domingo, 6 de abril de 2014

por fin el litoral tiene un analista que le habla a la gente comun y no a los mentideros politicos

PULSOS DE LA POLÍTICA PROVINCIAL
Realidad política y preocupación social: un matrimonio desavenido
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Con la mira en 2015. De izquierda a derecha, Mario Barletta, Omar Perotti, Miguel del Sel y Miguel Lifschitz.
Darío H. Schueri
A seis años de haber descendido a la oposición provincial, el peronismo santafesino empezó a darse cuenta de que para volver a jugar en primera necesita una dirigencia coherente, capaz de armar un equipo ganador en toda la cancha, con una estrategia de juego propia y una identidad definida, en lugar de evocar nostalgiosamente viejas glorias.
Por ejemplo, ensoñarse con Carlos Reutemann (quien les pidió a los seis senadores “renovadores” que desmientan que vaya a postularse otra vez a gobernador) y el “uno-dos” ganador con el extinto Jorge Obeid, es apelar poco menos que al realismo mágico.
Afortunadamente los principales actores peronistas en escena se dieron cuenta de la cruel realidad, y la semana pasada los que manejan presupuestos y decisiones políticas, esto es diputados y senadores, iniciaron gastronómicamente lo que intentan sea el camino hacia la recuperación del poder bajo el por ahora lejano horizonte de la unidad. Si no es el año que viene, indefectiblemente debería ser en el 2019.
Con la ardua tarea de “prescindir de los alineamientos nacionales” -las naves insignias del kirchnerismo y massismo- y centrando el foco en el torneo local -la gobernación-, un grupo por ahora pequeño de senadores y diputados convino tratar de imitar el exitoso juego del gobernante FPCyS que, como ocurriera en las Paso de 2011 (en las que compitieron Bonfatti, Giustiniani y Barletta), al final todo el mundo se alineó detrás del candidato ganador.
Las Paso permitirían que todos los aspirantes, con sus respectivas alianzas y partidos, puedan competir bajo el paraguas abarcador de un nombre marketinero que los ampare a todos. Participarían Omar Perotti (que este mes estará protagonizando en un club de campo local un multitudinario encuentro con jóvenes entusiasmados con su candidatura), Oscar “Cachi” Martínez, María Eugenia Bielsa; el candidato de los “senadores renovadores”, y alguno más que tenga vocación y plata para competir por la gobernación.
Bajo la premisa de invitar a la próxima comida a los diputados “bielsistas” para demostrar -dura prueba de fuego- que lo importante es incluir y no excluir, los participantes justificaron el ágape propiciado por el presidente de la Cámara de Diputados, Luis Rubeo, en la necesidad de “trabajar en una agenda legislativa común entre senadores y diputados”, hecho que en la práctica y conforme a las necesidades políticas particulares y territoriales seguramente tenderá a difuminarse.
El primer gran desafío para el peronismo “unido” será la conflictiva tasa vial enviada por el Ejecutivo a extraordinarias, que además servirá para poner a prueba la autoridad del Partido Justicialista (desautorizado en su momento con la reforma tributaria) que emitió un duro documento en contra del proyecto oficialista de gravar con 0,32 centavos los combustibles para arreglar las rutas.
Debido a que el extendido y abarcador cronograma electoral de 2015 (se elegirán desde comisiones comunales hasta presidente de la República) contempla en primer lugar las elecciones provinciales y luego las nacionales -lo que en la práctica habilitaría a los derrotados provinciales a jugar la patriada nacional a diputado (ocurrió en el 2011 con Perotti y Martínez)-, la supuesta prescindencia del liderazgo nacional pondrá en un severo apriete a los candidatos locales.
No será lo mismo ante la consideración ciudadana de ese momento decir que se está con el modelo nacional kirchnerista, que adherir al hoy día ascendente Sergio Massa. Máxime cuando la oposición ya comenzó a dividir el escenario político electoral entre neokirchneristas (Scioli - Massa) y no peronistas (Unen - PRO).
El FPCyS en sesión terapéutica
