Agustín Rossi: "Llevo con orgullo las cicatrices de las batallas"
Agustín Rossi, ratificado por séptimo año para presidir el bloque de diputados nacionales del kirchnerismo, dice que ese voto de confianza de Cristina Kirchner significa "una satisfacción enorme, a mil kilómetros de cualquier otro logro político".
Agustín Rossi, ratificado por séptimo año para presidir el bloque de diputados nacionales del kirchnerismo, dice que ese voto de confianza de Cristina Kirchner significa "una satisfacción enorme, a mil kilómetros de cualquier otro logro político". Mirando hacia atrás, recordó que debió librar desde su banca "duras batallas que dejaron cicatrices, pero que las llevo con orgullo", muchas de las cuales "tal vez tuvieron un impacto negativo en la provincia de Santa Fe", donde se vieron frustradas sus intenciones de ser gobernador.
—¿Qué significa en lo personal ser ratificado al frente del bloque oficialista en la Cámara de Diputados?—Una satisfacción enorme, a mil kilómetros de cualquier otro logro político. Yo estuve sentado al lado de Néstor Kirchner, estuve cuando se votó la ley de medios, la reestatización de las AFJP, de Aerolíneas Argentinas, el matrimonio igualitario y otros tantos logros de este gobierno. También estuve en momentos difíciles como la 125, cuando se me iban los diputados (al peronismo disidente, en 2008) y cuando quedamos en minoría (elección de 2009). Todo fue muy intenso, y estoy absolutamente agradecido a Néstor y a Cristina Kirchner.
—Protagonizó batallas duras, ¿cómo las recuerda?—Me dejaron cicatrices, y tal vez tuvieron algún impacto (negativo) en la provincia de Santa Fe, pero llevo las cicatrices con orgullo, incluso más allá de la política. En un momento hubo quienes tomaron una decisión (irse del espacio), yo también tomé una decisión (quedarse).
—Se dice que Néstor y Cristina fueron y son implacables, y dejan sin margen de negociación a los jefes parlamentarios del kirchnerismo, ¿es así?—Según los casos, en general casi todas las leyes principales se modificaron en ciertos aspectos. Por otro lado, es cierto que el núcleo de la concepción política que uno quiere expresar no puede ser desvirtuada. En ese sentido, reivindico la rigidez de Néstor en los momentos más difíciles para este proceso político. Está bien que al negociador se le deje poco margen político cuando las cosas vienen difíciles.
—A cinco meses de la elección provincial, ¿cuál es su balance?—Nosotros hicimos una campaña basada en los acuerdos del Congreso del PJ de febrero pasado. Partimos de la hipótesis de que el ganador de la interna en mayo, en julio partía del piso electoral del PJ de Santa Fe, piso histórico, digamos uno de cada tres votos. Y sobre ese piso el candidato ganador tenía la posibilidad de agregar su propia fortaleza, y llevar el número hacia arriba y acercarlo al 40 %. Pero la hipótesis no se cumplió. La aparición de Miguel Del Sel interpeló fuertemente esa lógica y avanzó sobre nuestro electorado.
—¿Cómo se produce esa fuga de votos del PJ a Del Sel?—La campaña electoral no empezó después de mayo, ya venía desde febrero. Hasta mayo nosotros pudimos marcar los temas de discusión, teníamos la iniciativa, después creo que ya perdimos esa posibilidad y se reflejó en el resultado de julio. Por lo demás, si bien hubo una muy buena voluntad de los dirigentes de mi partido de cara a julio, entiendo que el recuerdo de 2009, la oferta electoral dividida en el peronismo en esa instancia, y las heridas que dejó la 125, también se reflejaron en la elección de octubre.
—Fue premiado por Néstor y Cristina Kirchner al mantenerlo como jefe de bloque, garantizó desde el Congreso los cambios políticos, económicos y culturales que concretó el kirchnerismo y que 11,9 millones de argentinos refrendaron en octubre (incluido el 41% de los santafesinos). ¿Por qué en Santa Fe su figura no termina de sintetizar esa expectativa de cara a un gobierno provincial?—Nosotros en julio competimos contra una opción claramente provincial, como la de Antonio Bonfatti, y contra otra también ligada muy afectivamente a la provincia, como Miguel Del Sel. Nosotros éramos "la Nación", si se quiere algo un tanto "foráneo" en la perspectiva de muchos votantes. Creo que en eso se explica una parte de mi derrota electoral.
—Pero esa explicación encuentra un límite, cuando en agosto, y también octubre, la candidata máxima de lo presuntamente "foráneo" —CFK— vence claramente en la provincia al gran elector "local", Hermes Binner, ahora ya jugando en la categoría presidencial.—Sí, claro, es difícil sacar conclusiones definitivas. Otro elemento que impactó en la elección provincial seguramente fue el efecto Mauricio Macri en la Capital Federal, justo antes de nuestra elección provincial. No trato con esto de esconder lo que podrá ser mi propio déficit. Yo venía de sacar el 9% en 2009, saqué el 17% en la primaria y sólo el 22 en la general. Evidentemente, de los 24 puntos que sumaron Omar Perotti y Rafael Bielsa en la primaria, yo retuve cinco puntos, esta es la realidad. Y por eso esa noche asumí lo que me tocaba.
—¿Pensó que su proyección política tenía un techo?—No, no, nunca pensé "esto no es para mí" (por la Gobernación de Santa Fe), no sentí ni siento ningún límite. Sí sentí esa noche (24 de julio) que los escasos 22 puntos eran responsabilidad mía. Pero también sentí una enorme tranquilidad de espíritu, y un gran respeto y afecto de toda la sociedad. Después de la elección, la gente me paraba por la calle para reconocerme el esfuerzo realizado.
—El peronismo de Santa Fe está viviendo el posreutemismo. ¿Será una etapa de conducción colegiada, o todo se ordena cuando madure un nuevo liderazgo?—Veo que no hay uno, ni dos liderazgos exclusivos, ni mucho menos excluyentes. Todos tenemos algo para aportar, todos tenemos algo para recibir. A nadie le sobra nada, y a todos nos falta algo. En la inteligencia que tengamos para administrar esta realidad estará la posibilidad de éxito, o no, en los próximos años.
—Esa visión, en principio, no se expresó en la Legislatura de Santa Fe, donde los diputados que ingresaron con la misma boleta terminaron votando a distintos presidentes de la Cámara.—Desde ya, nosotros proponemos dar una vuelta de página al tema de la Legislatura. Y trabajar en acuerdos hacia el futuro. En marzo o abril tenemos un congreso partidario provincial para elegir autoridades y creo será una oportunidad para comenzar a poner en práctica esta mirada consensualista que necesitamos tener.
—Más allá de resolver la interna, ¿cómo ve la intervención discursiva del peronismo en Rosario y en la provincia? ¿Subestimaron los méritos de la gestión socialista con frases como "es puro marketing" o "hay dos ciudades"? Miguel Lifschitz y Mónica Fein, por caso, arrasaron y, sin despeinarse, ganaron en todas las seccionales de la ciudad.
—Nosotros trabajaremos con las demandas de la sociedad, y buscando darle volumen político a esas demandas. Ahora, oponerse a todo, porque somos opositores, porque sí, no tiene ningún tipo de razonabilidad. Lo que debe estar en disputa es que la sociedad nos vea que somos mejores que el actual gobierno para canalizar las demandas, ese es el debate político a dar. Respecto de la subestimación del socialismo creo sería un grave error, gobiernan Rosario desde hace 20 años, tienen un electorado muy fuerte, tanto o más fuerte que el propio electorado del peronismo.
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