jueves, 26 de mayo de 2011

medios

MEDIOS Y COMUNICACION

¡Extra! ¡Extra!

A partir de un hecho anecdótico, Sandra Massoni advierte sobre la complejidad del fenómeno comunicacional actual y convoca a investigar sobre los vínculos socioculturales que genera la comunicación.

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Por Sandra Massoni *

¡Extra! ¡Extra!

Caminábamos por la calle y pasamos junto a un puesto de venta de diarios y revistas. Entonces mi madre me preguntó: ¿por qué será que ya no se vocean los periódicos? Es cierto –pensé– y me quedé repasando la cuestión, habida cuenta de que –por ser la comunicadora de la familia– debería analizar y dar alguna respuesta a este perspicaz descubrimiento. Tantos años de estudio e investigación deberían arrimar algunas pistas. Vamos por partes.

Extra! ¡Extra! Es así: ya no existe el canillita parado en una esquina voceando la primicia. ¡Extra! ¡Extra!

Examinemos esto. Si se tratara de un informe académico se podría titular: “Las múltiples transformaciones de la comunicación contemporánea en el entorno de los medios masivos”. Si fuera un escrito poético podría titularse quizás Réquiem a la primicia. Pero se trataba solo de un comentario en conversación con mi madre.

Pensemos qué decir: el hecho es que parecería que ya no hay primicias, al menos en los diarios. Más bien, la comunicación masiva actual parecería estar alejándose lentamente de artefactos tales como la última noticia y acercándose a otras herramientas, otros dispositivos y abordando entonces dimensiones distintas de lo comunicacional. ¿Cómo le explico? A ver así: el dato parece no ser ya lo más valioso en el entorno de la comunicación digital... por el contrario, la noticia hoy incluye muy habitualmente una cierta deconstrucción del escenario en el cual alguien en particular inscribe un dato en particular. Lo que se valora no es el dato sino la trama en la que el dato se inscribe.

Esto pensaba, ensayando una respuesta posible cuando llegamos al restaurante y mi madre pidió al mozo que bajara el volumen del televisor. Pero antes de que esto ocurriera, alcancé a escuchar a un periodista hablando enfáticamente acerca del sistema de medios de información en nuestro país. Así los nombraba y así también rezaba el zócalo: el sistema de medios de información. Y pensé: aquí hay una punta para arrimar una explicación. Es sabido que la comunicación en el siglo XXI es un proceso estratégico en tanto es el espacio y el momento relacionante de las diversidades socioculturales. La comunicación es un fenómeno articulador y central en las dinámicas de las sociedades actuales. Puedo explicarle que la comunicación es un proceso complejo y fluido que tiene múltiples dimensiones: una de ellas es la informativa, pero no es la única; por el contrario, presenta muchas otras: la interaccional, la ideológica, la del encuentro sociocultural. La dimensión informativa es la que típicamente utilizan los modelos difusionistas, aquellos que se ocupan de la comunicación como transferencia y, por tanto, la reducen al estudio lineal del proceso de información. Trabajando en esa dimensión se aborda un registro de lo comunicacional que resulta muy pertinente en contextos estables y en los que se manejan datos homogéneos; pero no es el único registro posible, tampoco –claro está– el único que han investigado los estudios comunicacionales. Actualmente hablamos de Comunicación Estratégica como un enfoque ocupado en considerar esa complejidad, esa multidimensionalidad de lo comunicacional y en establecer y operar un despliegue teórico y operativo desde sus aportes y sus especificidades. No se trata entonces de medios de información masiva, sino de medios de comunicación social. En la investigación comunicacional se considera y se explora este desplazamiento: ya no se investiga a la comunicación masiva sólo como un qué, cercano a la noticia definida en términos clásicos, sino desde un registro que incluye pero que, a la vez, rebasa esa dimensión. Más bien se trata de investigar una modalidad del vínculo sociocultural, una cierta articulación que alienta/hace crecer porque despliega/hace mover una dimensión particular de los fenómenos en torno de los que establece su comunicación un texto publicado en un periódico o una entrevista en un programa de televisión.

¿Medios de información pública? Salta a la vista que resulta urgente reformular esta categoría heredada de los viejos paradigmas y habitar en los ámbitos profesionales y también en los académicos otras formas, otros dispositivos, otras palabras más capaces de dar cuenta de las nuevas realidades que nos confrontan. Esto pensaba, pero llegó el mozo para tomarnos el pedido y nos concentramos en decidir qué íbamos a cenar.

