Un país se muda
El gobierno de la isla de Kiribati fue autorizado a comprar una parcela de 25 mil hectáreas en las islas Fiji. Piensan en mudar a todo el país de más de 100.000 habitantes ante la amenaza de que su isla desaparezca bajo el agua.
El cambio climático y sus devastadoras consecuencias suenan a ciencia ficción para muchos en el mundo que no se quieren preocupar por lo que les sucederá a sus hijos y nietos en poco tiempo más. Pero para los habitantes de la isla/país de Kiribati, en el Océano Pacífico es una realidad omnipresente. Tanto, que ya están haciendo planes para mudar el país entero de 103.000 habitantes porque el agua continúa subiendo y creen que en menos de 50 años, el archipiélago desaparecerá.El presidente Anote Tong ya recibió el apoyo de su gabinete para comprar unas 2.500 hectáreas en Viti Levu, la isla central de las Fiji. El lugar fue puesto en venta por una asociación religiosa por US$ 9,6 millones. Se encuentra a más de 2.000 kilómetros de Kiribati, pero tiene un clima parecido.
"En muy poco tiempo, nuestra mudanza no será una opción. Será una cuestión de supervivencia", le dijo Tong a su pueblo. Algunos jóvenes karibatienses decidieron adelantarse a la mudanza y ya buscaron refugio en Australia.
El agua del mar creció dos milímetros por año en la última década y el ritmo se incrementa, así como las tormentas devastadoras y las sequías. Ya casi no hay agua potable en la isla. Y la producción de pescado y coco, que exportaban está siendo afectada.
La mudanza no estará exenta de consecuencias. Los más ancianos preferirán morir en su tierra aunque sea con el agua al cuello. Y, luego, queda la cuestión de transplantar a un pueblo de más de 100.000 habitantes a una isla de apenas 850.000 habitantes. Las tensiones sociales aparecerán en semanas. Para eso, los kiribatienses, están pidiendo ayuda.
Si se mudan necesitan hacerlo con escuelas, hospitales, carreteras, casas, algo que no pueden afrontar con los 1.600 dólares que tienen de renta anual per cápita. La compra de la tierra, anunció el presidente, la pagarán con una reserva que tienen por la explotación de fosfato que se hizo en el archipiélago en los años 70.
La mudanza de Kiribati parecería una anécdota si no fuera una muy cercana posibilidad para cualquiera que habite en alguna tierra baja o inundable de las orillas de cualquier parte de la Tierra.
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