Los muchachos peronistas
Por Luis Novaresio, especial para El Ciudadano.
18 dic, 2011Diego Giuliano y Roberto Sukerman sueñan, desde ahora y al mismo tiempo, con ser intendentes de la ciudad. Por ahora diseñan la estrategia para que en cuatro años el partido que en Rosario no puede reivindicar desde 1983 ser la capital del peronismo los unja como sus candidatos. Pero ya están lanzados. Son fieles a lo que dijo el General: ni bien se dirime una contienda de poder en una elección, al otro día nomás se empieza a jugar el nombre del sucesor.
Anotado el triunfo que llevó a la primera mujer socialista al Palacio de los Leones, zanjada la interna de la presidencia de la Cámara de Diputados a favor del sector K del PJ y luego de puntear la edad de algunos referentes del peronismo local, es interesante ver a estos dos jóvenes dirigentes que “prometen futuro”. Tienen bastante en común. Además de firmar debajo del mismo sello partidario, los dos son abogados, se han especializado en derecho constitucional y pasaron por la gestión pública con más elogios que reproches. Sin embargo, no ocultan sus claras diferencias de procedencia y de construcción política. Quizá merezcan ser considerados como una ventana abierta para ver si hay renovación de mediana edad en la anarquizada arquitectura peronista rosarina.
Giuliano y la piedra filosofal
Los que conocen al concejal de Encuentro por Rosario dicen que aprendió a desacartonarse luego de la elección que lo ubicó en el Palacio Vasallo. Ahora se ríe cuando le dicen que bien podría ser el hermano mayor de Harry Potter por su parecido físico con el genial mago de J.K. Rowling. La campaña en la que proponía cambios con dos dedos apuntando para el lado de la GUM y con uno de la otra mano para la comisaría, le enseñó que la academia es vital pero que la comunicación moderna es imprescindible.
Si bien llegó a la política de la mano del entonces amo y señor del peronismo, Carlos Reutemann, el mismo que “inventaba” y luego abjuraba de Jorge Massat, los asesores de Giuliano tratan de abrirse camino por otro lado. “Por el Lole sólo hay respeto y agradecimiento. Pero él construye mirando su ombligo”, grafica un asesor del edil rosarino. Aquí también hay convencimiento de que el dos veces gobernador de Santa Fe no está en retiro efectivo y sigue soñando con la presidencia. “Reutemann cree que su tiempo es 2015 y nosotros no podemos esperar hasta entonces. Además, ya se vio que su última campaña fue la propia, la que lo hizo senador. No se puede soñar con que nos dé una mano. Él es así”, explica la misma fuente.
Por eso, hoy se instala en un espacio que conforma con María Eugenia Bielsa y Omar Perotti como máximos referentes. No es, personalmente, kirchnerista pero no va a sacar los pies del plato y la escucha a la ex vicegobernadora cuando rescata la gestión de Cristina. Cree que lo que sucedió con ella en la Cámara de Diputados es una muestra más de que sin equipo es imposible construir. “La verdad es que fue un cachetazo lo que pasó con Luis Rubeo y María Eugenia. Lo tomamos mal. El partido consiguió que la única victoria que se tuvo pareciera una derrota”, confiesa el mismo hombre cercano al concejal. Y en ese tren, proyecta para la ciudad: “Mirando a Rosario, nosotros tenemos que entender que Rossi tiene proyecto colectivo sostenido fuertemente desde la Nación. El Chivo debería reconocer que no podemos seguir oponiendo al Tigre Cavallero como opción al socialismo porque es el adversario soñado por ellos”.
Sukerman y la orden del Fénix
“Roberto tiene dos virtudes poco frecuentes en la política: carisma y sentido del humor, especialmente por sí mismo”. La que habla es una de las dirigentes del “rossismo” que ve con más entusiasmo el futuro del concejal Sukerman. Llegado al conocimiento público a través de sus participaciones en programas radiales y diarios, a los que fue a tocar la puerta para contar que tenía cosas que decir, el flamante edil se referencia abiertamente con Agustín Rossi y con la gestión de Cristina Kirchner. Y no lo disimula. Que sea orgánico no le impide ser crítico con lo que no ve bien de las gestiones de sus referentes. Pero lo hace puertas para adentro.
