sábado, 22 de octubre de 2011

sepa leer la prensa hegemonica: la nacion sobre la campaña en el dia de hoy

Cómo se llegó a las urnas

Una campaña que nunca terminó de despegar

Hubo récord de spots, pero no alcanzó para generar equilibrio
Por Laura Capriata | LA NACION
Una campaña rara, desnaturalizada, opaca, sin entusiasmo, digitada por el Gobierno, poco creativa, sin plata y sin debate. Todo eso podría decirse de la campaña que acaba de terminar, y no alcanzaría. Tal vez la mejor definición sea que fue una campaña que no llegó a ser, que se quedó a mitad de camino, como sintetizan especialistas en publicidad y comunicación política.
Los cambios que la nueva ley electoral introdujo en estas elecciones influyeron de manera decisiva. La primera de esas modificaciones fue la realización de elecciones primarias , que hace más de dos meses ya mostraron quién iba a ser el ganador de las generales.
Sin suspenso, la oposición se quedó sin dos herramientas clave para hacer política: dinero y entusiasmo.
El otro cambio fundamental que introdujo la ley fue que los partidos políticos esta vez no pudieron comprar espacios de publicidad en radio y TV para la campaña. Debieron usar los minutos cedidos por la Dirección Nacional Electoral, en días y horarios asignados por sorteo.
Muchos partidos salieron ganando en minutos en el aire. Pero la repetición de spots hasta el hartazgo y el formato tan predefinido puede no haberlos ayudado. "Se los encasilló en un formato de publicidad tradicional, como si vendieran un producto, y quedó claro que aparecían por una concesión de la autoridad. Perdieron toda espontaneidad", marcó el sociólogo Marcos Novaro.
Como contrapartida, el gobierno nacional, pero también los provinciales y municipales, siguieron gozando de los beneficios de manejar la pauta oficial. La nueva ley sólo les prohibió publicitar sus actos de gobierno los últimos 15 días antes de la elección.
"Manejar la plata de los contribuyentes para hacer campaña es muy buen negocio, mientras hacer política desde el llano ya es prácticamente imposible", opinó Sergio Berensztein, politólogo y director de la consultora Poliarquía.
En ese marco encaja no sólo el buen desempeño de la presidenta Cristina Kirchner , sino también los recursos que manejaron los candidatos y gobernadores Hermes Binner (Santa Fe) y Alberto Rodríguez Saá (San Luis), y el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri.

Desigualdad

Con un nuevo calendario electoral reglamentado por la ley oficial, que acortó a menos de un mes los días de publicidad en radio y TV a todos los partidos políticos, la campaña mediática fue corta y desigual.
Se sumó un factor crucial que conspiró para vaciar de sentido estas elecciones. "El 14 de agosto la gente dijo: no necesitamos otro presidente, porque ya tenemos uno, y la oposición se quedó vendiendo peines en un simposio de pelados", lo graficó el consultor político Jorge Giaccobbe.
Para el publicista Gabriel Dreyfus, el error opositor ahí fue no haberse enfocado en una campaña más legislativa que presidencial.
Casi ningún partido mostró en sus publicidades a sus candidatos a diputados y senadores, ni siquiera los que basaron su discurso en que los votaran para equilibrar el poder en el Congreso. "El eje quedó centrado en la fórmula presidencial, y todos seguían prometiendo que iban a ser el próximo presidente de los argentinos", señaló Dreyfus.
El panorama se completó con una campaña con publicidades armadas por los equipos políticos o comunicacionales del propio candidato; donde la calidad y el mensaje de los spots de Cristina Kirchner fue claramente superior, según los especialistas. Sobre todo, la serie de spots con gente común que se benefició con las políticas del Gobierno.

