Encontraron el cuerpo de Lucas Menghini Rey en un vagón del tren
La familia y sus amigos lo buscaban desde el miércoles. Estaba aplastado entre el tercer y cuarto coche. El
hallazgo se produjo a 57 horas del accidente. Tras conocerse la noticia hubo incidentes en la estación de Once.
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Cuando parecía que el choque del tren en la estación de Once no podía ser más dramático, ayer por la tarde se conoció que Lucas Menghini Rey, el joven de 20 años que era buscado intensamente por su familia, fue hallado muerto, aplastado entre el tercer y cuarto vagón de la formación. Fuentes oficiales confirmaron la información a Tiempo Argentino y señalaron que “es posible que Lucas haya estado sentado en una cabina entre los dos vagones, cuando el cuarto coche se incrustó en el tercero”. Tras la noticia, hubo incidentes en la estación y la policía la desalojó con gases lacrimógenos.
Unas horas antes del hallazgo, cerca de las 15, la policía le había mostrado a Paolo Menghini, papá de Lucas y editor periodístico de Canal 7, una filmación de las cámaras de seguridad de la línea Sarmiento, instaladas en la estación de San Antonio de Padua, donde el joven había abordado el tren el miércoles. Allí se confirmó que había subido al cuarto vagón de la formación 3772, que luego se estrelló en Once.
Hubo tres factores que contribuyeron a que se hiciera una nueva búsqueda dentro del tren: la confirmación de que el joven se había subido a la formación; el olor que se sentía en la estación, cerca de donde había quedado estacionado el ferrocarril; y la indicación de la ministra de Seguridad, Nilda Garré, de que la División de Búsqueda de Personas de la Policía Federal actuara “de oficio” y revisara “hasta los lugares más inverosímiles” vinculados al hecho.
Los investigadores revisaron la unidad con la ayuda de perros entrenados y encontraron el cuerpo, que llevaba consigo la mochila con los documentos de Lucas. El descubrimiento se realizó con el andén cubierto por un vallado para que no se filtraran imágenes. El cuerpo fue retirado de las vías por la calle Bartolomé Mitre y trasladado a la Morgue Judicial. El resto de los trenes continuaban funcionando, aunque con demoras.
Los amigos de Lucas hacían una sentada en silencio, en el hall de la estación, cuando, cerca de las 20, un grupo comenzó a incendiar cestos de basura, a romper molinetes y destrozar vidrieras. La Policía Federal y la Guardia de Infantería desalojaron la estación con gases, mientras afuera, en Pueyrredón y Rivadavia, otros agentes eran apedreados y disuadían a los manifestantes con un carro hidrante.
Hasta anoche, ningún funcionario ni personal a cargo del operativo había explicado cómo podían desconocer que todavía hubiera un cuerpo sin rescatar. El miércoles, Alberto Crescenti, titular del SAME, había asegurado que no había posibilidades de que hubiera personas atrapadas tras la tarea de bomberos, policías y paramédicos. Ayer por la tarde, Crescenti dijo en Radio Continental: “Los bomberos sacan los cuerpos. Nosotros atendemos.”
También el miércoles, a través de un comunicado, Garré había dicho que “la actuación de la Policía Federal en el rescate y apoyo de las víctimas fue acorde a su profesionalismo.” Un día después, el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, destacó el “trabajo profesional, casi heroico” de los rescatistas.
Lucas Menghini Rey, papá de Paz, una nena de cuatro años, había salido el miércoles de su casa en San Antonio de Padua hacia la estación de trenes, para ir a trabajar a un call center de Once. Al enterarse del choque, su familia comenzó a buscarlo pero no respondía a su celular. La mamá, María Luján, se mostró por los medios reclamando la aparición de su hijo, al igual que Paolo, Lara (hermana del joven) y decenas de amigos, que hasta realizaron una vigilia en la estación durante la noche del jueves.
“Habitualmente Lucas viajaba en el primer o segundo vagón”, habían precisado quienes lo conocían y por eso se mostraban preocupados al enterarse del hecho (el segundo vagón se incrustó siete metros en el primero). Pero luego, los padres se esperanzaron al no encontrar a su hijo entre las fotos de los 50 fallecidos. Eso los llevó a recorrer los hospitales porteños más de tres veces para revisar las listas de heridos, donde tampoco figuraba. “En algún lado tiene que estar”, había dicho ante este diario María José Semino, amiga de la familia.
La familia había distribuido volantes con la foto y los rasgos de Lucas, y difundió que llevaba puesto unos jeans chupines y una remera verde agua. En el video de seguridad se veía que el joven se había puesto un buzo sobre la remera, lo cual se dio a conocer porque una hipótesis era que el joven se encontrara en la calle, perdido por el shock de la tragedia.
Como los volantes tenían los números de celular de los papás de Lucas, los llamados eran constantes: la prensa, los mensajes de solidaridad y también la gente que aseguraba haberlo visto. El miércoles al mediodía, un agente de la Policía Federal se comunicó con María Luján para decirle que un bombero había reconocido a Lucas en las fotos y aseguraba haberlo rescatado de uno de los vagones. El bombero dijo que le puso un cuello ortopédico y lo subió a una ambulancia del SAME.
Otra versión que escuchó la familia llegó el jueves de la voz del subsecretario de Derechos Humanos del gobierno porteño, Claudio Avruj. Según informaron las agencias de noticias, Avruj dijo que el muchacho “estuvo en el Hospital Piñero. No por guardia clínica, no fue internado, sino que fue atendido por una consulta por un grupo de psiquiatras y psicólogos. Después salió del hospital.” Cuando se le preguntó si el joven podía estar afectado por estrés postraumático, el funcionario respondió: “Puede ser. En momentos de tragedia hay gente que queda obnubilada.”
La mamá de Lucas había opinado sobre esas declaraciones: “No puedo creer tanta irresponsabilidad. El médico que le firmó el alta y lo dejó ir es un asesino. Son unos enfermos, ¿cómo pueden tener gente así trabajando en un hospital?” La familia había estado tres veces en el Piñero y nadie le había dicho nada.
Fuentes oficiales informaron a este diario que el cuerpo de Lucas será entregado a la familia a las 7, por lo cual decidieron que el papá se quedara en la morgue y la mamá intentara descansar en su casa, con la intención de que hoy se pueda realizar el velatorio del joven en el club donde él solía tocar con su banda.
Con la muerte de Lucas Menghini Rey, el número del víctimas del choque se elevó a 51 muertos y 703 heridos, 31 de los cuales continuaban anoche internados en nueve hospitales de la Ciudad de Buenos Aires
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