viernes, 15 de febrero de 2013

Preocupa la escasez de agua en el río Paraná

En el curso inferior se aproxima a la marca más baja de los últimos años; se debe a la falta de lluvias; podría empeorar el panorama
Por José E. Bordón  | Para LA NACION
SANTA FE.- El río Paraná, en su curso inferior, se aproxima a la marca más baja de los últimos años. La merma de su caudal obedece, entre otras razones, a la falta de lluvias en la cuenca alta. Pero los pronósticos no son favorables: hasta el 20 de febrero "el río puede bajar 40 centímetros", explicó Oscar Duarte, jefe de Hidrología de la Provincia de Entre Ríos.
Los especialistas consultados por LA NACION sostienen que luego de esta bajante habrá un leve repunte. Además, las precipitaciones pronosticadas para la alta cuenca son inferiores a lo normal.
Otro experto, el ingeniero Juan Borús, encargado de Modelación y Pronóstico Hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA), sostuvo que "esta situación de aguas bajas se va a mantener hasta fines de marzo o principios de abril. La sensación es que estamos en un pozo", subrayó.
La pronunciada bajante se registra desde enero. En Santa Fe, el hidrómetro instalado en el dique dos del puerto, el río tenía ayer (por hoy viernes) una altura de 2,02 metros. En Paraná, capital de Entre Ríos, era de 1,76 metros.
Los expertos anuncian que con estos niveles, habrá problemas con el abastecimiento en las tomas de agua, para el sector turístico y -además- ya comenzaron las advertencias para la circulación de embarcaciones, dada la presencia de importantes bancos de arena en el curso de agua. No se descarta que progresivamente se suspendan las actividades de carga y descarga portuarias, ya que, por ejemplo, en el polo oleaginoso más importante de América Latina, al norte del Gran Rosario, habría inconvenientes para que los ultramarinos de gran porte puedan acceder a los muelles.
En noviembre de 1999, en esta capital, el río bajó hasta una marca de los 2,10 metros, casi dos metros menos que su marca promedio normal.

Malos pronósticos

La pronunciada bajante del río Paraná se seguirá manifestando en otras ciudades. Al brindar más detalles sobre este fenómeno natural Duarte comentó que "esta bajante periódica comenzó en el mes de enero, pero se mantiene durante febrero. Es un poco debido a que no ha habido precipitaciones significativas en la cuenca alta del Paraná. Estamos por debajo de lo normal", puntualizó.
"Lo más afectado será la parte turística, las playas, porque cuando hay niveles inferiores comienza a haber barro sobre las orillas. Hay varias ciudades que tienen toma directo al río, como Santa Elena, Gualeguay y Victoria", describió en cuanto a las complicaciones que traerá la bajante. Finalmente pronosticó que esta variable "puede continuar hasta marzo y los primeros días de abril".
Como muestra del cuadro de situación en la vecina provincia, desde el domingo el balneario municipal de Paraná retiró el boyado para que los bañistas no ingresen al río. El paseo público sigue habilitado y con servicio de bañeros pero no se puede ingresar al agua debido a la peligrosidad que implica la cercanía del canal que se estima en 8 metros de profundidad.
El ingeniero Juan Borús, del Instituto Nacional del Agua (INA), aseguró que ya se pasó el momento crítico que genera la demanda eléctrica del Brasil durante las Fiestas. "La previsión de una alerta por la bajante estaba por la consideración de cómo están los embalses de la alta cuenca del Paraná en Brasil", destacó.
"De cualquier manera -advirtió- la preocupación ahora se traslada a marzo y abril. Ése es un período del año en el que la navegación en el Paraná Inferior es importante, por lo que tiene una importancia económica para la Argentina. Ya hace rato que estamos con aguas por debajo de lo normal en el Paraná Inferior y que se produzca una bajante como la que está prevista, sí daría lugar a una alerta por bajante más significativa o, por lo menos, de consecuencias más importantes. Por eso hay que estar atentos a la evolución y a especular con las lluvias y cómo va a reaccionar la alta cuenca con esas lluvias", subrayó.
En esta capital, las playas parecen desiertas ya que para alcanzar el agua, tanto en la margen este como en la del oeste de la laguna Setúbal, hay que ingresar entre 80 y 120 metros con arena.
Ante esta situación, se difunden alertas a navegantes de diferentes embarcaciones, dada la presencia de prominentes bancos de arena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario