miércoles, 9 de abril de 2014

Los bufones de CFK El problema del relato K es que no se lo puede discutir ni con humor.

Los bufones de CFK

El problema del relato K es que no se lo puede discutir ni con humor.

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El stand up de Guillermo Selci frente a la Presidenta.
Los tiempos cambiaron. En la Edad Media, difícilmente Guillermo Selciel comediante que inauguró el Encuentro Federal por la Palabra en Tecnópolis con la Presidenta en cadena nacional, lo hubiesen enviado a la hoguera. En aquella época, no alcanzaba con hacer buenos chistes, divertidas observaciones, poseer una memoria insuperable, ser enano, deforme o vestirse con ropas de todo tipo y color. Si a la reina no le gustaba, en ese preciso instante, el bufónconcluía no sólo su show sino su vida. Los bufones ocuparon un lugar especial en ese largo tramo de la historia. Pero tenían la virtud de decir, ante la corte del rey o la reina, cualquier cosa en "broma".
Eran los únicos habilitados para opinar sobre la realidad en una situación complicada. Y así fue como en la tarde-noche de ayer, Selci fue por “todo” y se le animó a los chicos de LaCámporaCuando promediaba su corta intervención para inaugurar un encuentro de la palabra, organizado estratégicamente días antes del comienzo de la tradicional Feria del Libro en la Rural, el humorista “habitué de varios chistes pavotes”, aprovechó el lagrimeo del vicepresidente Amado Boudou luego de preguntarle a la Presi si la podía llamar mañana y disparó: “Tengo un amigo de La Cámpora que antes le decían 'Negro Ciruela' y ahora le dicen Blackberry”. El ex titular de la IGJNorberto Berner no pudo evitar la risa. La diputada nacional del Frente Para la Victoria, Liliana Mazure, se codeó incómoda. Cristina apenas sonrió e intentó salir del mal transe de su público que le contestaba al bufón invitado concantitos de revolución, amor incondicional y devoción. “Me parece que te contestaron”, dijo la Reina y le explicó lo obvio: “Me parece que no tienen sentido del humor”. Chocolate por la noticia. El stand up se volvió tedioso y nada volvió a ser igual. ¿Cuántos de los allí presentes se habrán codeado preguntándose quién había invitado a este muchacho que osaba escupir el asado de la militancia nacional y popular? Too much como diría Ella.
El problema del relato es que no permite que se lo discuta ni siquiera a través del humor. Si para Cristina, el modelo de periodista es Robertito Funes –el “original” movilero deC5N- mejor no imaginarse con qué comediantes se mataría de la risa. ¿Le causaría gracia a la Presidenta un monólogo de Tato Bores sobre su gestión? ¿Soportaría las preguntas del entrañable Jorge Ginzburg sobre su debut sexual? ¿Se escandalizarían sus seguidores con la tapa de alguna revista que la reflejara en su intimidad o un video clip que la mostrase erotizada por el poder? Algunos artistas cruzaron la línea y se animaron a reírse del poder K, casualmente músicos que residen en Venezuela como los Rockadictos que fueron tapa deNoticias, otra gran mayoría, por convicción, conveniencia o comodidad, prefiere reirse de otros poderes o ni siquiera cuestiona nada en esta vida. “Hoy cantar canciones de protesta es algo de la derecha”, concluyó Ignacio Copani en FM Identidad, el mismo cantante que, en los noventa, alertaba a su público por los ladrones “vistiendo saco y corbata” y “los que mandan para Suiza sus millones”.
Pero para los cortesanos de la Reina, la corrupción, las cuentas en el exterior y los vendepatria desaparecieron de este país con el menemismo como losdinosaurios de Charly. Por ese mismo sendero transitan los funcionarios y militantes vip que se incomodaron con su repentino ascenso social como el de “Blackberry”. Esta semana, un juez difundió un estremecedor informe en el que informaba que las víctimas fatales de la inundación en la ciudad de La Plata y sus alrededores casi duplicaban a la que decían las autoridades provinciales y nacionales. En estos días, los abogados de los acusados en un histórico juicio, pidieron no televisarlo. El Poder Ejecutivo suele recordar que, durante el alfonsinismo, el Juicio a las Juntas, se transmitió pero sólo los alegatos finales e imágenes entrecortadas. En esta semana, la inseguridad ocupó más tapas de diarios que desde los tiempos de Blumberg y el tarifazo en los servicios públicos promete otro golpe al bolsillo de todos y todas. Pero la Presidenta prefirió difundir la cartita de la tataratataranieta de Manuel Belgrano que le levantó su autoestima. También quiso mostrar el cuadro de la artista que dijo que no era necesario “entregar los relojes para gobernar” cuando le recordaron que el creador de la bandera murió pobre y precisamente no se enriqueció en el poder e inaugurar el Encuentro de la Palabra entre el hip hop y el stand up local.
Cuando Selci concluyó su intervención casi como si fuese Hernán Lorenzino ante una periodista griega, Cristina tomó la palabra y habló seriamente sobre los problemas del país, la violencia, los linchamientos y el odio. Ese día, regresaba de la presentación del libro “Posmodernismo en la Argentina” del colega Eduardo Zamorano en el que una persona del público le reprochó que no había incluido en su análisis el factor externo y los intereses multinacionales que siempre atacan a nuestro país. El crítico, enfadado, dijo que, durante el kirchnerismo, el país era otro y que no existía el problema del hambre ni de la pobreza estructural. Al final, los kirchneristas y su líder, sí que tienen sentido del humor. El stand up recién comenzaba.
(*) Especial para Perfil.com

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