En su gestión en la delegación local de la Ansés se le reconoce su compromiso con el trabajo diario y los intentos de modernización del sistema. “Cuando el Chivo lo puso, después de haberlo visto trabajar como su asesor en la Cámara de Diputados de la Nación, algunos plantearon dudas”, confiesa la misma fuente. Pero enseguida admite que “fue muy eficiente y honesto”.
Sukerman aspira a nuclear al peronismo rosarino que aparece con un escenario muy fragmentado. Ésa es la línea partidaria que surgió del último encuentro del sector llevado a cabo en el interior de la provincia, hace dos semanas. Impulsar cuadros nuevos como la joven edila María Fernanda Gigliani, profundizar la pertenencia al espacio y sumar opiniones críticas. Desde su flamante banca de concejal, Sukerman demuestra que quiere construir buenas relaciones con todos los sectores de la oposición y se propone ser un auditor de la transparencia de la gestión de Mónica Fein. “Gestión de la que no sabemos aún nada ni se proyectó en el pobre discurso de apertura de Fein”, se explica desde el bloque del FPV. “Después de los groseros tropezones de la delegación de poderes y del proyecto de playas subterráneas, recién el viernes la intendenta nos convocó por primera vez y sólo habló de los actos del bicentenario de la creación de la bandera y de la necesidad de apuntar a la autonomía municipal con reforma de la Constitución”, comenta en privado la misma fuente. Ni bien comience el año, Roberto Sukerman levantará el perfil para reclamar el lugar de control de la intendencia, hoy asentado en su mayor parte en el flamígero Jorge Boasso.
Relaciones peligrosas
¿Cómo es la relación entre Giuliano y Sukerman? “Correcta pero casi neutra”, dicen desde las oficinas de Giuliano. “Muy nueva, algo distante”, califican los “sukermanistas”. La diferencia del año de ingreso al Concejo aleja la posibilidad de que vayan a internas en las urnas. Giuliano, así todo lo indica, parece preferir renovar como edil de Rosario antes que pensar en una diputación nacional. Sukerman tiene cuatro años de mandato y, seguramente, apoyará a Norma López para que encabece la lista en la elección de 2013. Hasta ahora, sólo coincidieron en el proyecto de Alberto Cortés que puede devolverle, con legitimidad, las facultades al Palacio Vasallo recientemente cedidas a la Intendencia. Quizá sea una de las pocas veces en que se los vea firmar juntos en el recién comenzado período legislativo. La competencia entre ambos, parece ser, será en todos los frentes.
Anotado el triunfo que llevó a la primera mujer socialista al Palacio de los Leones, zanjada la interna de la presidencia de la Cámara de Diputados a favor del sector K del PJ y luego de puntear la edad de algunos referentes del peronismo local, es interesante ver a estos dos jóvenes dirigentes que “prometen futuro”. Tienen bastante en común. Además de firmar debajo del mismo sello partidario, los dos son abogados, se han especializado en derecho constitucional y pasaron por la gestión pública con más elogios que reproches. Sin embargo, no ocultan sus claras diferencias de procedencia y de construcción política. Quizá merezcan ser considerados como una ventana abierta para ver si hay renovación de mediana edad en la anarquizada arquitectura peronista rosarina.
Giuliano y la piedra filosofal
Los que conocen al concejal de Encuentro por Rosario dicen que aprendió a desacartonarse luego de la elección que lo ubicó en el Palacio Vasallo. Ahora se ríe cuando le dicen que bien podría ser el hermano mayor de Harry Potter por su parecido físico con el genial mago de J.K. Rowling. La campaña en la que proponía cambios con dos dedos apuntando para el lado de la GUM y con uno de la otra mano para la comisaría, le enseñó que la academia es vital pero que la comunicación moderna es imprescindible.
Si bien llegó a la política de la mano del entonces amo y señor del peronismo, Carlos Reutemann, el mismo que “inventaba” y luego abjuraba de Jorge Massat, los asesores de Giuliano tratan de abrirse camino por otro lado. “Por el Lole sólo hay respeto y agradecimiento. Pero él construye mirando su ombligo”, grafica un asesor del edil rosarino. Aquí también hay convencimiento de que el dos veces gobernador de Santa Fe no está en retiro efectivo y sigue soñando con la presidencia. “Reutemann cree que su tiempo es 2015 y nosotros no podemos esperar hasta entonces. Además, ya se vio que su última campaña fue la propia, la que lo hizo senador. No se puede soñar con que nos dé una mano. Él es así”, explica la misma fuente.
