lunes, 19 de diciembre de 2011

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Encuesta de la UCA-TNS Gallup

Baja el optimismo por el cepo cambiario y la quita de subsidios

Por Jorge Oviedo | LA NACION
Las expectativas económicas sufrieron en noviembre último un leve retroceso, justo en los días en que se instalaron las fuertes restricciones a las ventas de dólares y se anunció la reducción de los subsidios al consumo de servicios públicos de luz, gas y agua. Así lo revela el sondeo de la Universidad Católica Argentina (UCA) y TNS Gallup, que además detectó que el 56% de los argentinos piensa que la crisis internacional afectará significativamente al país. Retrocedió la porción de quienes creen que la situación actual es buena o muy buena y los que creen que las cosas estarán mejor en seis meses, y creció la porción que opina que la oferta de puestos de trabajo se reducirá en el próximo semestre.
El Indice General de expectativas Económicas (IGEE) retrocedió en noviembre un 3,4% respecto del mes anterior. Retrocedieron los tres componentes del indicador, la evaluación de la situación actual, la futura y la de la oportunidad para comprar bienes durables.
Sin embargo, el indicador total, que subió en 2011 en siete de once meses, se mantuvo estable en uno y retrocedió sólo en tres. El nivel en el que quedó en noviembre es uno de los más altos desde que se realiza la medición y es 12,4% mayor que el registrado en noviembre de 2010.
La mayor de las caídas en los tres componentes se registró en la evaluación de la situación actual, con el 5%. En octubre, el 38% decía que la situación económica era buena o muy buena, pocos días después de la reelección de Cristina Kirchner y antes de que se anunciaran el cepo cambiario y la quita de subsidios. Un mes después, el porcentaje se redujo al 34%. En cambio, hubo un aumento del 42 al 46% de quienes creen que la situación no es ni buena ni mala, y del 17 al 19% de quienes dicen que es decididamente mala o muy mala.
El optimismo es mayor en la clase alta y baja y menor en la media. También las respuestas positivas son más frecuentes entre los hombres, los mayores de 65 años, las personas con educación primaria y en el conurbano y en el interior. En consecuencia, los menos optimistas son las mujeres, los más jóvenes, las personas más educadas y los habitantes de la Capital Federal.
El nivel de expectativas sobre la situación en los próximos seis meses retrocedió 4,1%. Los que dicen que será mejor pasaron del 38% en octubre al 34% en noviembre; mientras que los que dicen que las cosas estarán igual disminuyeron del 42 al 41%. En cambio, pasaron del 12 al 19% quienes opinan que la economía estará peor en ese lapso.
Los más optimistas son los que tienen educación primaria, la clase baja y los habitantes del conurbano y del interior. Nuevamente, universitarios, clase media y porteños son los más pesimistas. Es probable que en las opiniones influya el hecho de que se trata de los sectores que probablemente se sienten más afectados por la quita de los subsidios y las restricciones cambiarias.
La situación de empleo también fue evaluada menos positivamente. Los que creen que hay muchos puestos disponibles cayeron del 36 al 31%, mientras que los que creen que en seis meses las cosas serán aún peores pasaron del 8 al 18 por ciento.
El componente que menos se retrajo fue la evaluación de la oportunidad para comprar bienes durables, con el 0,5%. En este sector, los más optimistas son los mayores de 65 años, los universitarios y la clase alta, es decir, los que tienen capacidad para pagar compras en cuotas.
En tanto, si bien el 56% cree que la crisis internacional afectará mucho o bastante a la Argentina, el porcentaje es menor que en 2008. Entonces, con la catástrofe posterior a la caída de Lehman el porcentaje de los más pesimistas llegaba al 78 por ciento

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