Fuerte luz amarilla en el tablero K
27/07/11 PorAlcadio Oña
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Es inevitable, si no obvio, asociar la decisión de ampliar el cupo para las exportaciones de trigo con la derrota del kirchnerismo en Santa Fe. Y, más precisamente, pegarla al fuerte rechazo de los productores agropecuarios al candidato a gobernador oficialista, Agustín Rossi, y a la enorme cosecha de votos de Miguel Del Sel.
El cupo anunciado ayer fue distribuido, justamente, entre Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos.
Nada permite asegurar que el porrazo K habría sido menor si la medida hubiese salido antes del domingo pasado. Pero en ella misma asoma un dato proyectado hacia el futuro cercano: las elecciones a gobernador en Córdoba del 7 de agosto.
Ahí el kirchnerismo no presenta candidato propio, aunque una victoria de José Manuel De la Sota le significaría otro sonoro traspié . Tan evidente, como que sería emparentado con la negativa del peronista a que la Presidenta le impusiera el nombre de su compañero de fórmula.
Córdoba está pegada a Santa Fe y De la Sota tiene una buena relación con el campo. Y eso potenció la luz amarilla ya encendida en el tablero de Olivos. Sólo por aquel desplante, quizás la victoria del radical Oscar Aguad o la de Luis Juez, aliado a Hermes Binner, le acarrearía al Gobierno un costo menor.
Desde luego, 450 mil toneladas de trigo garantizan poco y nada .
Después del voto bronca del campo en los comicios santafesinos, el lunes mismo, Daniel Scioli salió a apoyar las demandas de los productores trigueros de su provincia. Pudo haber sido un escenario armado y acoplado al anuncio de ayer, sólo que también medió un detalle: el gobernador sacó un comunicado oficial donde informó que había transmitido el reclamo al secretario de Comercio, Guillermo Moreno.
El método es reflejo directo de la preocupación por sus propios electores, aquellos que habitan los pueblos y ciudades del interior , alejados del mítico conurbano bonaerense.
Dirigentes políticos provinciales, que no son precisamente sciolistas, advierten que si antes el resultado en Buenos Aires era crucial ahora lo es todavía más . Aluden a los últimos derrapes del kirchnerismo, al que de un modo u otro sobrevendrá en Córdoba y a la posibilidad de que empiece a sospecharse que el resultado de octubre no está puesto.
Esos mismos dirigentes creen que, frente a un cuadro así, el espacio del gobernador ha crecido. “No mucho –dicen–, pero la necesidad de contar con él es mayor a la que hace un par de meses se percibía en el núcleo cerrado del poder”.
A Scioli no se le puede pedir una audacia mayor a la escasa que ha mostrado. Aun así, fue un gesto haber saludado al macrista Del Sel. Y un mensaje, reivindicar a quienes no vienen de la política: el “motonauta”, que es él; el “cómico” de Midachi; el “corredor”, por Carlos Reutemann; o el “cantante”, por Palito Ortega. Sólo le faltó el “empresario boquense” Mauricio Macri. Un mensaje dirigido a los llamados K puros, que a menudo lo someten a destratos lindantes con el desprecio .
En cualquier caso, el Gobierno ha sentido el impacto del voto chacarero. No el de los “pooles de siembra”, que son pocos y cuyos directivos habitan otros lugares.
Ya no se trata de las elecciones para gobernador en Santa Fe o Córdoba, sino de la boleta que elegirán en las presidenciales. Ahora es posible intentar despegar a la Presidenta de las derrotas y demasiado excesivo pretender que se crea que el domingo perdió Binner. Nada de lo que ha pasado es definitorio: sí lo que ocurra en octubre, cuando se jugará el porvenir del kirchnerismo .
El cupo anunciado ayer fue distribuido, justamente, entre Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos.
Nada permite asegurar que el porrazo K habría sido menor si la medida hubiese salido antes del domingo pasado. Pero en ella misma asoma un dato proyectado hacia el futuro cercano: las elecciones a gobernador en Córdoba del 7 de agosto.
Ahí el kirchnerismo no presenta candidato propio, aunque una victoria de José Manuel De la Sota le significaría otro sonoro traspié . Tan evidente, como que sería emparentado con la negativa del peronista a que la Presidenta le impusiera el nombre de su compañero de fórmula.
Córdoba está pegada a Santa Fe y De la Sota tiene una buena relación con el campo. Y eso potenció la luz amarilla ya encendida en el tablero de Olivos. Sólo por aquel desplante, quizás la victoria del radical Oscar Aguad o la de Luis Juez, aliado a Hermes Binner, le acarrearía al Gobierno un costo menor.
Desde luego, 450 mil toneladas de trigo garantizan poco y nada .
Después del voto bronca del campo en los comicios santafesinos, el lunes mismo, Daniel Scioli salió a apoyar las demandas de los productores trigueros de su provincia. Pudo haber sido un escenario armado y acoplado al anuncio de ayer, sólo que también medió un detalle: el gobernador sacó un comunicado oficial donde informó que había transmitido el reclamo al secretario de Comercio, Guillermo Moreno.
El método es reflejo directo de la preocupación por sus propios electores, aquellos que habitan los pueblos y ciudades del interior , alejados del mítico conurbano bonaerense.
Dirigentes políticos provinciales, que no son precisamente sciolistas, advierten que si antes el resultado en Buenos Aires era crucial ahora lo es todavía más . Aluden a los últimos derrapes del kirchnerismo, al que de un modo u otro sobrevendrá en Córdoba y a la posibilidad de que empiece a sospecharse que el resultado de octubre no está puesto.
Esos mismos dirigentes creen que, frente a un cuadro así, el espacio del gobernador ha crecido. “No mucho –dicen–, pero la necesidad de contar con él es mayor a la que hace un par de meses se percibía en el núcleo cerrado del poder”.
A Scioli no se le puede pedir una audacia mayor a la escasa que ha mostrado. Aun así, fue un gesto haber saludado al macrista Del Sel. Y un mensaje, reivindicar a quienes no vienen de la política: el “motonauta”, que es él; el “cómico” de Midachi; el “corredor”, por Carlos Reutemann; o el “cantante”, por Palito Ortega. Sólo le faltó el “empresario boquense” Mauricio Macri. Un mensaje dirigido a los llamados K puros, que a menudo lo someten a destratos lindantes con el desprecio .
En cualquier caso, el Gobierno ha sentido el impacto del voto chacarero. No el de los “pooles de siembra”, que son pocos y cuyos directivos habitan otros lugares.
Ya no se trata de las elecciones para gobernador en Santa Fe o Córdoba, sino de la boleta que elegirán en las presidenciales. Ahora es posible intentar despegar a la Presidenta de las derrotas y demasiado excesivo pretender que se crea que el domingo perdió Binner. Nada de lo que ha pasado es definitorio: sí lo que ocurra en octubre, cuando se jugará el porvenir del kirchnerismo .
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