domingo, 29 de mayo de 2011

relaciones humanas 2.0

Por qué la gente dice cosas a través de Twitter que no se atrevería a mencionar cara a cara

Un semiólogo, una socióloga y una psicóloga señalan que la falta de reflexión del emisor provoca desinhibiciones y una mayor agresividad en el mensaje. Cuestiones emocionales.

Por Gisela Nicosia
29/05/11 - 07:14
Por qué la gente dice cosas a través de Twitter que no se atrevería a mencionar cara a cara@fernandezanibal "A Nicolas Wiñazki/"AF no incluyó en DDJJ la plata que prestó a Castrilli" Que tarado madre de Dios! Alcahuete burro a sueldo"

Las redes son formas de interacción social, definida como un intercambio dinámico entre personas. Casi un millón de argentinos se mantienen conectados vía Twitter, donde no existe límite para decir lo que cada uno asegura “pensar”. Personalidades de la política y del espectáculo lo utilizan como una herramienta más para polemizar.
Un semiólogo y psiquiatra, una socióloga y una psicóloga analizaron para PERFIL el uso de las redes y lo que en ellas se dice y por qué. “A la mayoría le resulta costoso emocionalmente trasmitir en persona un mensaje que puede contrariar al otro.
Decírselo a una pantalla termina siendo más simple. Esta forma de ‘decir’ las cosas se inició con el uso del anonimato con los apodos o nick en los chat. No existía exposición, pero luego con, las redes sociales, la libertad de postear lo que se le ocurriera al usuario no tuvo freno, por más que se supiera su identidad”, explica el semiólogo y psiquiatra Hugo Marietan. Y agrega que “la vorágine de la comunicación impide contar con tiempo para la reflexión antes de emitir un texto. Eso facilita que lo emocional intervenga y que se contamine con lo racional. Las expresiones agresivas surgen sin filtro y sin medir los límites”.
Los mensajes son variados; desde lo trivial de comunicar un cumpleaños a convocar a una manifestación, insultar a un colega o hasta intentar derrocar a un gobierno. Un twitteo contiene 140 caracteres de extensión, y armar un mensaje no es simple para los que no son precisos. “Emitir un mensaje implica un esfuerzo de síntesis, lo que es un desafío para el emisor. Hay cierto aspecto lúdico en el hecho de poder comunicar sin usar muchas palabras y apelando al ingenio para resumir una secuencia de pensamientos. Aunque puede ocasionar problemas al fallar en el armado del mensaje o en el envío”, dice Marietan.
La lección la aprendió un funcionario del PRO que escribió en Twitter que Juan Cabandié, candidato a diputado de la Ciudad, “sólo había trabajado de hijo recuperado”, lo que le costó su renuncia. También lo padeció la diputada porteña María José Lubertino cuando intentó publicar un mensaje privado que fue transmitido por error a todos sus seguidores. “¿Ya están ambas madres allí? ¿Prensa les armó alguna entrevista? ¿Que Germán las adoctrine, que hablen de MI proyecto”, escribió la legisladora. Se refería a Susana Bustamante, madre de Melina, una chica que sufre un tumor maligno en la espalda. Susana y otra madre, Selva, se presentaron ante la comisión de Salud de la Legislatura porteña para hablar sobre el proyecto de ley de “muerte digna” que presentó Lubertino.
Para muchos, escribir en las redes funciona como catarsis. Pero existen los excedidos. “La violencia permea a la sociedad completa, no sólo en las redes sociales virtuales. Internet introdujo nuevas formas de vinculación entre los individuos, pudiendo ser negativas o no”, detalla la socióloga Mariela Mosqueira, y asegura que “cada vez es más frecuente hacer declaraciones desde la redes con la propia identidad en términos de militancia. Cada uno busca su espacio para decir lo que considera correcto”. O para agredir.
La psicóloga Beatriz Goldberg explica que en muchos casos el uso de las redes es para mitigar la soledad y compartir virtualmente. “Para pertenecer a la tendencia social, muchos se suman a la Red. Evitan sentirse solos. Buscan amigos y seguidores que compensen todo lo que en la vida real quizás no tengan.
Twitter para muchos es como escribir un diario íntimo que leen todos, pero donde se elige qué contar y cómo, porque todo es una construcción. Un pensamiento en el armado del mensaje porque sabe a quién se dirige y lo que quiere que piensen los que lo leen. Hay una postura con un interés que la sostiene.”

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