lunes, 12 de diciembre de 2011

Los alcances de la crisis europea

Publicado el 13 de Diciembre de 2011



Deutsche Bank publicó un informe en el que asegura que toda la Eurozona –incluyendo Alemania– sumará una recesión del 0,5% en 2012, motivada principalmente por la sucesión de planes de ajuste que se van anunciando.
Adonde va la Unión Europea? ¿Remontará la crisis, conservará la unidad? ¿El euro, tras una existencia de 12 años, se transformará en reserva de valor? ¿Sobrevivirá?
Estas preguntas, que no pueden evitarse, de ningún modo fueron contestadas en la reciente cumbre de los 27 países de la UE. En todo caso, no directamente. Sin embargo, la respuesta se deja entrever en las decisiones adoptadas, en los modelos de solución propuestos para la grave crisis de deuda soberana que aqueja a Italia y también a España, deuda que tampoco Francia puede soslayar. Si se quiere el espejo irlandés permite una aproximación menos abstracta, y en esa práctica entender el sentido de la dirección propuesta.

IRLANDA COMO MODELO. Tras haber aplicado un durísimo ajuste, Irlanda empezó a dar indicios de recuperación. Un año después de haber recibido un rescate de 67.500 millones de euros, la economía comienza a dar muestras de un modesto crecimiento y el déficit se ha achicado. Claro que la austeridad fue una verdadera paliza para esa frágil economía. Sólo en 2011, casi 40 mil irlandeses abandonaron el país en busca de un mejor futuro, y se espera que la tendencia se acentúe.
Este cuadro no impidió que Angela Merkel elogiara al primer ministro irlandés, Enda Kenny, por dar un “ejemplo sobresaliente” del camino que permite reducir el déficit y poner las cuentas nacionales en orden. Mientras, Nicolas Sarkozy declaraba que Irlanda “casi ha salido de la crisis”. Bajo la superficie de tanto halago fácil la realidad no apoya esos comentarios. Los salarios de enfermeras, docentes y demás empleados públicos sufrió un recorte nominal del 20%. En cambio, muchos tributos, como el inmobiliario y el impuesto al agua aumentaron. Y la inversión en obras públicas prácticamente agoniza.
Eso si, durante el segundo trimestre de 2011, el PBI creció un 1,2% respecto del mismo período del año anterior, mientras que en 2010 sufrió una caída anual del 0,4%, y del 7%, en 2009. No deja de llamar la atención el abultado déficit fiscal del 2010 (32% del PBI) así como su brutal puesta en caja para 2012 (10%), por tanto mirado de un extremo al otro, de 2009 a 2011, se verifica un leve cambio de tendencia. Eso sí, se trata de saber si sobrevivirá las tasas de interés vigentes. Irlanda debería pagar a sus acreedores internacionales, si no contara con un salvavidas financiero, el 8,7% de interés anual. Si se considera que antes debía pagar el 14% la reducción cuenta. Aun así, está lejos de la mágica banda que los expertos recomiendan –no más del 4% anual– para que la economía real resulte capaz de soportar los pagos sin volver a caer en recesión. Sobre todo, cuando la tasa de desempleo araña el 15% de la población económicamente activa y se anticipa que seguirá por las nubes.
Vale la pena preguntarse cómo llegó Irlanda a semejante nivel de déficit. El rescate de los bancos, la transferencia de deuda privada hacia el sector público, impuso tan onerosa carga. El caso español permite entender el procedimiento irlandés. Mariano Rajoy, el presidente de gobierno electo, quiere acelerar el saneamiento de activos inmobiliarios por valor de 176 mil millones de euros (U$S 236 mil millones), que aportara la crisis inmobiliaria.
Según analistas de Morgan Stanley, España podría comprar la totalidad de los activos inmobiliarios con una quita del 58 por ciento. Esto se podría financiar mediante el canje de nueva deuda del gobierno a cambio de esos activos. El Estado, sin embargo, tendría que recaudar en el mercado para proveer a los bancos 28.500 millones de euros en capital fresco. Monto destinado a absorber las pérdidas por descapitalización. En total, el costo del plan bordearía los 102.400 millones de euros, o alrededor de 10% del PIB español.
