martes, 10 de junio de 2014

Con redes y WhatsApp, los jóvenes casi no usan el teléfono para hablar

Con redes y WhatsApp, los jóvenes casi no usan el teléfono para hablar

 Los sub-35 se acostumbraron a conversar vía chat, y hasta aseguran que no escuchan los mensajes del buzón de voz. Mientras el uso de smartphones aumenta 120% al año, los especialistas analizan si esto profundiza o no las relaciones.

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Nena, cortá el teléfono!", era el primer aviso, cuando una adolescente hablaba más de una hora pegada al tubo fijo de su casa. Lo que seguía, diez minutos más tarde, era un reclamo de alguno de los padres atendiendo otro teléfono del hogar, metiéndose en la larga conversación que mantenía su hija: "Yésica, estás hablando hace mucho y cuesta una fortuna", le decían, exponiéndola ante su interlocutor.

La escena se repetía en cientos o miles de hogares, sobre todo en la década del 90, cuando el teléfono de línea era el medio más común entre los jóvenes. Ese tiempo terminó hace rato, y las comunicaciones se trasladaron a los teléfonos celulares. Pero la novedad es que ya casi no se habla por teléfono. Los adolescentes y jóvenes multiplican las charlas cotidianas vía redes sociales, chat o WhatsApp, pero básicamente a través de palabras escritas, signos e imágenes.  
"La Argentina es un país con gran predisposición de la gente hacia Internet. Es uno de los países con mayor cantidad de usuarios de Facebook y de gente que se adaptó rápido a las redes. En otra época, a un adolescente lo dejabas sin teléfono y lo matabas. Ahora, puede que no toque ningún teléfono pero que igual esté en contacto permanente con sus amigos", dice a Tiempo Argentino Fernando Del Río, director comercial de Mercado Masivo de la empresa Claro. "Hay algo que tiene que ver con la instantaneidad, y para eso es el chat. Un SMS que se envió hace cuatro horas no vale la pena ni leerlo", argumenta.

Eugenia De Dios tiene 30 años, usa mucho el teléfono para trabajar, pero asegura: "Hace dos años y medio que no tengo una conversación telefónica de más de una hora, como tenía cuando era chica, y las charlas de más de 15 minutos son con mis padres o con alguna amiga con la que no pude juntarme o que tuvo un problema. Pero no es común. Hoy para hacerte presente no hace falta llamar y todo parece arreglarse con un guiño de una carita amarilla de chat. Con eso, supuestamente, se dice 'estoy bien', o 'contá conmigo'". De Dios plantea el debate: "En los últimos meses mandé muchos mensajes por WhatsApp. Es tan impersonal... Pero, ¿quién cuenta con tiempo para hablar?".

Carolina Duek, investigadora del CONICET y doctora en Ciencias Sociales de la UBA, intenta responder: "Hay diferentes formas de usar y de vincularse con y a través de los dispositivos. Pensemos, por ejemplo, en las personas que tienen familiares lejos. Para ellos, la tecnología es la posibilidad de mantener contactos. La clave más problemática es, sin dudas, la comunicación a través de los chats o redes sociales entre personas que podrían hablarse cara a cara de manera sencilla. Ahí sí hay que analizar de qué modos la tecnología se pone en el medio de un vínculo que es más de conexión que de comunicación".
La especialista considera que la comunicación es "un proceso voluntario, intencional, entre dos o más personas, entre las que se trama una conversación de manera circular", y advierte que la comunicación vía redes sociales "no es ni mejor ni peor, es diferente, y permite una serie de acciones y limita otras. Los usos 'inteligentes' de las nuevas tecnologías demandan un posicionamiento crítico y colectivo respecto de los alcances de estas prácticas en la vida cotidiana".

