros propios diarios para garantizar la libertad de expresión…. Era cómico a toda hora del día, te hacía chistes con salidas muy rápidas en cualquier momento.
Moreno: –A mí me impacto siempre otra cosa, que también la abordamos con humor. Yo no conocía a su equipo de gobierno en Santa Cruz, y en esa crisis, con el país incendiado, yo decía: somos pocos, están estos muchachos de Santa Cruz, los viejos compañeros de hace más de 20 años ¡Somos la “patrulla perdida”!, ¡La Armada Brancaleone! Por eso me impacto ver como él con ese grupo de funcionarios que trabajaron en la municipalidad o la gobernación en Santa Cruz, venían desde esa cosa tan chiquita y se hacían cargo de semejante incendio., con apenas el 22% de los votos… No como ahora, en 2011, que cualquiera puede ser ministro, ¡Había que hacerse cargo de aquel país. Cuando hable más a fondo con tres o cuatro de ellos, vi que estos tipos venían siendo formados por diez años de estar con Néstor.
–¿La vieron bailar a Cristina el domingo después del triunfo? ¿Néstor bailaba?
Cédola: –No tengo un solo recuerdo de Néstor bailando.
Fuentes: –Néstor bailaba como nosotros: Durito como paquete de pastillas. Hay una novela de Norman Mailer, que cuenta que estaba Al Capone en Chicago, en su mesa de restaurante preferido, y entra Rocky Graziano. Se saludan y el acompañante de Al Capone dice: “Baila, campeón, baila”. Situación incómoda y el campeón de boxeo respondió: No, gracias, los hombres duros no bailan. Néstor era una de esos, “Duro de bailar”.
Carlín: –Yo voy a contar otra cosa, que el me hablaba cuando venia de campaña a Entre Ríos. Él sentía que su oratoria no era brillante, como es brillante la oratoria de Cristina. A Néstor le preocupaba no haber transmitido en sus discursos lo que quería transmitir y con la intensidad con que quería transmitirlo. Por eso, cuando bajaba sentía la necesidad de abrazar a la gente, de tirarse a la multitud para tocarlos y que lo toquen. Y creo que ese lazo afectivo se nota aun hoy, después de su muerte. Y es una de sus características centrales. Es un lazo afectivo que el supo generar en sus amigos y compañeros y que una vez en el poder supo transmitir a todos los argentinos. Por eso se lo recuerda así.
Míguez: –Más allá de la oralidad y del discurso, una vez me dijo estando en campaña: sé que no soy un buen candidato, pero si gano, seré un buen presidente. <

Colaboró: Jani Malvino.

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