Medios y política
Jueves 15 de diciembre de 2011 | Publicado en edición impresaControl total. Esa es la consigna política del Gobierno.
Primero, cuando todavía dominaba el Congreso, avanzó contra los canales y las radios y sancionó la ley de medios. Luego de la derrota legislativa de 2009, se concentró en atacar al negocio del cable, por medio de resoluciones administrativas. Ahora que reconquistó la mayoría en el Congreso, va por el control del papel para diarios. Las telefónicas se ven venir una regulación de los celulares.Si el Gobierno controla el papel, tiene la llave del insumo que usan los diarios para imprimir las noticias y la publicidad, necesarias, respectivamente, para informarlos y pagar costos.
En todos los casos, el Poder Ejecutivo afirma que aquellas son actividades monopólicas, que deben ser democratizadas. La verdad es otra: el Gobierno va rumbo de sustituir a los medios privados por un "amigopolio" de canales, radios y diarios públicos y privados oficialistas, una estrategia de la que ya disfrutan los grupos Szpolski, Uno y varios otros.
Por eso, la ofensiva se dirigida principalmente contra el Grupo Clarín, LA NACION, Editorial Perfil y otros diarios críticos. Para los dóciles, siempre está disponible la millonaria pauta publicitaria.
Veamos las pruebas. Anteayer, el plenario de comisiones, cuando aprobó el dictamen con los votos del Frente para la Victoria, leyó las adhesiones de cuatro diarios: Crónica, Ambito Financiero, Buenos Aires Económico y Buenos Aires Herald. Pero se omitió aclarar que, si se compara el período enero/octubre de 2011 con igual período de 2010, la pauta de esos cuatro diarios es la que más creció: Crónica, 125,5%; Ambito Financiero, 125,4%; BAE, 25%y Buenos Aires Herald, 74 por ciento. En cambio, la pauta oficial dirigida a Clarín cayó 61%; LA NACION, cayó 73% y Perfíl, 80%, a un nivel cercano al cero.
Si la Constitución (artículos 14, 32 y 43) y la Convención Americana (artículo 13) garantizan la libertad de prensa con una protección reforzada, es porque se trata de una libertad esencial.
El Gobierno inventó un problema inexistente: la falta de papel. Una excusa para regularlo y apretar a los diarios.
Durante décadas, el Estado siempre tuvo una participación del 27% en Papel Prensa y ninguno de los sucesivos gobiernos tuvo problemas con los accionistas privados. Si la Presidenta realmente quisiera que haya más papel disponible, le bastaría fomentar la instalación de nuevas plantas productoras o exigirle a Papel de Tucumán que produzca ese insumo en lugar de papel obra.
Los constitucionalistas argumentan que el proyecto de ley no sólo viola la Constitución porque va en contra de la expresa prohibición de dictar normas que "restrinjan la libertad de imprenta" (artículo 32) sino, también, porque el Congreso le delega al Ministerio de Economía la atribución de dictar reglamentos que se aplicarán a las papeleras. Así, el arbitrio del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, o de su par de Comercio Exterior, Beatriz Paglieri, tendrán fuerza de ley.
Si uno quisiera adivinar cómo el Gobierno controlará y distribuirá el papel entre los diarios, puede fijarse en los criterios que rigen el reparto de la publicidad oficial: entre enero y octubre de este año, los dos diarios más beneficiados fueron Tiempo Argentino y Página 12, el primero de los cuales recibió el 22% de toda la pauta y, el segundo, el 20%, cada uno con más de $ 30 millones de los $ 151 millones que el Gobierno entregó hasta octubre.
La fiesta recién comienza. Dicen que habrá papel para todos (los amigos). La música del antimonopolio suena fuerte y no permite advertir que el barco de la democracia navega inclinado
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