Vaya coincidencia: de la misma manera que el peronismo considera que ya expiró el plazo de las calendas griegas para llegar a la gobernación, un sector del radicalismo encabezado por el actual diputado nacional y futuro presidente del partido Mario Barletta cree que es hora de tomar las riendas provinciales.
Para ello, el incansable ex intendente de Santa Fe recorre la provincia tratando de convencer a dirigentes, presidentes comunales e intendentes que las 110 comunas, los más de 100 concejales y 25 intendencias, le dan al partido de Alem e Yrigoyen la suficiente autoridad como para sentar a uno de los suyos (en este caso el propio Barletta) en el sillón del Brigadier, que los socialistas se niegan a alternar de manera consensuada.
Barletta forma parte del subsector radical Unidad Progresista o Escarapela, del cual también forman desconfiadamente parte los senadores autodenominados Grupo Interior -Felipe Michlig, Rodrigo Borla y Orfilio Marcón- y algún que otro diputado. Como socios adherentes aparecen el flamante Adelante Radicales, con base en Rosario; y Cauce Progresista, liderado por el vicegobernador Jorge Henn.
Del otro lado contrapesa el poderoso Movimiento de Afirmación Radical (MAR)) que orientan los diputados provinciales Santiago Mascheroni y Julián Galdeano, de Rosario, que en una nítida señal de satisfacción -no exenta de críticas- con la alianza socialista, acaba de integrar varios cuadros al gabinete de la intendente rosarina Mónica Fein. Y prometen un duro debate partidario al momento de proclamar a Barletta como titular.
El socialismo, tras la descompresión interna que generó la autoexclusión del primer ministro Rubén Galassi como, según él mismo dijo, “involuntario aspirante a la gobernación”, y la consiguiente unción del senador por Rosario Miguel Lifschitz, está en aparente calma chicha. Solo -y dicen que en soledad- está Rubén Giustiniani, quien ante la Siberia legislativa, a partir del 10 de diciembre del año que viene -y tras 17 años en el Congreso Nacional entre ambas Cámaras-, torea a sus compañeros de militancia flirteando con radicales y con socialistas enfrentados con Binner-Bonfatti. Los propósitos serían acceder a la Legislatura santafesina o pelear por la intendencia de Rosario.
Del Sel a todo o nada
Anhelado en su momento por los senadores “renovadores” como candidato a gobernador (hasta que Reutemann los convenció de lo contrario porque Macri será inevitablemente candidato a presidente y Del Sel es el titular del PRO en Santa Fe), el actual diputado nacional, junto a su fiel amigo y diputado provincial Raúl Fernández y a la diputada nacional Gisela Scaglia, comenzó a caminar su candidatura a gobernador.
Con la insólita promesa de renunciar a la diputación nacional para disputar la gobernación, Del Sel pretende salir del molde del “doble status” de legislador hasta 2017 y, coetáneamente, candidato a gobernador. Así busca diferenciarse del resto en una clara señal de compromiso con el elevado cargo a disputar.
Para ello deberá esmerarse en presentar -además de su carismática figura- a los mejores candidatos en las cinco categorías a competir. Radicales y peronistas desencantados, e independientes con vocación de servicio a sus comunidades, dicen que estarían formando parte de su andamiaje electoral.
El desafío para los políticos y los aspirantes a candidatos, ya sea a una comisión comunal o a la gobernación, será incluir en su agenda de campaña y sin pecar de oportunistas ni demagogos, los padecimientos de una sociedad moralmente hastiada y salvajemente dispuesta a tomar la justicia en sus manos.
Un senador que asistió hace poco a una asamblea ciudadana en una pacífica y pequeña localidad de su departamento nos confesó, muy preocupado, que el tono de los vecinos le recordó los aciagos días del “que se vayan todos”. Basta una chispa para encender un gran fuego.
El desafío para los políticos y los aspirantes a candidatos, ya sea a una comisión comunal o a la gobernación, será incluir en su agenda de campaña, y sin pecar de oportunistas ni demagogos, los padecimientos de una sociedad moralmente hastiada.

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