Por eso, hoy se instala en un espacio que conforma con María Eugenia Bielsa y Omar Perotti como máximos referentes. No es, personalmente, kirchnerista pero no va a sacar los pies del plato y la escucha a la ex vicegobernadora cuando rescata la gestión de Cristina. Cree que lo que sucedió con ella en la Cámara de Diputados es una muestra más de que sin equipo es imposible construir. “La verdad es que fue un cachetazo lo que pasó con Luis Rubeo y María Eugenia. Lo tomamos mal. El partido consiguió que la única victoria que se tuvo pareciera una derrota”, confiesa el mismo hombre cercano al concejal. Y en ese tren, proyecta para la ciudad: “Mirando a Rosario, nosotros tenemos que entender que Rossi tiene proyecto colectivo sostenido fuertemente desde la Nación. El Chivo debería reconocer que no podemos seguir oponiendo al Tigre Cavallero como opción al socialismo porque es el adversario soñado por ellos”.
Sukerman y la orden del Fénix
“Roberto tiene dos virtudes poco frecuentes en la política: carisma y sentido del humor, especialmente por sí mismo”. La que habla es una de las dirigentes del “rossismo” que ve con más entusiasmo el futuro del concejal Sukerman. Llegado al conocimiento público a través de sus participaciones en programas radiales y diarios, a los que fue a tocar la puerta para contar que tenía cosas que decir, el flamante edil se referencia abiertamente con Agustín Rossi y con la gestión de Cristina Kirchner. Y no lo disimula. Que sea orgánico no le impide ser crítico con lo que no ve bien de las gestiones de sus referentes. Pero lo hace puertas para adentro.
En su gestión en la delegación local de la Ansés se le reconoce su compromiso con el trabajo diario y los intentos de modernización del sistema. “Cuando el Chivo lo puso, después de haberlo visto trabajar como su asesor en la Cámara de Diputados de la Nación, algunos plantearon dudas”, confiesa la misma fuente. Pero enseguida admite que “fue muy eficiente y honesto”.
Sukerman aspira a nuclear al peronismo rosarino que aparece con un escenario muy fragmentado. Ésa es la línea partidaria que surgió del último encuentro del sector llevado a cabo en el interior de la provincia, hace dos semanas. Impulsar cuadros nuevos como la joven edila María Fernanda Gigliani, profundizar la pertenencia al espacio y sumar opiniones críticas. Desde su flamante banca de concejal, Sukerman demuestra que quiere construir buenas relaciones con todos los sectores de la oposición y se propone ser un auditor de la transparencia de la gestión de Mónica Fein. “Gestión de la que no sabemos aún nada ni se proyectó en el pobre discurso de apertura de Fein”, se explica desde el bloque del FPV. “Después de los groseros tropezones de la delegación de poderes y del proyecto de playas subterráneas, recién el viernes la intendenta nos convocó por primera vez y sólo habló de los actos del bicentenario de la creación de la bandera y de la necesidad de apuntar a la autonomía municipal con reforma de la Constitución”, comenta en privado la misma fuente. Ni bien comience el año, Roberto Sukerman levantará el perfil para reclamar el lugar de control de la intendencia, hoy asentado en su mayor parte en el flamígero Jorge Boasso.
Relaciones peligrosas
¿Cómo es la relación entre Giuliano y Sukerman? “Correcta pero casi neutra”, dicen desde las oficinas de Giuliano. “Muy nueva, algo distante”, califican los “sukermanistas”. La diferencia del año de ingreso al Concejo aleja la posibilidad de que vayan a internas en las urnas. Giuliano, así todo lo indica, parece preferir renovar como edil de Rosario antes que pensar en una diputación nacional. Sukerman tiene cuatro años de mandato y, seguramente, apoyará a Norma López para que encabece la lista en la elección de 2013. Hasta ahora, sólo coincidieron en el proyecto de Alberto Cortés que puede devolverle, con legitimidad, las facultades al Palacio Vasallo recientemente cedidas a la Intendencia. Quizá sea una de las pocas veces en que se los vea firmar juntos en el recién comenzado período legislativo. La competencia entre ambos, parece ser, será en todos los frentes.
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