jueves, 28 de julio de 2011

del blog de artemio

tío alberto



Gitano o payo pudo ser
o un aristócrata que ayer
perdió su cetro de oro y su corona.
Camina sobre el bien y el mal
con la cadencia de su vals,
mitad juicio y mitad mueca burlona.
Tío Albeeeertoooo.




Cuando en el año 2003 , contra la opinión de este humildísmo servidor entre otros, el entonces poderoso Jefe de Gabinete , ayer adorado y hoy lapidado Alberto Fernández, colocó al kirchnerismo como furgón de cola del progresismo porteño, desarmando la candidatura entonces de Rafael Bielsa y ordenando al espacio marchar a paso redoblado detrás de Aníbal Ibarra , comenzó un derrotero cuyo episodio esperemos que final, viviremos este domingo.
Era impropia esa torción en la certeza de que kirchnerismo y progresismo jamás se confundieron ni aún en la City. Recordemos que en el año 2003 el 80% de los que votaron a Néstor en las presidenciales de abril luego votaron Macri y otro suculento 80% de los que en esos remotos días voto a Elisa Carrió luego votó Ibarra, que a la postre triunfó e inicio su meteórica carrera hacia República de Cromañon , la camarita de Telenoche y el choreo reciente del 6% de los votos porteños, pertenecientes al sufrido FPV .
Así las cosas, la mímesis del kirchnerismo con el progresismo en Capital, inducida a rebencazos de poder , resultó un simpático malabar que adquirió incluso dimensión nacional y , por caso, su correlato en Córdoba fue el alineamiento con Luis Juez, también considerado "progresista" por el tío Alberto en aquellos tiempos fundacionales.
Se terminó de construir así un anclaje forzado , electoral, política y organizativamente sí que improductivo para el kirchnerismo , no por el vínculo respetabilísmo de tradiciones político ideológicas diversas que curte el peronismo desde siempre , sino por la dominante progresista que se impuso a la construcción , desplazando el vértice ordenador del peronismo kirchnerista. Hablando en plata, desde entonces en la Reina del Plata, valga la redundancia, el kirchnerismo pone los votos y el progresismo mordisquea los cargos, incluído el gobierno, cuando pegó las tres cifras. Ay!
La confusión entre progresismo y kirchnerismo expresada en la subordinación de este último y la exégisis progresista que de ello deviene, sobre todo a nivel comunicacional - ya ahora mismo el último refugio del entuerto que esperemos se desarme rapidito - , debe atribuirse con todo derecho al ex ministro Alberto Fernández, hoy paradojalmente librado a su suerte, cuando no también blanco preferido de la balacera progresista que él alimentó con paciencia , saliva y enorme ternura en sus primeros días de vida. Qué será del "post-kircnerismo" mezcla de progresía y Opus Dei? Cuac!
El crimen y la distribución del ingreso, no pagan , tío Alberto. Buajajaja!

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