Comunicadores de la
Argentina -COMUNA- recuerda hoy al compañero Eduardo Kimel como ejemplo de
esfuerzo y compromiso con una comunicación periodística libre y verdaderamente
democrática.
Pasaron tres años de
la muerte de Eduardo, un defensor de la libertad de expresión, que con su lucha
dio pie a que hoy los trabajadores de prensa no seamos perseguidos por los
delitos de calumnias e injurias.
En 1989 publicó el
libro "La masacre de San Patricio", una investigación periodística puntillosa e
impecable sobre el asesinato de los curas palotinos durante la última dictadura
militar. El juez de la causa, Guillermo Rivarola, cuyo accionar él cuestionó, lo
llevó a los tribunales. Fue condenado a un año de prisión y a pagar 20.000
pesos/dólares como indemnización.
Fue un acto de
tremenda injusticia y el caso llegó a la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH), de la mano del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). El
tribunal de la OEA resolvió en 2008 que el Estado argentino debía anular la
sentencia y que debía haber una reforma sobre las calumnias. En 2009 se cambió
la ley y recién después de la muerte de Kimel, a fines de 2011, la Cámara de
Casación Penal anuló su condena.
En unos párrafos del
libro, Kimel se pregunta: “¿Se quería realmente llegar a una pista que condujera
a los victimarios?”. Y afirma: “la actuación de los jueces durante la dictadura
fue, en general, condescendiente, cuando no cómplice del régimen dictatorial” y
“la evidencia de que la orden del crimen había partido de la entraña del poder
militar paralizó la pesquisa, llevándola a un punto muerto”. Por estos dichos se
le inició el juicio.
Kimel merece que
todos los periodistas lo recordemos, hoy y siempre, por enaltecer la labor
periodística cada día, y porque su compromiso contribuyó a que tengamos un
contexto de libertad de expresión del que no hemos gozado en otros períodos
democráticos.
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