Milagros Álvarez Reyna es empleada en una empresa. Tiene 26 años y una hija que es su única razón para flexibilizar sus maneras de comunicarse. "Hablo bastante por teléfono en el trabajo, escuchando a personas que no me interesan contándome cosas que tampoco me interesan. Entonces, cuando llego a casa, no atiendo el teléfono, porque lleva su tiempo. Prefiero hacer otras cosas. Y en la calle, por ejemplo, prefiero escuchar música. Pero hay excepciones: a mi hija la llamo dos veces cuando está en la casa de su papá o cuando sale del cole". Aun así, Milagros cree que estas nuevas formas de comunicación no ayudan al acercamiento: "Hay gente que habla temas importantes  por mensaje de texto o WhatsApp y termina discutiendo o tomándose todo para el lado que quiere por no ver la cara del otro ni en qué tono dice las cosas".
En efecto, el tono, el énfasis puesto en una frase, las inflexiones de la palabra hablada, suponen matices que las muchas caritas que provee el chat quizás no logren suplantar enteramente. De ahí la multiplicación en la charla sin habla de los malos entendidos, y de las disculpas.   
Enrique Carrier, analista del mercado de telecomunicaciones, refuerza la idea de Duek. Dice que "lo que cambia con el uso de la tecnología es que desaparece la variable distancia; cambió la forma de comunicarse". Para Carrier, "es muy osado decir que las nuevas formas atentan contra la comunicación", y se explaya: "Antes la llamada era la única forma de comunicación remota. Hoy podés escribir o mandar un video. Es más fácil que establecer un diálogo hablado en el que hay que saludar. Cuando mandás un mensaje, ya no hay introducción".

Del Río, el director comercial de Claro, confirma la tendencia: "Es un hecho comprobado que en determinados segmentos de edades, de 12 a 25 años, la comunicación por chat o mensajes de texto es más importante que la de voz. Las promociones de llamadas ilimitadas son el resultado de eso".
Según esa empresa de telecomunicaciones, el consumo de datos en teléfonos inteligentes (chats, SMS y navegación por Internet) aumenta a un ritmo del 120% anual. "Los 'smart' y los servicios de datos tuvieron un crecimiento muy fuerte. La gente usa más los dispositivos sin dejar de usar ninguno de los otros servicios", detalla. Este diario se comunicó con la empresa Movistar pero desde allí decidieron no hacer declaraciones sobre el tema.

El analista Carrier subraya que "si uno quiere hablar con un amigo, igual lo va a llamar", pero también enumera las ventajas de la comunicación online: "Chatear es como una conversación pero mucho más práctico. Si llamo, tengo que ver si estás ocupado. Si te mando un mensaje, no. Hay alternativas mejores a la llamada para determinadas situaciones y eso hace que ahora estés mucho más al tanto de lo que le pasa al otro. Si tenés un amigo con el cual no tenés charlas profundas, no es culpa de la tecnología".  «


24 por ciento de los argentinos colocaron a las redes sociales como el principal uso que le dan a Internet, según la 1ª Encuesta Nacional de Consumos Culturales y Entorno Digital.

10,3 billones de mensajes vía Internet se enviaron durante 2013, mientras que el total de SMS fue de 6,5 billones, según datos de la consultora Analysys Mason.


charlas poco confiables
"Es cierto que las charlas por celular se cortan mucho pero también es cierto que duran más que antes: hoy el promedio está encima de los tres minutos y antes era de uno", dice Fernando Del Río, de la empresa Claro. Es que el teléfono celular no remplaza al de línea y a aquellas llamadas eternas que tenían los adolescentes hace 20 años. Pero las llamadas telefónicas con un móvil se cortan tan rápido que el diálogo profundo se complica. 
La investigadora del CONICET Carolina Duek acota: "Los teléfonos de línea son lo más confiable pero su ubicación es, a veces, incómoda porque nos exige estar en casa. Hablar en la calle puede ser cómodo pero, aceptémoslo de una vez, las comunicaciones se cortan, se escuchan pésimo y conllevan el riesgo de llevarnos a alguien por delante mientras caminamos distraídos." 
Enrique Carrier, analista de telecomunicaciones, advierte que los nuevos teléfonos están "lejos de ser joyas", pero asegura: "Estamos mucho más en contacto con gente, comparado a lo que pasaba 20 años atrás, donde sólo había teléfono."
 


buzón de voz, en baja
"¡Ayer me acordé que existía el contestador de voz!", exclama Gonzalo, periodista sub40, y detalla el hallazgo: "Quise chequearlo y me di cuenta de que no me acordaba la clave. Hacía siglos que no lo usaba."
Lo mismo le ocurre a su colega, Hernán Slip, que explica por qué no escucha los mensajes de voz que le dejan en el celular: "Me da fiaca. Si el número está identificado, ya sé quién llamó, y cuando pueda lo voy a llamar. Si es urgente me llamarán de nuevo. No dejo mensajes de voz, nunca."
Es común, sin embargo, que para evitar escribir un mensaje de texto largo, los usuarios apelen a la voz, eligiendo mandar un mensaje grabado a través de whatsapp. "Estoy saliendo" y "ya llegué" son los más habituales.

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