domingo, 4 de marzo de 2012

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mesa de debate en PERFIL

Los analistas creen que cambió el clima político y que afecta al Gobierno

Luis Costa, Graciela Römer, Federico González y Enrique Zuleta Puceiro evaluaron el impacto político del accidente de Once, los subsidios y Boudou.

Por Gabriel Ziblat
04/03/12 - 01:17
Los analistas creen que cambió el clima político y que afecta al GobiernoEn la calle. Luis Costa, Graciela Römer, Federico González y Enrique Zuleta Puceiro debatieron por más de dos horas sobre los tiempos que se vienen y sus alternativas.

—¿Cambió el clima social en los últimos meses?
GONZALEZ: Creo que hubo un cambio pero no me aventuraría a cuantificarlo. Cualitativamente, pasamos de un momento de euforia triunfalista del oficialismo a un momento de cautela expectante. Hay un clima de fondo de preocupación de lo que está por venir. Y hay muchos puntos que son focos de conflicto.
COSTA: Hoy en el espacio de debate público hay muchísimos más temas que irritarían al Gobierno. No sé si eso implica que hay un cambio de clima. En general, los temas coyunturales aparecen y desaparecen. Lo que termina pesando en la opinión de la gente son temas más estructurales, como la marcha de la economía.
ZULETA: Cristina Kirchner hizo un cambio muy ostensible en sus enfoques políticos. Los vectores que mueven esto son, en primer lugar, un reconocimiento de la crisis, con un intentar extraer un balance positivo y, en segundo lugar, un intento de reconocer que los instrumentos de intervención están agotados aunque hayan producido resultados extraordinarios. Empezó una etapa muy distinta y la gente lo acusó inmediatamente. Cristina Kirchner, desde enero hasta hoy, ha bajado diez puntos su porcentaje de apoyo y unos doce puntos su reconocimiento de desempeño. Sin embargo, los juicios negativos sólo han crecido cinco puntos. Y como gran trasfondo, no hay alternativas políticas.
RÖMER: Creo que el clima político está comenzando a cambiar y me parece que hay un punto de inflexión vinculado a la tragedia del ferrocarril Sarmiento. Las denuncias de corrupción y de mala praxis, que en general en la Argentina no tienen cursos de viabilidad predecibles, sí pueden activar fuerte rechazo social cuando entroncan con cuestiones económicas. Esto conjuga con el impacto de la suba de tarifas que está comenzando a tener en un importante sector de la población.
—¿La tragedia de Once puede ser un punto de inflexión?
G: Depende de la reacción por parte de los familiares de las víctimas y de las acciones que se tomen luego de las pericias judiciales. Lejos de calmar la situación, las expresiones del Gobierno han reavivado el fuego. La ciudadanía esperaba que la Presidenta sacará un as, y no lo sacó, sino que adoptó la lógica de negar el problema.
Z: Cristina puso el tema en un terreno cuyo resultado final, que va a ser ambiguo, lo va a poder capitalizar. Arriesgó, mostró carácter, autonomía de criterio, se enfrentó a los diarios. Yo sería cauto en que entonces va a ser un tema de inflexión.
C: Yo me pondría en una posición intermedia. Como diría Durkheim, la sociedad se indigna con hechos que están en contra de la moral. Hoy lo que está claro es que la sociedad ve el hecho con indignación. Después es el Gobierno el que define la escena.
—¿El Gobierno puede hacer la plancha con este tema?
Z: Eso es lo que no hizo, se hizo cargo.
R: No, yo creo que no se hizo cargo a fondo, sino parcialmente. No hubo en el discurso una Presidenta que asumiera la responsabilidad desde el punto de vista de la administración.
Z: Es que no reconoce esa responsabilidad. Ella divide, polariza. Hay dos ejemplos, el caso Schoklender y la mafia de los medicamentos, en los que se toma el problema, se asume, se digiere y se sale fortalecido.
G: A mí me parece que la comparación con esos casos no es tan representativa como comparar este caso con el de Cromañón. Hubo muchas muertes y para la ciudadanía la percepción es que el Gobierno tiene una responsabilidad.
C: Hay un elemento mucho más amenazante para el Gobierno, que es el impacto de la economía.
Z: El país lleva tres años con una inflación cercana al 25 por ciento, y en ese período se ha fortalecido una legitimación política que jamás se había conocido en la Argentina.
R: Sí, pero porque no impactó en el bolsillo por el aumento de los salarios.
Z: Quiero decir que no siempre la economía es un factor desestabilizante. Es un factor más y hay otros que pueden compensar.
C: El indicador que mejor acompañó el crecimiento de la imagen fue la evaluación que la gente hacía de la economía.
—¿Cómo impactan los siguientes temas en el clima político: tarifas?
G: Cuando esté consumada la quita de subsidios en forma masiva el salario real va a decrecer. Eso es lo que puede determinar el cambio del boom del consumo a un ajuste de cinturones. Cuando eso pasa se tiñe todo lo demás. El tema económico siempre es un ancla.
C: Va a generar impacto, pero mucha gente lo va a poder pagar sin problemas. No sé si va a generar mucha bronca.
Z: El primer reflejo en la Argentina no es de reacción sino de adaptación. El segundo reflejo va a ser buscar si hay alguien que lo pueda hacer mejor.
R: Puede adaptarse, pero no significa que no impacte en los niveles de apoyo.
—¿El caso de Boudou y Ciccone?
G: En el contexto de la bonanza económica no afecta, lo que pasa es que no estamos en ese contexto. Boudou es un personaje emblemático, que siempre representó un ala heterodoxa del kirchnerismo. En conjunción con otras variables, podría transformarse en un ícono moderno parecido a lo que fue María Julia Alsogaray para el menemismo.
Z: La gente está defendiendo la gobernabilidad, y no va a aceptar ninguna evidencia de la realidad que ponga en riesgo eso. Hasta el momento en que una noticia sí va a atravesar la coraza. El tema Boudou hoy está protegido por esta negación de la gente.
—¿Malvinas afecta?
R: No es un tema prioritario. Siete de cada diez personas optan por la opción de buscar caminos de diálogo y consenso frente a la de endurecer. Y la posición de Cristina está bastante en sintonía con esto, salvo algunas pequeñas contradicciones.
C: Distribuyeron la estrategia con los ministros, que son los que pegan.
—¿Minería y el conflicto Famatina?
R: El tema medioambiente no está dentro de los problemas que importan a la opinión pública. Afecta, pero no a nivel nacional.
Z: Es un tema que fortalece al Gobierno, sobre todo de cara al mundo.
G: No es un tema que influya demasiado, salvo que haya una persistencia del conflicto. Además influye negativamente porque es un caso claro de incoherencia con el remanido relato.
—¿La pelea con Macri por el subte?
R: Macri cuando se victimiza le va bien.
C: La gente lo ve como algo ajeno. Se pelean entre ellos.
Z: Ganan los dos. El Gobierno necesita a Macri como opositor y Macri necesita ser la alternativa.
—¿La persistencia del luto y las referencias a “El” le afectan a Cristina?
G: ‘Lo bueno si es breve, dos veces bueno’. ‘Todo en su justa medida y armoniosamente’. Me parece que ya está agotado. Hay un límite muy sutil en el que hay una identificación empática o un efecto de cansancio. Estamos en ese límite.
R: La viudez efectivamente catapultó a Cristina, pero fortalece su posición cuando la sociedad percibió que se pudo hacer cargo y superar el dolor. Eso se mantiene, pero creo que hay cierto límite, que se está alcanzando.

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