sergio bergman
"Timerman no traicionó a la comunidad judía, entregó a los argentinos"
Sergio Bergman es legislador porteño, rabino de la familia del Canciller y miembro de la AMIA. Recibió a PERFIL en su templo de la calle Libertad.
—¿Por qué se firma el memorándum ahora?
—Es lamentable que las preguntas giren alrededor de la coartada y no sobre el fondo. Hablamos sobre la causa, el interrogatorio, pero lo que hay que preguntar es por qué pactan con Irán. Y repiten, como el cuento de la buena pipa, “por la causa AMIA”, pero sabemos que no es por eso. Entonces empieza un deporte nacional: la conjetura especulativa sobre por qué motivos lo hacen. Hay errores y una decisión ideológica en el alineamiento. Somos un país muy sensible a la lucha por los derechos humanos pero pactamos con un régimen teocrático que no respeta a las mujeres y encarcela a los homosexuales.
—El argumento es que el pacto con Irán no será vinculante.
—La vinculación no es la justicia sino la impunidad. Se crea una comisión de la verdad y una jurisdicción donde el imputado, el Estado iraní, es socio; y da la posibilidad de revisar la causa, nada mejor para abolir la Justicia. Y Cristina miente: en la ONU dijo que va a consultar a otros partidos y a los familiares y no cumplió. Todo es funcional a los candidatos de las elecciones en Irán que no tienen tiempo porque hay que sacarles las alertas rojas para poder circular por el mundo.
—¿Qué opina de los que dicen que es la única forma de que la causa avance?
—Es un punto crucial: todos los que mienten sobre el no avance saben lo que viene: (el fiscal) Nisman tiene terminada la próxima etapa de la investigación en la que Irán opera en Latinoamérica a través de sus embajadas para generar una red.
—¿Timerman traicionó sus raíces?
—Nadie lo acusa de entregar a la comunidad judía, Timerman entrega a los argentinos. Y se entrega a sí mismo porque está en la comunidad. Si no es con la psiquiatría no se puede explicar que sea un soldado de Cristina a cualquier precio sin tomar ninguna prevención de meterse a hacer cosas que no sólo no sabe, sino que las hace mal. Siempre hizo todo lo posible por ser recordado por algo: lo logró, para mal, pero lo logró. Es un obsecuente y un fanático. No sólo por su estilo barrabrava prepotente, Timerman no razona y tiene poder, por eso es peligroso.
—¿Lo repudiará la comunidad?
—Hay un consenso comunitario en repudiarlo; salvo alguien comprometido con el Gobierno, nadie puede defenderlo.
—¿Tenía relación con él? ¿Concurría a su templo?
—Lo conocía de la comunidad. En general no venía, lo hacía muy eventualmente. Hay que reconocer, y por eso es tan doloroso, que nunca dejó de reconocer su identidad, su militancia en Bet El con el rabino (Daniel) Goldman.
—Y la mujer de Timerman, Anabel Sielecki, sí asiste?
—Anabel forma parte de la familia de la comunidad y tanto ella como las hijas vienen y seguirán viniendo cada vez que quieran. Jamás voy a confundir a la esposa y a los hijos con los actos de Timerman, que tienen que ver con la función pública. La política hay que dirimirla fuera de los templos.
—¿Estará en la marcha del 27 de febrero, cuando se trate el proyecto?
—Sí, iremos al Congreso para hablar con los diputados. Después seguiremos con la Corte.
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