Ahora se entiende. Este módico socialismo al revés (las pérdidas de los bancos se socializan, las ganancias siguen siendo privadas) impacta en el déficit. Para poner en orden las cuentas nacionales es preciso sanear la banca, para sanear la banca se aumenta el déficit, y para reducir el déficit se recortan los ingresos de los asalariados, en un país con casi 22% de desocupados, y se aumentan los impuestos.
¿Y cuales son las consecuencias del horrible remedio? The Wall Street Journal, habitualmente bien informado, sostuvo que el Banco Central Irlandés (ICB) estaría listo para comenzar a imprimir billetes de la antigua libra irlandesa, el llamado “punt”. Un portavoz del ICB señaló que la entidad financiera no “efectúa declaraciones” sobre “especulaciones y rumores”. El analista del Seven Investment Management, Justin Urquhart Stewart, afirmó que los rumores provienen de “varias fuentes”. Pero el dato realmente significativo es otro: dado que la crisis bancaria en Irlanda ha sido “resuelta”, explicó Stewart, la actividad económica mejoraría con el abandono del euro.
Ahora se termina de entender, el éxito del plan de austeridad empuja a Irlanda fuera de la moneda común y fuera de la moneda común implica en los hechos fuera de la Unión Europea.
EL MECANISMO FINANCIERO. Luego de anunciar la baja de la tasa de interés hasta un mínimo histórico del 1%, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi comunicó dos nuevas operaciones de inyección de liquidez en euros con un vencimiento de 36 meses para facilitar el crédito a los hogares y las empresas. Ofrecerá a los bancos todos los fondos que requieran por un plazo de tres años a tasa fija y también flexibilizará normativas de refinanciación de operaciones. Además, la entidad monetaria recortará del 2 al 1% el encaje de los bancos. Es decir, el nivel de dinero que deben inmovilizar para operar en el mercado.
Draghi también anunció que el BCE rebajó su previsión de crecimiento en la zona euro para el año que viene, del 1,3 al 0,3%, debido a la “fuerte incertidumbre vinculada a la crisis de la deuda”. Para 2011, el BCE mantuvo su previsión de crecimiento en un 1,6% y para 2013 la fijó en el 1,3% en la zona euro, integrada por 17 de los 27 países de la Unión Europea.
Deutsche Bank publicó un informe en el que asegura que toda la Eurozona –incluyendo Alemania– sumará una recesión del 0,5% en 2012 , motivada principalmente por la sucesión de planes de ajuste que se van anunciando. Según dijo el director de la división macroeconómica del banco, Stefan Schneider, “casi se ha agotado el margen de bajar los tipos de interés de los bancos centrales. Esto lastrará el crecimiento en Europa fuertemente y llevará a la recesión en la zona euro”. Las diferencias de estimación pese a existir no son significativas. Todos saben que Draghi está obligado a ser profesionalmente más optimista que Schneider. Vale la pena explicar cómo funciona el BCE respecto a la crisis de deuda soberana. Por un lado, de forma secreta y arbitraria, determina qué títulos y en qué cantidades compra. Al comprar cuando todos venden, por tratarse de bonos a punto de caer en default, permite sanear los activos de los bancos comprometidos, al tiempo que pone techo a la tasa de interés. Pero al hacerlo prestando al mismo tiempo dinero sin costo –1% de interés– facilita todas las aventuras especulativas. Es decir, los bancos no sólo disponen todo el tiempo de dinero fresco– que no disponen los gobiernos–; además, si alguna de sus compras o ventas terminara saliendo mal, lo que en un mercado tan inconstante siempre es probable, terminarán siendo rescatados con el dinero público. Y el juego vuelve a comenzar

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