* Directora de la Maestría en Comunicación Estratégica de la Universidad Nacional de Rosario.

MEDIOS Y COMUNICACION

Un debate sobre “El puntero”

Christian Dodaro analiza el primer capítulo del serial televisivo El puntero y sostiene que la narración deshistoriza y banaliza la acción política, borra la participación colectiva y elude el debate ideológico.

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Por Christian Dodaro *

Che, hoy a las once empieza El puntero, ¿lo vemos y debatimos? –posteó un compañero en su Facebook, el domingo 15 cerca de las 10 de la noche.

Y le hice caso, y a las 11 prendí la tele.

Lo primero que me pasó es que me pareció estar frente a un homenaje de El cuenco de las ciudades mestizas, un mediometraje producido en 2008 en Cuartel V, Moreno. Las tomas y los encuadres e incluso el desarrollo de la situación eran muy parecidos, supongo que por clima de época.

Lo segundo es que sufrí por los actores. ¿Cómo van a hacer Luque y De la Serna para evitar caer en clichés gestuales con personajes que desde los textos y las situaciones son tan poco profundos? Ahí está el cortecito taza de Rodrigo de la Serna, o la camisa abierta y la cruz de Julio Chávez como elementos de creación de estereotipos que se vuelven estigmas y que no les dan mucho margen para dotar de humanidad a los personajes.

¡Ojo! Nadie dice que los pobres no puedan ser buena gente en la TV. Pueden ser boxeadores brutos y mal hablados, pero de buen corazón. Pueden ser mecánicos sencillos o colectiveros. Y ahí empieza la deriva costumbrista a la que todos los productos de Pol-ka nos tienen acostumbrados. Una deriva que deja de lado todo conflicto que implique poner en evidencia las condiciones materiales de dominación o los conflictos de clase, género o etnia tal como Discépolo lo hacía de manera magistral en sus grotescos.

Pero hay algo que los sectores populares no pueden hacer y es participar de la política, allí se condenan a sí mismos a ser bárbaros, brutos, interesados y malintencionados. La metáfora civilización o barbarie se actualiza en gran parte en las representaciones que producen los medios y la industria cultural.

Por eso no queda otra que derivar el conflicto hacia una historia de amor. La de un hombre que se debatirá entre dejar o no su “mala vida”, que no es otra cosa que la participación en política, por el amor. Y una mujer que lo quiere, pero que no puede estar junto a él porque ve lo mal que le hace su modo de vida, que no es otra cosa que participar en política.

Pero lo que me incomodó y me generó un profundo malestar es la visión miserable y burda sobre la política territorial que construye la serie. Nadie discute que en el conurbano la política no se hace entre niños de liceo de los que describía Miguel Cané, que sí podía hacer política y presentar una ley contra los inmigrantes que hacían política. Pero la forma en la que el Gitano hace callar a una supuesta militante de izquierda, que finalmente resulta jugando para otro puntero, da por tierra toda posibilidad de construcción legítima. ¿Realmente creen los guionistas que se puede cambiar de bandera tan fácil? ¿Un día llevamos la roja, al otro la celeste y blanca?

¿Y todo en un barrio es por conseguir planes? ¿No hay laburo territorial, bloqueras, panaderías, roperos comunitarios, no hay militancia de base?

A ello hay que sumarle que, por si faltara algo, los protagonistas son “yireros”, “tomarolas” y “borrachos”. Y que el nivel de discusión política es nulo.

Es para pensar este tema del uso de los estereotipos en los medios. ¿Qué pasa cuando el estereotipo se convierte en estigma y cuando el estigma invalida la participación política? ¿Qué tipo de políticos se benefician con la no participación de la población en la política?

Me parece que se benefician el Turco al que el Gitano tanto admira y otros como él.

Además podrían haber trabajado un poco más en las representaciones de los sectores populares. Por lo menos podrían haber hecho que a la gente la movilizara un 1114. De la Serna y los pibes del barrio podrían tener camisetas de un club de fútbol de la B, sea naranja, verde o tricolor.

¡Y podrían haber puesto una cumbia, che!

* Licenciado en Comunicación, UBA.


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