una relacion conveniente
Redrado y Lulipop, de vacaciones en Miami
Reaparecieron juntos después de un rumor de separación que la blonda hizo circular. El consiguió lo que quería, un espacio en la política; ella, un lugar formal en la vida de su novio.
Sexy. Luciana Salazar exhibe lo mejor que tiene a la salida de un restaurante en Miami; el economista, un bronceado perfecto.
Después de un comienzo tormentoso, parece que la pareja del ex presidente del Banco Central con uno de los íconos del erotismo en Argentina se ha acomodado. No quiere decir que las provocaciones –aunque siempre sutiles y públicas vía la red social Twitter– de la rubia se hayan terminado, ni que su pareja desde hace dos años haya cedido a lo que ella desea: que firmen la libreta roja. Sin embargo, Martín Redrado y Luciana Salazar han encontrado el equilibrio y aprendido a poner el foco en lo que los une.Sin ir más lejos, desmintiendo los rumores de separación en las fiestas pasadas, se han pasado todo enero viajando por Estados Unidos, saliendo de copas con amigos, divirtiéndose de compras y disfrutando de la playa. Esta semana, antes de volver al país, se los vio almorzando en la sede de Miami de Smith & Wollensky, un restaurante especializado en carnes. Mientras tanto, ese mismo día, Mauricio Macri, anunciaba que Redrado irá como candidato a diputado en la provincia de Buenos Aires por el PRO.
De novela. Diversión, vacaciones, Las Vegas. Esas son las cosas que disfrutan juntos. Matrimonio, hijos y convivencia son temas que, todavía, generan rispidez. Es difícil juzgarlo a primera impresión: en definitiva, es lo que cualquier hombre imagina sobre cómo sería un romance con Luli. Sin embargo, la misma rubia que cultivó esa imagen de chica plástica y superficial, erradicó el prejuicio ni bien se la puso a prueba. Dos años atrás y a dos semanas de haber blanqueado la relación, se separó de Redrado después de que él se escondiera tras sus fobias. Posponía la presentación a sus hijos, no le hacían gracia las fotos juntos y se desprendió de las declaraciones que su novia dio acerca de que algún día le gustaría ser madre y casarse. “No quiero seguir siendo yo instrumento de esa actitud perversa”, decía ella a principios de 2011, lapidaria como cualquier mujer despechada. “Me di cuenta de que se puede tener inteligencia y ser un estúpido en lo emocional y hasta un imbécil en lo moral”, sorprendía.
Sin embargo, el dicho de que uno es esclavo de sus palabras no le hizo demasiado ruido, y al poco tiempo se reconcilió con el hombre al que había defenestrado públicamente. Desde entonces, han encontrado la forma de estar juntos. Redrado accede a cosas que nunca había hecho por su ex mujer, Ivana Pagés, como filmar un saludo de fin de año desde la intimidad de su casa de Belgrano, de la que hasta ese entonces poco se sabía. Ella censura su costado mediático –salvo algún comentario misterioso en Twitter– y aprovecha el stand by de su carrera para estar al lado de su pareja. Lo importante es que, a esta altura, Luli es muy consciente de las limitaciones de su “Mr. Big”, como le dice ella en alusión al personaje masculino de la serie Sex and the City. Igual de fóbico como encantador fue quien tuvo en vilo durante años al personaje de Sarah Jessica Parker, que soportó incluso ser plantada en el altar, para terminar con un final feliz. “Al parecer, el éxito es una cuestión de perseverar cuando los demás ya han renunciado”, citaba Luciana desde su Twitter hace unos días. Quizás espera que, lo que pasa en la ficción, también pase en la vida.
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