sábado, 12 de enero de 2013

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la intimidad presidencial

La dimensión emocional gana terreno en las decisiones de CFK

Las últimas contiendas contra los jueces y Ricardo Darín, incluso la determinación de ir a ver a Hugo Chávez en Cuba, se resolvieron en soledad. El Gabinete se mantuvo al margen.

Por Mariano Confalonieri
12/01/13 - 03:44
La dimensión emocional gana terreno en las decisiones de CFKLuto. Cristina Fernández ayer en La Habana, sin abandonar el negro que guía a su atuendo.
En soledad, a través de reacciones con fuerte contenido emocional y sin asesores de por medio, Cristina Kirchner define sus adversarios, usa las redes sociales para responder críticas y toma decisiones. Ni su círculo íntimo puede interceder en sus disputas, que se desatan sobre todo cuando recibe cuestionamientos personales, contra sus hijos o su ex esposo, Néstor Kirchner.
Desde la inédita respuesta al actor Ricardo Darín hasta la decisión de viajar a Cuba a pesar de las pocas chances de ver al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, la dimensión anímica ocupa un lugar cada vez más preponderante en sus reacciones.
Dejándose llevar por la bronca, la jefa de Estado resolvió hace una semana dedicarle una seguidilla de 21 tuits a los jueces que le devolvieron el predio de Palermo a la Sociedad Rural. El mismo día no se contuvo y escribió una carta extensa para contestarle a Darín, que había puesto en tela de juicio el crecimiento patrimonial de la familia presidencial. “Es de cobarde atacar a una persona que ya no está”, se queja Cristina cada vez que escucha una embestida contra el ex presidente, que murió hace dos años. Son cuestionamientos que la alteran. Y ni Carlos Zannini, su hombre de mayor confianza en el gabinete, se atreve a decirle que no se deje llevar por impulsos cuando la Presidenta toma la decisión de responder.
Un párrafo de la carta transmite especialmente soledad: “Hoy es sábado 5 de enero, víspera de Reyes, estoy en El Calafate, leí los diarios y me pregunté, por qué no explicarle a Ricardo Darín algo que lo tiene tan preocupado”.
Víctima de su arrebato personal también fue Daniel Scioli, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, a quien apuntó por sus depósitos en dólares, pero también por su “falta de lealtad al modelo”. Primero, en el mismo texto destinado al actor, y luego, en su discurso de bienvenida a la fragata Libertad. “Es lindo decir frases que les gustan a todos, el amor, el cariño, a quién no le va a gustar. Pero cuando uno gobierna para 40 millones de argentinos hay que tomar decisiones que no les gustan a todos”, le dedicó la mandataria.
¿Por qué atacó a los jueces? Porque está convencida de que un sector de la Justicia está empecinado en voltearle una de sus principales banderas: la Ley de Medios. ¿Por qué le pegó a Darín? Porque le tocó un punto sensible, su ex marido, que ya no está. ¿Por qué atacó a Daniel Scioli? Porque cree que forma parte de las corporaciones que ella enfrenta y que se pone del lado del Grupo Clarín.
No escribe en Twitter, pero le ordena a un secretario privado que coloque cada palabra que ella expresa. Agrega, a veces, términos en inglés como always o my God. Su estilo demuestra que no se deja asesorar: casi ningún mandatario del mundo usa las redes sociales para criticar a un adversario ni para colocar palabras en otro idioma. “Hoy puse esta foto en mi Facebook”, dijo Cristina el jueves. Mostraba a jóvenes y marinos recibiendo la Fragata con una bandera que llevaba su rostro.
El plano personal pesa cada vez más en sus decisiones. Una muestra es la visita a Hugo Chávez a Cuba. Cristina está realmente preocupada por la salud del mandatario. Le remueve recuerdos oscuros. Se le vienen a la mente momentos dolorosos, como la muerte de su ex esposo. O la operación de tiroides que, en un primer diagnóstico, le arrojaba un carcinoma.
Chávez fue importante para el mandato de Néstor Kirchner. El posicionamiento internacional del ex presidente fue posible gracias al respaldo del venezolano. Por eso, CFK entabló con Chávez una relación profunda, incluso con su familia. Pero las críticas a Néstor la descolocan. Cuando algunas editoriales rememoran el pasado, ella enfurece.
En el medio de ese estilo de gobierno está su gabinete. La mesa chica la conforman, además de Zannini, su hijo Máximo y el jefe de la SIDE, Héctor Icazuriaga. A los ministros los recibe a menudo. El último martes hizo pasar por su despacho de la Casa Rosada a cinco de ellos. Los recibe de a uno. Pero ninguno gravita en sus políticas de gobierno ni se anima a contradecirla. En todo caso, les ordena hacerse cargo de determinados temas.
Las reacciones impulsivas la llevan a cometer errores. Por ejemplo, en la carta a Darín defendió a la Justicia que lo absolvió, pero ese mismo día denostó al Poder Judicial vía Twitter.
Otra dimensión que pesa en su esfera íntima es la religiosa. El jueves recibió a integrantes de la Iglesia Evangélica, y la Biblia que le regalaron se la llevó a Chávez a Cuba. Aunque es muy católica, respeta todos los cultos.
Su reacción personal, impulsiva y en soledad, marca por estos días el rumbo del Gobierno.

Temor por el futuro regional
En la Casa Rosada creen que la suerte de Hugo Chávez está echada. Que la muerte le llegará más temprano que tarde y que eso puede desacomodar el escenario regional, debilitar los espacios del Mercosur y la Unasur, y perjudicar a la Argentina. En su última etapa, Chávez se mostraba propenso a la unión y al consenso. Intervino en el conflicto con las FARC que ponía en vilo la relación bilateral con Colombia, entabló una buena relación con Juan Manuel Santos (distinta a la de confrontación que tenía con Alvaro Uribe) y se acercó más a Brasil.
La principal preocupación del oficialismo es cómo queda Venezuela sin Chávez. “Está muy dividido el chavismo. Por eso Chávez había obligado a todas las organizaciones que lo apoyaban a fusionarse en el Partido Socialista Unido de Venezuela. Pero él era el único capaz de contener a todos”, explicó una fuente diplomática a PERFIL.
Para los funcionarios argentinos, ni el canciller Nicolás Maduro ni el presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello, tendrán el equilibrio que tenía Chávez.
Si Venezuela fuera a elecciones, es probable que el chavismo volviera a ganar pero no con la misma diferencia que obtuvo el convaleciente presidente actual. De todos modos, la sensación que reina en Cancillería es la incertidumbre. El panorama es tan volátil que nadie puede descifrar qué pasará. Nicolás Maduro tiene excelente vínculo tanto con Cristina Kirchner como con el canciller Héctor Timerman. También Cabello.
Han participado de varias reuniones juntos. Pero no es el vínculo con ellos sino el respaldo que consigan lo que determinará el futuro de Venezuela y de la región.
Según dijeron las fuentes diplomáticas a PERFIL, Maduro está dialogando con el Departamento de Estado de Estados Unidos para mantener un statu quo y para que el gobierno de Barack Obama no aliente a la oposición, que es bastante débil, y cuya única figura con autoridad política (porque obtuvo una victoria) es Hernán Capriles. Es muy difícil que Chávez regrese al poder. Tanto como que la región vuelva a ser la misma.

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