Entre malo y peor

Para Dreyfus, el publicista que en el 83 llevó al triunfo a Raúl Alfonsín, los spots de Binner no tenían creatividad, pero eran serios "hasta que apareció Victoria Donda y perdieron la seriedad".
Según su análisis, las publicidades de Eduardo Duhalde fueron "antiguas y aburridas" y Ricardo Alfonsín tuvo una estrategia errática toda la campaña. "Primero se diferenció del padre, después apareció en los discursos igual y al final le habló a la Presidenta y reconoció que ella iba a ganar", sintetizó.
Pero para Dreyfus lo más revelador fue la singular campaña del puntano Alberto Rodríguez Saá. "Nos descubrió que él era el rostro oculto de Piñón Fijo", bromeó.
Al margen de la opinión más técnica y profesional sobre los spots, lo que le faltó a la campaña fue debate y la oposición nunca pudo marcar una agenda, un privilegio que hace mucho se conquistó el Gobierno.
"Hubo un vaciamiento de la arena pública y una facciocidad creciente en los espacios mediáticos. Ningún candidato oficialista fue a debatir, salvo a canales amigos, y se perdió a los programas de TV como un ámbito neutral y lugar de encuentro", lo describió Novaro

Sin actos, el conurbano vivió una campaña a puro show

Los intendentes organizaron recitales gratuitos, pagados por el Estado
Por Marcelo Veneranda | LA NACION
"Me criticaban y ahora todos hacen recitales", bromea el gobernador bonaerense Daniel Scioli , pionero del fenómeno que marcó la campaña de los intendentes del conurbano: en lugar de actos y movilizaciones costosas para el partido, organizaron shows con artistas nacionales e internacionales. Todos gratuitos, claro, aunque no para el Estado, que no informa cuánto costaron los conciertos que terminaron asociándose a la imagen del gobernante de turno.
Ningún intendente escapó a esta lógica, aunque algunos hicieron de los recitales una marca registrada. En Tigre, Sergio Massa se mostró junto con Palito Ortega, Fito Páez, el Chaqueño Palavecino, Los Nocheros, Miranda, entre otros. En Almirante Brown, Darío Giustozzi apuntó a bailarines, como Iñaki Urlezaga y Eleonora Cassano, pero tampoco se privó de León Gieco, Los Auténticos Decadentes y, para cerrar, del tenor español José Carreras. En Lomas de Zamora, Martín Insaurralde juntó 30.000 personas con Joaquín Sabina y 40.000 con Joan Manuel Serrat, un sábado antes de las elecciones.
Con matices, justificaron los recitales con un argumento similar al que dio Scioli a LA NACION: "El sentido es que familias que no tienen la posibilidad de pagar una entrada para un gran espectáculo lo puedan disfrutar". Desde el entorno de Giustozzi, agregaron: "Como ahora el Estado está brindando soluciones [asfalto, cloacas o agua potable]", hay "otra legitimidad, otro blindaje" para dar gratificaciones a los vecinos.
Incluso, hay opciones para los intendentes con menos recursos. "La provincia y la Nación tienen sus artistas y los podés pedir", revelaron desde un municipio de la tercera sección, para aclarar que esos artistas vienen a los shows con sus "padrinos": Scioli, junto con el dúo Pimpinela o Ricardo Montaner; o el ministro de Economía, Amado Boudou, cuando el artista es financiado por la Anses.
No se plantearon dudas sobre la calidad de los espectáculos ni la satisfacción de los vecinos. Pero tampoco hubo respuesta cuando LA NACION pidió conocer cuánto gastó el Estado en los recitales. Al preguntarse sobre su uso electoral, en cambio, sobraron las objeciones.
"Es amigo mío y yo no reniego de mis amigos", sostuvo Scioli sobre Montaner, quien desde el verano viene ofreciendo megarrecitales, pagados por la provincia, en escenarios enteramente cubiertos por el color naranja, el mismo que usa en su campaña para la reelección.
Montaner es el autor del jingle electoral Yo creo , que cedió gratis a Scioli. Pero los conciertos sí son pagos. "No tengo claro [cuánto cobra]. Te averiguo", prometió el gobernador el miércoles pasado. Sus asesores no volvieron a atender las llamadas.
La diferencia entre gobernante, Estado y candidato no parece importar. "Dice mi nombre porque soy el gobernador. La propuesta, en definitiva, es de la gestión", señaló Scioli. En los escenarios de Mar del Plata, en el verano, su nombre se repetía 66 veces, hasta en los escalones.

