Neutral será tu abuela
por Ignacio González Lowy Domingo, 29 de Mayo de 2011 12:38 Desde Río Bravo, apostamos a generar un espacio de comunicación plural; donde plural no signifique flan, ni desterritorializado, ni imparcial… La nota fue escrita hace un par de meses para la revista El Colectivo. Pero hoy escribiríamos lo mismo.
Corren tiempos interesantes para hacer esto. Quienes tomamos la decisión, en algún momento, de empeñar parte de nuestras vidas en este camino de palabras e imágenes que es el periodismo, lo estamos viviendo intensamente.
Tiempos de leyes de medios contra los monopolios reaccionarios, que crean otros monopolios tan reaccionarios como los que combaten. Tiempos de diarios oficialistas y radios opositoras que corren a los oficialistas “por derecha”. Tiempos de todo negativo y de todo positivo; y en el medio los demás. Que vivimos con bronca las nuevas y viejas traiciones que nos llueven desde arriba, pero que sentimos el pecho hincharse con las resistencias y los contragolpes que soplan fuerte desde abajo.
Quienes hacemos Río Bravo no somos neutrales ni imparciales, como no lo son quienes hacen El Colectivo (lo sabemos, los conocemos). Somos trabajadores de la educación, de la comunicación, y de otras yerbas que hacen más rica la sopa y nos obligan a andar pensando y escribiendo con los pies en la tierra, en esta tierra.
Algunos de los escribas del diario de Yrigoyen, versión siglo XXI, volvieron a poner sobre el tapete un viejo debate que muchos de nosotros nunca habíamos dejado. La relación entre el periodismo, que es un laburo, y la militancia. El periodismo como militancia.
Efectivamente, escribir, producir y editar Río Bravo todos los días insume tiempo y dedicación, y los muchos que lo hacemos, sin ver un mango a cambio (por razones obvias y por falta de tiempo invertido en buscarlo), lo hacemos como militantes. En eso, y sólo en eso, coincidimos con quienes discursean sobre el tema desde los despachos oficiales.
Nos diferenciamos en que sí valoramos la coherencia, y la militamos. En tiempos en que lo “posmoderno” está tan en boga, en que parece ser un mérito la inestabilidad, la ductilidad, el acomodo y el pragmatismo; reivindicamos y mantenemos en alto las banderas de ciertos principios en los que seguimos creyendo.
Quienes hacemos Río Bravo discutimos, escuchamos, nos bancamos críticas y a veces las contestamos; pero hay cosas que no negociamos: la patria y el pueblo no son entes abstractos, fáciles de meter en los discursos y de descartar en los hechos. Hechos y palabras tienen que ir de la mano y quererse un poco más.
De eso estamos convencidos; sobre muchas otras cosas, estamos dispuestos a cambiar, a aprender, a intentar entender mejor. Pero en tiempos en los que es tan fácil y gratis despotricar contra los “grandes relatos”, quienes hacemos Río Bravo buceamos en nuestra patria chica, en nuestras calles, en nuestro barrio; pero lo hacemos sabiendo que hay algo que nos liga a los egipcios y los tunecinos que ayer no más se levantaron contra sus dictadores. Que “eso” tiene tanto que ver con nosotros, como lo tiene la deuda externa que contrajo Videla y hoy paga CFK, con el estado lamentable de los hospitales y las escuelas.
Quienes hacemos Río Bravo buscamos mostrar, con palabras y en los hechos concretos que cuentan esas palabras, que Fukuyama es un zapato: la historia no terminó, las ideologías no se murieron. Y eso, para los que hacemos Río Bravo, es una certeza.
Publicado por Río Bravo el 29 de mayo de 2011, día de su primer cumpleaños.
Tiempos de leyes de medios contra los monopolios reaccionarios, que crean otros monopolios tan reaccionarios como los que combaten. Tiempos de diarios oficialistas y radios opositoras que corren a los oficialistas “por derecha”. Tiempos de todo negativo y de todo positivo; y en el medio los demás. Que vivimos con bronca las nuevas y viejas traiciones que nos llueven desde arriba, pero que sentimos el pecho hincharse con las resistencias y los contragolpes que soplan fuerte desde abajo.
Quienes hacemos Río Bravo no somos neutrales ni imparciales, como no lo son quienes hacen El Colectivo (lo sabemos, los conocemos). Somos trabajadores de la educación, de la comunicación, y de otras yerbas que hacen más rica la sopa y nos obligan a andar pensando y escribiendo con los pies en la tierra, en esta tierra.
Algunos de los escribas del diario de Yrigoyen, versión siglo XXI, volvieron a poner sobre el tapete un viejo debate que muchos de nosotros nunca habíamos dejado. La relación entre el periodismo, que es un laburo, y la militancia. El periodismo como militancia.
Efectivamente, escribir, producir y editar Río Bravo todos los días insume tiempo y dedicación, y los muchos que lo hacemos, sin ver un mango a cambio (por razones obvias y por falta de tiempo invertido en buscarlo), lo hacemos como militantes. En eso, y sólo en eso, coincidimos con quienes discursean sobre el tema desde los despachos oficiales.
Nos diferenciamos en que sí valoramos la coherencia, y la militamos. En tiempos en que lo “posmoderno” está tan en boga, en que parece ser un mérito la inestabilidad, la ductilidad, el acomodo y el pragmatismo; reivindicamos y mantenemos en alto las banderas de ciertos principios en los que seguimos creyendo.
Quienes hacemos Río Bravo discutimos, escuchamos, nos bancamos críticas y a veces las contestamos; pero hay cosas que no negociamos: la patria y el pueblo no son entes abstractos, fáciles de meter en los discursos y de descartar en los hechos. Hechos y palabras tienen que ir de la mano y quererse un poco más.
De eso estamos convencidos; sobre muchas otras cosas, estamos dispuestos a cambiar, a aprender, a intentar entender mejor. Pero en tiempos en los que es tan fácil y gratis despotricar contra los “grandes relatos”, quienes hacemos Río Bravo buceamos en nuestra patria chica, en nuestras calles, en nuestro barrio; pero lo hacemos sabiendo que hay algo que nos liga a los egipcios y los tunecinos que ayer no más se levantaron contra sus dictadores. Que “eso” tiene tanto que ver con nosotros, como lo tiene la deuda externa que contrajo Videla y hoy paga CFK, con el estado lamentable de los hospitales y las escuelas.
Quienes hacemos Río Bravo buscamos mostrar, con palabras y en los hechos concretos que cuentan esas palabras, que Fukuyama es un zapato: la historia no terminó, las ideologías no se murieron. Y eso, para los que hacemos Río Bravo, es una certeza.
Publicado por Río Bravo el 29 de mayo de 2011, día de su primer cumpleaños.
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