Santa Fe, un galimatías para los K
28/05/11 PorMauro Aguilar
Rosario. Corresponsalia
Rosario. Corresponsalia
Convertido en un distrito refractario a sus propuestas, el kirchnerismo intentará quebrar el 24 de julio próximo, cuando Santa Fe elija nuevo gobernador, la tendencia electoral negativa que lo acompaña en estas tierras desde 2005. El oficialismo exhibe aquí sólo una victoria : en las presidenciales de 2007 Cristina le ganó a Elisa Carrió por 25 mil votos. En el resto de los comicios las candidaturas K terminaron siempre derrotadas.
Con el peso de esos antecedentes, el oficialismo jugará todas las cartas posibles para imponerse en una provincia que hace tres años ardía por el conflicto agropecuario. En febrero logró empujar una alianza dentro del justicialismo para que compita unido. Como parte de esa estrategia, la Presidenta le pidió ahora al diputado Agustín Rossi, ganador de la interna, que trabaje para alcanzar un acuerdo amplio . Le prometió visitarlo seguido en los próximos sesenta días para apuntalar su candidatura.
El legislador deberá trabajar para abortar posibles fugas y confirmar algunos acompañamientos que se muestran tibios dentro del justicialismo.
En la superficie todos prometen respetar el acuerdo original de acompañar al ganador. Carlos Reutemann espera un llamado. Omar Perotti, quien hizo campaña mostrando una clara aunque prudente distancia con el Gobierno, insiste en que apoyará.
Ese respaldo mostró esta semana fisuras. Carlos Bermúdez, compañero de fórmula del intendente rafaelino, se molestó con la presencia de Emilio Pérsico celebrando con el diputado K la victoria en la interna. “Si va a ser así, no cuenten conmigo”, advirtió envalentonado por los 200 mil votos reunidos junto a Perotti. Rossi lo cruzó con dureza.
“A mí nadie me pone límites”,advirtió.
Todos tienen claro que cada voto cuenta después de una primaria en la que el peronismo, unido a pesar de sus diferencias, consiguió apenas 27 mil votos más que el Frente Progresista de Hermes Binner.
Rossi jugará a nacionalizar la campaña. Confía en los números de Cristina, cada vez más favorables en la provincia, y en que poblaciones vinculadas con el sector agropecuario ya olvidaron las peleas de 2008. Para moderar cualquier encono en esas poblaciones será clave militar en la campaña de la mano de Reutemann y Perotti, dos figuras respetadas por los chacareros.
De ese mismo plato espera servirse Miguel Del Sel, dispuesto además a seducir a porciones del peronismo refractarias a la figura de Rossi.
Pero las divisiones y los recelos no son sólo patrimonio del justicialismo. Un sector del radicalismo, con el alfonsinista Mario Barletta a la cabeza, ya advirtió que las indefiniciones de Binner para alcanzar un acuerdo nacional “complican” al Frente Progresista de Santa Fe. En el juego de sumas y restas, un dato que puede operar en favor de las aspiraciones kirchneristas.
Con el peso de esos antecedentes, el oficialismo jugará todas las cartas posibles para imponerse en una provincia que hace tres años ardía por el conflicto agropecuario. En febrero logró empujar una alianza dentro del justicialismo para que compita unido. Como parte de esa estrategia, la Presidenta le pidió ahora al diputado Agustín Rossi, ganador de la interna, que trabaje para alcanzar un acuerdo amplio . Le prometió visitarlo seguido en los próximos sesenta días para apuntalar su candidatura.
El legislador deberá trabajar para abortar posibles fugas y confirmar algunos acompañamientos que se muestran tibios dentro del justicialismo.
En la superficie todos prometen respetar el acuerdo original de acompañar al ganador. Carlos Reutemann espera un llamado. Omar Perotti, quien hizo campaña mostrando una clara aunque prudente distancia con el Gobierno, insiste en que apoyará.
Ese respaldo mostró esta semana fisuras. Carlos Bermúdez, compañero de fórmula del intendente rafaelino, se molestó con la presencia de Emilio Pérsico celebrando con el diputado K la victoria en la interna. “Si va a ser así, no cuenten conmigo”, advirtió envalentonado por los 200 mil votos reunidos junto a Perotti. Rossi lo cruzó con dureza.
“A mí nadie me pone límites”,advirtió.
Todos tienen claro que cada voto cuenta después de una primaria en la que el peronismo, unido a pesar de sus diferencias, consiguió apenas 27 mil votos más que el Frente Progresista de Hermes Binner.
Rossi jugará a nacionalizar la campaña. Confía en los números de Cristina, cada vez más favorables en la provincia, y en que poblaciones vinculadas con el sector agropecuario ya olvidaron las peleas de 2008. Para moderar cualquier encono en esas poblaciones será clave militar en la campaña de la mano de Reutemann y Perotti, dos figuras respetadas por los chacareros.
De ese mismo plato espera servirse Miguel Del Sel, dispuesto además a seducir a porciones del peronismo refractarias a la figura de Rossi.
Pero las divisiones y los recelos no son sólo patrimonio del justicialismo. Un sector del radicalismo, con el alfonsinista Mario Barletta a la cabeza, ya advirtió que las indefiniciones de Binner para alcanzar un acuerdo nacional “complican” al Frente Progresista de Santa Fe. En el juego de sumas y restas, un dato que puede operar en favor de las aspiraciones kirchneristas.
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