"Fuerza, morocha"

En Lomas de Zamora, el intendente Insaurralde organizó múltiples conciertos como parte de los festejos por los 150 años del partido, que se cumplieron el 10 de septiembre. Sin embargo, el show más importante no fue ese día, sino el sábado pasado, a una semana de las elecciones.
"Pasa en todos los municipios y tanto a Sabina como a Serrat se les pagó con sponsors privados", explicaron desde el municipio, sin querer dar números. También rechazaron cualquier intencionalidad proselitista. Pero en ambos recitales Insaurralde subió al escenario para presentar a los artistas, elogió su gestión y se despidió con la misma frase: "Fuerza, morocha", en alusión a la Presidenta. Los opositores no gozan del mismo privilegio.
Massa, que suele jactarse de conocer en detalle los números de Tigre, no quiso precisar cuánto gastó en los recitales que terminan con él sobre el escenario, abrazado a los artistas. En Almirante Brown revelaron que, este año, el presupuesto contempla unos 26 millones de pesos para eventos culturales. Pero no quisieron informar cuánto pagaron a Carreras. "Sobre la plata no hablamos. No es ocultar: es no entrar en una discusión que no nos interesa", explicaron

Ultimo capítulo de la guerra por la calle

En San Francisco Solano, grupos antagónicos del peronismo se disputan, incluso a tiros, los espacios para las pintadas proselitistas
El Falcon Ranchero clava los frenos. De la caja descubierta saltan seis jóvenes provistos de tachos y pinceles. En la oscuridad de la noche de Solano, cruzan a las corridas la avenida. Los dos primeros blanquean la pared con cal. El que viene atrás dibuja en negro el contorno de las letras en un paredón de 30 metros de largo; otro las sombrea. El último, un grandote lleno de tatuajes, las rellena con pintura azul, y, justo antes de que llegue la orden de retirada, estampa la firma del grupo: Los Simpsons. Todo en menos de 40 segundos.
"No podés estar más de dos minutos por pared -explica David, debajo de la capucha de su buzo rojo-. Si no, tenés problemas." No lo dice por decir: la disputa política se recalentó en las últimas semanas y Los Simpsons protagonizaron tres choques callejeros. Dos terminaron a los tiros.
Donde recién decía "Gurzi", ahora dice "Gutiérrez". Lo que antes era rojo, ahora es azul. Lo único que dejan intacto es el "Cristina presidenta". Se escapa la última noche de campaña y en esta zona del sudoeste de Quilmes, el patio trasero del municipio, no hay tiempo que perder. Como Los Simpsons, un puñado de agrupaciones territoriales aprovecha los últimos minutos antes de la veda electoral para ganar una disputa que lleva más de seis meses: la batalla por el control de las calles o, más específicamente, por el dominio de las paredes. En la última noche, los febriles recorridos de los distintos grupos se superponen. Con cada capa de pintura, los paredones engordan y la tensión crece.
Aunque la pelea se replica en cada campaña y en todos los partidos del conurbano, este año tiene en Quilmes la intensidad electrizante que caracteriza a las luchas entre peronistas: el intendente Francisco "Barba" Gutiérrez, un gremialista que llegó al poder en 2007 como resultado exitoso del experimento de la transversalidad K, intenta quebrar el maleficio del municipio, ése que indica que desde el regreso de la democracia ningún jefe comunal logró la reelección. Enfrente tiene a Daniel Gurzi, el candidato bendecido por el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, intendente de Quilmes entre 1991 y 1995.
"¡Vamos, que las paredes son nuestras! Esta noche no hay horario, muchachos", arenga a sus compañeros Gustavo García, "Topa", uno de los letristas de Los Simpsons, y pone en movimiento la camioneta a la que todos se van trepando. Tiene una puerta de cada color y en el capó dice "Kristina" debajo de un dibujo enorme de Bart Simpson con musculosa y anteojos negros. El techo abollado es la huella fresca del último enfrentamiento.
Nacido hace cuatro años, Los Simpsons es un grupo de 150 personas, muchos empleados municipales, que responden a Ricardo "Oly" Argüello, un concejal que busca su reelección y la del "Barba" Gutiérrez. Aunque hoy lo señala como un enemigo político, "Oly" supo estar del lado del jefe de Gabinete: fue funcionario de Sergio Villordo, el intendente que terminó su mandato en 2007 y que respondía a lo que en Quilmes llaman "el anibalismo".
El líder de Los Simpsons se define como un "laburante de la política" y niega que el grupo que maneja tenga rasgos violentos. "A mí me acusan de drogas, de armas, qué sé yo cuántas cosas más; nada que ver, pero son las reglas del juego", dice.
Su discurso de dirigente impoluto es casi idéntico al de Francisco Lupo, que en alusión a su apellido fundó "Los Lobos", una agrupación que trabaja en las calles para el triunfo de Gurzi. Su sede principal ocupa el garage de la casa del jefe del clan, separada por una cortina de tiritas de plástico. "A mí me tiraron dos o tres puñaladas, pero a nosotros no nos gusta la pelea", cuenta. En el living de su casa hay una foto de Aníbal Fernández y el monitor de una cámara de seguridad que muestra la vereda. Está prendida, pero él dice que se la regalaron y que no la usa.


