Verano 2013 / Una temporada que no deja a nadie conforme
En la costa atlántica concluye el enero más flojo desde la crisis de 2002
Comerciantes, agentes inmobiliarios y operadores turísticos coinciden en que la merma de visitantes ronda el 20%; además, las estadas fueron más cortas y se consumió menos
MAR DEL PLATA.- Menos turistas, un promedio de estada más bajo, consumo en caída y, por si fuera poco, lluvias y nubarrones que aparecieron más de lo deseado. El combo fue fatal para la costa atlántica, que llega a esta fecha con un balance adverso e indiscutible: hoy se cierra el enero más flojo de los últimos diez años.
Mar del Plata, Pinamar, Cariló y otras de la zona acusan por igual el impacto al cabo de un mes que dejó bastante menos de lo esperado. Los comerciantes y prestadores consultados coinciden en una merma de movimiento que promedia el 20% con respecto al inicio de 2012. Así se llega a una mitad de temporada que está muy lejos de las ilusiones que se generaron entre agosto y septiembre, cuando el cepo cambiario en su máxima expresión parecía alentar un incremento de la demanda en el turismo interno.Lejos de aquellos pronósticos, los argentinos se subieron como pocas veces a aviones y cruceros para veranear puertas afuera del país. O apelaron a vacaciones de cabotaje donde reinó la Patagonia. Los operadores de las playas bonaerenses reconocen que les resultó difícil competir con las ofertas del exterior, con paquetes que se podían pagar con tarjeta de crédito, en pesos y cuotas sin intereses, y admiten que tropezaron con piedras propias. ¿La principal? Fijar precios de alquileres y servicios por encima de lo que correspondía.
"Pensamos que este año era nuestro y erramos cuando fijamos la propuesta en agosto", reconoció Gustavo Yeannes, vinculado a los complejos de aparts Cilene y titular de La Proveeduría de Cariló. En el negocio de alojamiento confirmó que registraron una ocupación del 78%, contra un 95% de enero último. Y en el supermercado tiene la certeza de cerrar con una facturación casi idéntica a la del año anterior. "Si descontamos la inflación, la merma sería de casi un 25%", dijo a LA NACION.
Silvia Melgarejo, responsable de la inmobiliaria Constructora del Bosque, destacó que este enero quedó sin alquilar el 30% de las casas disponibles. "Debe ser el enero más pobre desde el verano 2001/2002", admitió. Al revisar motivos, consideró que muchos clientes habituales de este destino se fueron al exterior. "Vamos a tener que reunirnos ya y revisar cómo hacemos para que la próxima temporada no sea igual o inferior", destacó.
En el diagnóstico y referencia coincide Ramón Giammateo, al frente del parador Cozumel de Cariló. "Por primera vez en mucho tiempo tuvimos carpas disponibles", resaltó. Otra señal de cambio de hábitos fue que les resultó mejor la primera quincena, cuando más fuerte suele ser la segunda.
Hasta en este destino tan exclusivo se advirtió un cuidado del bolsillo. En los aparts se estiró en casi 20 minutos el promedio de tiempo de limpieza por departamento. ¿El motivo? Había que limpiar cocina y horno a fondo porque se cocinó adentro más que de costumbre. Y eso lo sufrieron los restaurantes.
Una tendencia que se afirmó fue la de las estadas cortas; más que nunca, concentradas con fuerza entre viernes y domingo. "Es muy difícil para el sector de alquileres cuando la mayoría de los pedidos son por dos, tres o cuatro días", explicó Néstor Gonnet, operador inmobiliario de Mar del Plata. Aun así dijo que se lograron niveles de ocupación de 80 a 90%, "pero sólo durante fines de semana".
Ese perfil de demanda se reflejó en los precios. Los ajustes del 20 a 25% sólo se pudieron aplicar en las propiedades que se reservaron con mucha anticipación. "Terminamos alquilando a valores similares y en algún caso por debajo de los del año anterior", remarcó.
Al menos tres concesionarios de balnearios marplatenses consultados por LA NACION coincidieron en que el sector sufrió un enero "muy duro" por la conjunción de distintos factores: la caída en el ingreso de turistas, los presupuestos más recortados que traen para vacacionar, los pocos días que pasan por aquí y los vaivenes meteorológicos. "Hubo pocos días reales de playa, y eso nos destrozó", reconoció uno de ellos.
Los alquileres de carpas y sombrillas por día se afianzaron y con el afán de retener a los clientes los balnearios armaron propuestas con descuentos por paquetes de dos o tres días en los que hasta se compensaban los eventuales días de lluvia.
Las quejas son una constante en cualquiera de los rubros que se consulten. Los taxistas, siempre termómetros del movimiento turístico, reconocen recaudaciones que en algún caso no llegan a igualar las del año anterior, aun con ajustes de tarifa de por medio. "La ciudad nunca explotó", coinciden.
La caída del nivel de consumo se palpa aquí y allá. Juan Pablo Sánchez, al frente del restaurante Santa Rita, en el complejo gastronómico del puerto, quedó satisfecho con la cantidad de cubiertos logrados en el mes, pero no tanto con el gasto promedio. "Cayó bastante, como la cantidad de gente en la ciudad", dijo.
A la inversa de los balnearios, es de los sectores que se vieron favorecido por la meteorología. El puerto resultó un imán cuando la jornada no resultó apta para playa. Y a lo largo de enero, de ésas hubo bastantes.
El fenómeno también se palpó en Pinamar. El destino tiene historia de un público con mejor poder adquisitivo. Pero este enero cayeron el consumo, la cantidad de turistas y el promedio de días de alojamiento. "Se instaló como nunca el pedido de períodos cortos, pero resulta imposible alquilar una casa por cuatro o cinco días", explicó Eugenio Hoffman, operador inmobiliario que se resiste a que se quiebre la tendencia de contratos por quincena o mes. "De otra manera, empezaríamos a competir con la hotelería y los aparts", advierte.
Es de los que dicen sin dudar que las operaciones de alquileres cayeron 20% con respecto a la temporada anterior. "No fue mala, pero este arranque es de los peores en los últimos diez años", afirmó.
En la recorrida por restaurantes reconocen que tuvieron que liberar personal de lunes a jueves porque sólo los necesitaban los fines de semana, cuando se daba el pico de demanda. Y a la hora de la cena, el segundo turno casi no existió o se cubrió de manera parcial.
También Andrea Coria mira para atrás, compara y no vacila. "Hace ocho años que estoy acá y ésta es la temporada más flojita de todas", dice desde Pizza Hot, en la estratégica esquina de Bunge y la costa. Habla de cifras de hasta un 25% por debajo del enero anterior, tanto en gente como en facturación.
Otro rubro golpeado es el del espectáculo teatral. A esta fecha, el corte de boletos en las salas marplatenses es un 20% inferior a enero pasado. Una brecha que parece imposible de recuperar. Los recitales gratuitos fueron de lo más convocante y aportaron, salvo los últimos dos domingos en las playas, uno de los pocos momentos con gran cantidad de gente. Lo refleja con una anécdota un conocedor del ritmo de las calles céntricas y siempre al cuidado de su clientela. Asegura que hasta los pungas -hábiles ladrones al paso- sufrieron la escasez de aglomeraciones de público. "Al primer grupito que se formaba, se tiraban de cabeza", reflejó..
Del editor: qué significa
Es el verano en que los menos fueron más: menos turistas, menos días, menos gasto y, para peor, menos días de sol. Sólo subieron los precios
Es el verano en que los menos fueron más: menos turistas, menos días, menos gasto y, para peor, menos días de sol. Sólo subieron los precios
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