enfrentando la crisis 2: vulnerabilidad externa y desmoronamiento del paradigma neoliberal
Como señalamos en el post anterior uno de los mecanismos que promueven el mejor posicionamiento de la Argentina para enfrentar la nueva fase del capitalismo financiero global en particular el europeo , es el nivel de desendeudamiento notable del país contruído durante el período comprendido entre los años 2003 y 20011.
En la apertura del post (click para agrandar) se observa la relación deuda/ PBI en el año 2003 al inicio del ciclo kirchnerista cuando representaba el 150% del producto y en el año 2011 donde representa el 45% y solo el 15% está colocada en manos privadas.
Como se observa, la vulnerabilidad financiera de la Argentina disminuye en una relación de 1 a 10 respecto a la posición del año 2003, cuando como lastre de la crisis del neoliberalismo local estalló la burbuja finaciera que multiplicó por tres el endeudamiento externo respecto a la magnitud de economía real del país, distorsión que está en la base de la actual crisis de la eurozona, por citar un caso notable de estallido económico social contemporáneo.
La perspectiva de salida de esta crisis puede resultar incierta, solo si existe en la región una firme convicción y Cristina y Dilma lo han expresado claramente : De la mano del paradigma teórico y práctico que la provocó, y prestándole oídos a sus epígonos, seguro no se superará.
enfrentando la crisis...

Durante ocho años se construyó con sagrada furia el mito del “viento de cola” como responsable central de las circunstancias favorables de la economía, restándole todo mérito a la toma de decisiones del gobierno nacional en la mejora.
Recientemente y tras el despliegue de la nueva fase de la crisis capitalista internacional iniciada en 2008, es el mismo coro de ángeles neoliberales autóctonos el que ahora predica el fin del “viento de cola” y el agotamiento del ciclo de crecimiento de la economía Argentina, restándole nuevamente todo mérito a las políticas locales y regionales para enfrentar con eficacia la crisis del capitalismo central en particular el europeo.
Uno de los indicadores a considerar para dar este debate necesario en la nueva etapa que iniciará plebiscitada Cristina Kirchner en 20 días, resulta el peso de la deuda respecto al PBI y la composición de las exportaciones.
Cuantas provienen del sector primario, cuantas del industrial, cuantas del sector manufacturero agropecuario.
Al respecto, el Ministro Amado Boudou sostuvo recientemente que Argentina puede enfrentar la crisis del neoliberalismo tardío, ya no sólo por su consistencia financiera, (la deuda externa equivale 45% del PBI y el sólo el equivalente al 15% está en manos privadas, cuando en el año 2003 la deuda equivalía al 150% del PBI) sino por la diversificación en la composición de sus exportaciones, diversidad que permitiría enfrentar también una baja en el precio de los comodities.

Señalaba Boudou:
“De nuestras exportaciones, si bien son muy importantes las agropecuarias, tenemos otro tipo de exportaciones, el 35 por ciento del total no son de ese sector, y también en Argentina tiene mucha importancia el mercado interno. Esa matriz diversificada de la economía es lo que nos permite seguir siempre hacia adelante”
Para observar la consistencia de la afirmación del Ministro, el gráfico muestra la diversificación de las exportaciones nacionales por su composición, y destino.
Como se observa el nivel de diversificación de las exportaciones actuales tanto por origen como por destino es muy importante. Las Manufacturas de Origen Industrial superan en ya en el año 2010 a las de origen agropecuario, a los productos primarios, combustibles y energía y es deseable que esta supremacía se profundice tal como lo hiciera durante los ocho años de gestión kirchnerista que en su inicio en el año 2003 tomó una estructura exportadora donde apenas el 25% de las exportaciones eran Manufacturas de Origen Industrial, como se observa en el cuadro de la derecha del post.

Adicionalmente es conveniente que la diversidad exportadora se profundice a favor de las MOI porque la experiencia histórica muestra que debajo del proceso de informalidad laboral que aún afecta al 34% de los asalariados y es responsable central del sostenimiento de altas tasas de pobreza aún con pleno empleo, se observan los efectos de la desindustrialización de la estructura productiva acontecida en los últimos 30 años.
Recordemos que en marzo de 1976, antes de la dictadura que dio marco institucional al desembarco neoliberal desindustrializador, el nivel de informalidad del mercado de trabajo en el GBA medido por la EPH/INDEC era del 12% y llegó al 55% en la misma región el año 2002, tras la crisis del neoliberalismo y consumado el desmantelamiento de la estructura industrial, en particular durante los años noventas durante la fase menemista del populismo peronista.
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