De pronto suena el handy. Es "Manzanita". Con "Pajarito" salieron a "tapar"; es decir, a pegar afiches de Gurzi arriba de los de Gutiérrez. La semana previa a las elecciones es una calesita infernal: los grupos hacen rondas de cuatro horas, dos veces al día. Pueden volver cuatro o cinco veces a una misma esquina. Los muchachos de Los Lobos ganan entre 50 y 100 pesos diarios y ese dinero, jura Lupo, sale de ahorros suyos. Su hijo es candidato a concejal. "Manzanita" y "Pajarito" tienen además la promesa de un trabajo en la municipalidad si gana Gurzi.
"Con que nos duren dos horas estamos contentos", dice Lupo frente a los afiches recién pegados. "Lo nuestro es sólo para molestar porque ellos nos hacen bolsa con toda la gente que tienen", se sonríe. Con "los otros" en el gobierno, dice que esta campaña se les puso muy dura. Pero él también cuenta con algún apoyo. Tuvo a su disposición a un grupo de beneficiarios del plan Argentina Trabaja. Y en la sede de Los Lobos atiende a los vecinos un enviado del Ministerio de Justicia de la Nación, que facilita trámites para obtener asignaciones, pensiones y jubilaciones. Es un joven de traje y corbata que desentona con el escenario de este barrio de Solano, de calles de tierra y donde por las tardes queman basura en más de una esquina.
Los benefactores de Los Simpsons, cuenta "Oly", son "compañeros funcionarios", empresarios que "ayudan con mercadería" y el tesorero de la Unión Obrera Metalúrgica, Juan Carlos Chumen. Su nombre aparece en los afiches apilados en la unidad básica más grande del barrio La Paz. La "Cueva de Los Simpsons" ocupa el frente de la casa de la hermana de "Oly". En el local se mezclan la familia, la militancia y el fútbol. En la última noche de campaña, Sebastián, de tres años, baila el hit de los Wachiturros entre los muchachos que llegan, tocando bombos y trompetas, de la caravana final. En la vereda, un grupo de mujeres que atienden los comedores de la agrupación ordenan boletas para el domingo.
Pero el panorama no siempre es tan pacífico. Hace dos semanas, Los Simpsons denunciaron un ataque de Los Carrizo, otro grupo de pintadas que hace campaña por Gurzi. "Oly" jura que no permite las armas entre su gente. Pero reconoce que a veces le resulta imposible evitar que los muchachos, muchos de la barra de Quilmes, respondan. Eso pasó hace diez días, cuando Los Simpsons corrieron a los tiros a otro grupo armado. "Oly" relata que ese día, cuando los muchachos volvieron a "la cueva", les dijo que bajaran "lo que hubiera" de los autos. "Empezó a salir de todo, no lo podía creer -dice-. Con lo que tenían ganábamos las Malvinas."
Los Carrizo paran en La Florida, uno de los barrios más oscuros de Solano. "No tenemos nada que ver -dice Leónidas Carrizo-. Es política, les molesta la política, pero el domingo se va a ver quién tiene poder."
Los Simpsons no quieren dejar su suerte librada al domingo. Son las 23 y volvieron de la ronda de pintadas, pero la última noche no terminó. "Esperamos un rato y si nos tapan, salimos otra vez -dice Fabián-. La calle no se regala.".

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